En una
de mis meditaciones en la cual me proponía a ver que tocaba integrar, comencé a
ahondar en mi inconsciente y fui notando que algo iba creciendo, acercándose, una
presencia, luego me llega una imagen, ídem a la que está arriba, cuando siento
que mi consciencia se posiciona sobre la parte blanca de la imagen, al instante
me di cuenta de que se trataba de mi luz y mi sombra, pero de repente una
grave, lenta y cansada voz hace eco en mi cabeza, sin entender las palabras que
emitía esta voz, le pregunte quién eres, y ya con una voz más clara escucho que
me dice “soy tu sombra”, sorprendido por aquella respuesta, ya que nunca se había
representado tan detalladamente y como la unión de todas las partes.
Me vino
una sensación de calma, y alegría porque tener dicha representación de mi
sombra en una sola entidad, forma o estructura, sentí que el trabajo de sanación
interior e integración se hace cada vez más simple y rápido.
Entonces,
ya que tenía su atención, comencé a verla como un consultante de mis terapias,
y empecé a indagar para entender que la convirtió en sombra y si siempre fue así,
ella, mi sombra, comenzó a contarme algunas de las memorias que la fueron
llevando a convertirse en sombra.
Esas
memorias representaban todo el proceso de mi niñez, comenzaron a venir
recuerdos, situaciones y experiencias que necesitaban ser reconocidas para
luego integrarlas. Fui viendo que a medida que hacía preguntas ella me
contestaba a través de imágenes, para volver a repetir el mismo proceso de
integración.
Hasta
ese momento, su postura, voz y energía, eran firmes, hasta que le pregunte que
necesitaba y en qué podía ayudarla, y fue cuando mi sombra se quebró y empezó a
llorar, podía sentir su dolor, angustias, abandonos, tristezas, y demás.
Poco a
poco se fue calmando, se estabilizó, y me dijo que nadie le había preguntado
que necesitaba para ser feliz, que esa pregunta la ayudo a abrirse. Yo seguí
observando el proceso y observándome, y antes de terminar le ofrecí un café y le
dije si quería hablar de algo más que aquí estaba yo para lo que necesite de
ahora en más.
Fue
experiencia movilizadora, mientras escribo tengo aún las sensaciones en mi
pecho, y quiero invitarte a que tú conectes con tu sombras, hables con ella,
pregúntale que la ha llevado a ese estado, y siempre fue sombra o había algo más.
Luego invitale un café y dile que siempre vas a estar para lo que ella necesite.
Haz el
ejercicio de todos los días, de pasar y verla cómo esta, que siente hoy y que
necesita para realizarse.