Imaginemos al
alma simplemente como una porción de energía, de consciencia, como una entidad
compleja que vamos a decir que nace, o es creada de lo que
llamaremos la "Fuente", "El Absoluto", etc.
Nuestra Alma es
un ser consciente, de un determinado nivel evolutivo, nacido o creado
directamente de la Fuente primaria y original, en una existencia
multidimensional, con una parte que llamamos el Yo Superior en otro nivel de
existencia, que monitoriza, supervisa, planifica la multitud de experiencias y
lecciones por las que pasamos en cada encarnación.
Mi Yo Superior
no es más que otra versión de mí mismo, en otro estado evolutivo, y como tal
también define a sí mismo como una porción unitaria de inteligencia infinita,
es decir, un trozo de la energía o conciencia que es la Fuente o el TODO. Yo,
la persona que está escribiendo esto en estos momentos, y tú, la persona que lo
está leyendo, somos una versión en un nivel evolutivo concreto, encarnados en
un cuerpo físico de la totalidad del ser que somos en realidad.
Si nuestra alma
actual es solo una parte del impresionante ser que en realidad somos, ¿por qué
nos encarnamos en un cuerpo físico? ¿Cuál es el propósito? La respuesta más
sencilla es que el juego de la creación es un juego de aprendizaje. Todo lo que
podemos comprender es que estamos aquí para aprender y evolucionar, y para ello
parece que hay diferentes cursos por los que pasar en el proceso.
Estos cursos son mapas para definir los diferentes niveles de crecimiento
de nuestra conciencia o alma. Cada curso tiene una serie de experiencias y
lecciones asociadas a nivel macro, repartidas en múltiples vidas y
encarnaciones. A medida que vamos aprendiendo esas lecciones y experiencias nos
expandimos, crecemos e incrementamos nuestro potencial, por lo que necesitamos
vehículos físicos cada vez más complejos para sostener el nuevo nivel energético
y evolutivo.
Así que, a
partir de ahora, consideremos la vida, esto de estar correteando por aquí en un
cuerpo físico, tratando de comprender este vía crucis (para algunos) en el que
estamos metidos, como un juego de aprendizaje. (David Topi)