Sabemos que somos un ser, un espíritu, una
chispa de luz, usando un alma terrestre como vehículo evolutivo y encarnando en
un cuerpo físico como contenedor y facilitador de las experiencias que ese
espíritu necesita. Imaginemos al espíritu simplemente como una proyección de
energía, de conciencia, que proviene de la FUENTE.
Puesto que el concepto lineal del tiempo
no es correcto, (y realmente aunque así lo percibamos dentro de un cuerpo
orgánico, el pasado, presente y futuro existen simultáneamente), podríamos
decir que el ser que seremos dentro de 10 años ya existe en lo que para
nosotros es nuestro futuro, pues en realidad es un ser de carne y hueso
viviendo en una línea temporal a la cual todavía no hemos llegado. Así mismo,
existe el ser que seremos dentro de 25 años, simultáneamente, y también existe
el ser que seremos dentro de 1000 años. Nuestro espíritu es inmortal, eterno,
como la Fuente misma, por lo que todos los diferentes niveles evolutivos por
los que hemos de pasar, y por los que hemos pasado, han creado una versión de
nosotros mismos que es completamente real en su plano, dimensión o línea
temporal de existencia.
Empecemos con un ejemplo. La persona en la
que te vas a convertir dentro de 10 años existe ya en la línea temporal de tu
“futuro”, puesto que existen muchos futuros probables que se van actualizando,
existen muchas versiones de ti de dentro de 10 años, y cada una en su
correspondiente dimensión paralela o línea temporal. Tú, que estás leyendo esto ahora, te convertirás en
alguna de ellas, y esa en la que te conviertas, será, cuando tu llegues a su
momento temporal (dentro de esos 10 años), la versión tuya que existe de un
probable “yo” que ahora mismo existe dentro de 20 años, tomando saltos de
década en década por ejemplo.
Bien, pues extrapola esta analogía miles
de años en el futuro. El ser que eres ahora, el espíritu que eres ahora dentro
de un cuerpo físico en la Tierra en la tercera densidad, dentro de mil años
será un espíritu encarnado en algún lugar de vete a saber dónde, con un nivel
evolutivo mucho mayor.
Si pudieras contactar (y puedes) con el
ser que serás dentro de 1000 años, probablemente alucinarías con las historias
que tú mismo te podrías contar con lo que te pasó en tu increíble periplo por
las autopistas de la evolución a lo largo de este tiempo.
Cuando hacemos esto, cuando
conscientemente contactamos con la porción de nosotros que existe EN NUESTRO
FUTURO, estamos conectando con nuestro Yo Superior, quien contiene TODA la
información de todo lo que sucedió en SU PASADO, que es nuestro pasado, nuestro
presente y evidentemente nuestro futuro, pues, nuestro Yo Superior, ya recorrió
los caminos que nosotros hemos recorrido y los caminos que tenemos por delante.
Bien, siguiendo este razonamiento,
podríamos decir que entonces es difícil saber con qué Yo Superior estamos
conectando, pues evidentemente en cada punto del tiempo existe una versión
“futura” de nosotros mismos que podría bien llevar la etiqueta de “Yo
Superior”. Sin embargo, a efectos evolutivos, solo hay un “Yo futuro” que
marque la diferencia y el trabajo que se hace en esta presente encarnación, y
es el Yo Superior que decimos que se encuentra en la “sexta densidad”.
Toda la estructura de la Creación está
dividida en niveles evolutivos, hay quien les llama dimensiones o densidades.
Estos niveles evolutivos están ordenados en “octavas”, grupos de siete niveles,
de los cuales existen infinitos hacia “arriba”, e infinitos hacia “abajo”.
Nosotros en estos momentos existimos en el tercer nivel (densidad o dimensión)
de una octava indeterminada, y vamos pronto a pasar a lo que llamamos cuarta
densidad, luego a una quinta, a una sexta, etc. Cuando llegamos al final de la
octava, al final de la séptima densidad, se produce una “reintegración” con la
Fuente para empezar de nuevo en la primera densidad de una octava evolutiva
superior. Así que básicamente esto de la Creación no se acaba nunca y siempre
estaremos buscando al “Creador”.
Sin embargo, dentro de cada octava, hay
“puntos de control”, o niveles específicos desde donde se puede supervisar todo
el trabajo que ese espíritu hace en esa octava. Por eso, el punto de “control”,
monitorización y supervisión del trabajo evolutivo de esta octava (quizás
también de las otras) se hace desde el nivel evolutivo que llamamos la sexta
densidad (es nomenclatura puramente humana, simplemente denota un cierto plano
o nivel frecuencial asociado a un nivel evolutivo, lo de los números es para
entendernos entre humanos).
Esto significa que nuestro yo “futuro” de
la sexta densidad, la versión de nosotros mismos (nuestro espíritu, no la
persona que somos ahora), que existe ahora mismo en ese otro plano frecuencial,
al cual quizás lleguemos dentro de millones de años, si percibimos el tiempo
linealmente, es la que está ayudando a su Yo “pasado”, que todavía está en la
tercera densidad, un nivel evolutivo por el cual pasó hace millones de años.
¿Cuál es entonces la función de este Yo
Superior 6D? La de “coordinación” y “supervisión”, en todos los sentidos, pero
sin ninguna intromisión en el libre albedrío de lo que podríamos llamar “su yo
pasado del tercer nivel”, es decir, nosotros, el espíritu o ser que somos
dentro de este cuerpo físico. Para nosotros, y en lo que dura toda nuestra
encarnación, el Yo Superior no es sino la porción del ser que seremos que se
mantiene “estáticamente” en un plano frecuencial correspondiente a la sexta
densidad, en los planos inferiores de la misma, porque el “tiempo” de su
periplo por ese nivel evolutivo es infinitamente superior al tiempo de nuestro
paso por la tercera densidad, por eso hablamos de un Yo Superior “estático” en
ese otro plano.
Es por eso que en las meditaciones siempre
buscamos la conexión con el Yo superior y no hay mejor aliado que el Yo
Superior, simplemente por las razones que ya hemos dicho, porque es una versión
de nosotros mismos millones de años, según nuestro concepto del tiempo (que no
tiene sentido por otro lado) en nuestro futuro, y con la capacidad de percibir
absolutamente todo lo que queda por “debajo” (evolutivamente hablando) de su
propio plano o estadio. Pero eso no significa que nuestro Yo Superior no tenga
otra cosa que hacer que vigilarte (que si que lo hace) sino que además, una
entidad 6D como nuestro YO Superior puede estar ahora disfrutando de una existencia
terriblemente vasta e impresionante que representa para “él” el mismo reto que
puede representar para ti tu existencia 3D en la Tierra.
De hecho, si lo piensas bien, tu eres, sin
darte cuenta, la versión en el futuro de tu primera encarnación en este planeta,
que evidentemente sigue estando activa y latente en su
propia línea temporal aunque la llamemos una vida “pasada”, pero si la persona
que fuiste hace 5000 años en tu primera vida se pusiera a meditar y conectara
con su “yo futuro” del año 2018, no estaría haciendo otra cosa que conectando
contigo en este momento, en tiempo real. Y tú si fueras consciente de ello y
tuvieras la memoria y los recuerdos de todo lo que hiciste desde tu primera
encarnación hasta ahora podrías orientar, guiar y ayudar a esa parte de ti que
acaba de iniciar su camino evolutivo. (David Topi)