La mayoría de nuestros chakras intracorporales son masas
de energía que se arremolina en forma cónica. Cada chakra tiene una parte por
delante y otra por la espalda. Tanto la parte frontal como la dorsal se unen a
la espina dorsal, o al punto dentro del
cuerpo del que emana el chakra. Por el frente, el chakra gira en el sentido de
las agujas del reloj. Por la espalda, gira
en sentido contrario a las agujas del reloj. En general, el lado frontal del
sistema chákrico se relaciona con nuestro yo consciente, nuestra realidad
cotidiana. Contiene información e improntas procedentes de esta vida. El lado
dorsal del sistema chákrico se corresponde con nuestro yo inconsciente, nuestra realidad extendida.
Incluye información e improntas procedentes de nuestras vidas pasadas,
dimensiones alternativas y otros mundos.
Cuando trabajamos con los chakras del lado frontal,
conseguimos acceder a experiencias de esta vida. Dentro de cada centro de
energía frontal están contenidos recuerdos,
creencias, sentimientos, consciencias y necesidades que nos afectan ahora mismo. Aclarar un
problema de un chakra frontal suele requerir que se emprenda algún tipo de
acción, como pensar nuevos pensamientos, adoptar nuevas actitudes o funcionar
de nuevos modos.
Al trabajar con los centros de energía del lado dorsal,
debemos abrirnos a una serie de energías completamente diferentes. Podríamos
desenterrar experiencias procedentes de
un periodo de tiempo diferente. Podríamos volvernos conscientes de un yo que
está conectado a una dimensión diferente. Podríamos sintonizamos con seres de
otros planetas, dimensiones o realidades. Mientras que experimentamos nuestros chakras
frontales a través de recuerdos, sentimientos, acciones o experiencias basados
en la realidad, solemos experimentar los chakras dorsales a través de sueños,
experiencias místicas, consciencias o sensaciones físicas inexplicables. Estos
chakras dorsales contienen los datos almacenados en nuestro inconsciente o el yo
en la sombra. Aunque estos datos podrían originarse en experiencias de esta
vida, no se limita a eso. Hay todo un mundo a nuestro alcance a través de
nuestro sistema de energía dorsal. Por consiguiente, la curación o
manifestación a través de nuestros centros dorsales puede cambiar la realidad
sin una base respuesta-estímulo, causa y efecto. Nuestro mundo, creencias, sentimientos,
procesos y objetivos pueden literalmente reordenarse. Tal es el poder del
inconsciente.
Mientras que nuestro lado frontal se relaciona con
nuestros problemas conscientes, el lado dorsal se relaciona con nuestros
problemas inconscientes. Podemos trabajar una y otra vez nuestros problemas conscientes,
pero nunca descubrir las raíces de nuestras preocupaciones, que frecuentemente
yacen en nuestro inconsciente. Si podemos curar los problemas físicos,
mentales, emocionales o espirituales ocultos en nuestro inconsciente o causados
por él, nuestra realidad consciente responderá de un modo acorde.
La espalda es el lado de nosotros que contiene nuestros
sentimientos, consciencias, poderes, sueños, precogniciones y creencias
negados. Es el lado que oculta nuestros recuerdos reprimidos, nuestro
conocimiento no reconocido, nuestros secretos largamente mantenidos y nuestros
deseos no realizados. Dado que hemos ocultado estos aspectos de nuestra
naturaleza en la oscuridad durante tanto tiempo, nos atemorizan. Todo lo que es
desconocido nos atormenta, lo que a son vez nos da más razones por negar nuestro
lado en la sombra. El problema es que cuanto más ignoramos las verdades
inconscientes que nos alinean con nuestros centros de energía dorsales, más
ruido y problemas crean estos aspectos reprimidos de nosotros mismos.
Los chakras dorsales y frontales son por igual de importantes
y poderosos. La diferencia está en que los lados dorsales han estado
durmientes, no reconocidos, y no tocados por mucho tiempo. La primera vez que
alguien trabaja con ellos, es comparable a abrirle la puerta a un tigre largo
tiempo enjaulado. Cualquier tigre que merezca su nombre va a saltar de manera
feroz. (Dale Cindy)