Osho nos dice: “Ciertamente
he experimentado una cualidad de lo divino en la existencia, pero es una
cualidad, no una persona. Es más como el amor, más como un silencio, más como
una alegría, no como una persona. Tú nunca vas a encontrarte con ningún Dios y
decirle: Hola, ¿cómo estás? He estado buscándote por miles de años,
¿dónde has estado metido?
Dios no es una persona, pero
sí una presencia.
Y cuando digo presencia, permanece muy atento, porque
puedes escuchar de acuerdo a tu propio condicionamiento. Puedes hacer de esta presencia algo objetivo, y de nuevo
caes en la misma trampa. Dios es una presencia.
No es un encuentro con otra persona.
Es un sentimiento, dependes
de Dios pero no solo eso, sino que Dios también depende de ti. Existía un místico
que decía en sus oraciones: Yo sé mi señor que dependo de ti pero, tú también
tienes que saber que dependes de mí. Sé, que sin ti no puedo ser pero,
permíteme recordarte que sin mi tampoco Tú puedes ser.
Cómo va a existir un Dios sin
ti. Los científicos dicen que las plantas, los árboles, toda la vegetación de
la tierra dependen del sol, sin él no pueden existir pero, ahora han empezado a
sospechar, como esto es un tráfico en una sola dirección debe haber algo que
está equivocado en algún sitio porque en la vida siempre hay tráfico en las dos
direcciones y nunca en una sola dirección, si las plantas dependen del sol, de
alguna forma, el sol también depende de las plantas, porque es un mutuo dar y
tomar.
Te sientes feliz cuando miras una
rosa, tu felicidad ha sido creada por la rosa, también los científicos han
probado que cuando eres feliz la rosa también se siente feliz, ella depende de
ti, y si no vas, es como una amante, se siente muy triste. Si nadie se
preocupa, si el jardín está abandonado, entonces, para quién iba a intentar el
rosal traer flores grandes, entonces, flores pequeñas servirán, incluso no
traer flores no hará daño. Para quién florecer, para quién resplandecer, el
rosal depende de ti. Cada vez que pases por un árbol salúdalo desde tu corazón
y con un profundo interés. Y recuerda, si puedes hacer feliz a un árbol el árbol
te hará feliz a ti.