La intención
dirige la realidad dándole una vibración particular. Una situación estancada o
un proyecto que demora en realizarse no están sobre la buena vía cuántica. A
través del poder de la intención, nosotros podemos re-orientarlo hacia un camino
en armonía con la frecuencia de nuestro Ser, y así, ponerlo en movimiento para
imprimirle el impulso necesario.
De acuerdo con
los principios de la física cuántica, cada hecho observado constituye una parte
de una serie de opciones posibles. Es solo después de una elección hecha por un
observador que una de estas oportunidades se hace realidad. Todas las otras
posibilidades que no se hayan elegido continúan existiendo en otros universos
paralelos. Una vez tomada la decisión, entramos en una sucesión infinita de
causas y efectos. Cada una de las posibilidades latentes posee una frecuencia
específica.
Las personas
cuyas intenciones son contundentes tienen al principio una visión muy clara de
lo que quieren y de lo que son, porque su visión está alineada con la
frecuencia de su Ser.
Estas personas
son capaces de atraer hacia ellos aquello que desean. Esto se debe a que son
magnéticos.
La intención magnética:
Lo primero que
hay que hacer para comprender cómo utilizar la intención, es salir de nuestros
programas antiguos para situarnos en la posición de programador. A partir de
allí, nosotros utilizaremos nuestras dudas y debilidades como el polo negativo
de un imán y nuestras nuevas elecciones como el polo positivo a fin de que
estas intenciones sean magnéticas y ordenen la realización de las nuevas
posibilidades.
La intención es
una orden, que describe el nuevo programa a instalar en nosotros, y su
contrapartida negativa inconsciente que podría ser activada por defecto.
Para crear una
intención magnética efectiva, primero debe identificarse nuestro sufrimiento o
nuestra debilidad, es decir, el estado en el que es más probable que se activen
nuestros antiguos programas. En segundo lugar, debemos incluir esta condición
en la formulación de nuestra intención.
Así como la
acción de un imán contiene la presencia de dos polos, uno positivo y otro
negativo, para que nuestras intenciones o nuestros pedidos sean efectivos
debemos integrar los dos polos correspondientes a los aspectos de la ecuación.
La integración de estos dos polos tiene por efecto magnetizar la intención
consciente y hacerla efectiva.
Formular una
intención en el modelo de la dualidad, también sirve para anclarla en el día a
día, aquí y ahora. Si me quedo con mi malestar presente sin querer eliminarlo,
sino simplemente tratando de domarlo y conocerlo, entonces yo podría utilizarlo
como un polo negativo con la intención que yo formularé. Esto significa que en
vez de sentirme impotente o negativo, puedo usar mi vulnerabilidad como polo
negativo de mi intención, yo la integraré a mi orden sin juzgarla. Al hacer
esto, me libero del modo de pensar polarizado y entro en un proceso que no es
muy lineal, pero que converge en lo global y pertenece a la dimensión cuántica.
Lo antes
expuesto muestra claramente que la recuperación de nuestro poder y de nuestra
autonomía pasa por la aceptación de nuestra humanidad, y no por su rechazo.
Nosotros tenemos tendencia a magnificar nuestro lado divino y a decirnos “Yo
estoy bien únicamente cuando muestro mis aspectos de luz”. La verdadera belleza
y el verdadero poder vienen del equilibrio entre nuestra luz y nuestra sombra,
siendo éste nuestro lado más frágil y vulnerable.
(Kishori Aid)