El observador
psíquico ve el Aura como una nube luminosa, de forma casi oval, extendiéndose
desde el cuerpo de dos a tres pies en todas direcciones. No termina
abruptamente, sino que gradualmente se va debilitando hasta desaparecer
completamente. En realidad se extiende una buena distancia más lejos del punto
visible. Presenta la apariencia de una nube luminosa de colores constantemente
cambiantes, no obstante, en cada persona predominan ciertos colores, por
razones que consideraremos dentro de unos momentos. Estos colores se originan
en ciertos estados mentales de la persona rodeada por el Aura. Cada
pensamiento, emoción o sentimiento, se manifiesta por un cierto matiz o
combinación de colores pertenecientes a ese pensamiento, emoción o sentimiento
en particular, cuyo color o colores se manifiestan en el Aura de ese principio
mental particular en el cual el pensamiento, emoción o sentimiento se originan naturalmente,
y, por supuesto, es visible al observador que estudia el Aura compuesta del
pensador.
El psíquico
desarrollado puede leer los pensamientos de una persona como las páginas de un
libro abierto, siempre que entienda el lenguaje de los colores Áuricos lo cual,
por supuesto, hacen todos los ocultistas desarrollados, aunque la persona que
se encuentra accidentalmente en el mundo psíquico en raras ocasiones verá algo
más que el reflejo de maravillosos colores que aparecen en una nube luminosa,
pero cuyo significado desconoce.
El aura se
desarrolla en diferentes capas, ocuparían el mismo espacio como si estuviera
llena por el Aura de todos o de cualquiera de las otras capas. En otras
palabras, cada una de las capas del Aura interpenetran a las demás y, por tener
diferentes grados de vibración, no interfieren unas con otras. Cuando hablamos
del Aura, nos referimos al Aura completa del hombre, visible al que tenga vista
psíquica.
La forma más
ordinaria del Aura humana es, por supuesto, la que emana del cuerpo físico.
Esta es mencionada a veces como el “Aura de la salud”, ya que es una indicación
segura del estado de salud física de la persona de cuyo cuerpo irradia. Como
todas las otras formas del Aura, se extiende desde el cuerpo hasta una
distancia de dos a tres pies, dependiendo de ciertas circunstancias que no
necesitan ser mencionadas en este lugar. Como todas las otras formas del Aura,
es oval u ovoide. Esta forma común a las diversas manifestaciones del Aura ha
hecho que algunos escritores se refieran a ella como el “Huevo Áurico”. El Aura
física es prácticamente incolora o posiblemente casi de un blanco azulado,
parecido al color del agua clara, pero poseyendo un rasgo peculiar que no
tienen las otras manifestaciones de Aura, por cuanto aparece a la visión
psíquica como “rayada” por numerosas líneas finas que se extienden hacia afuera
del cuerpo como cerdas tiesas.
En salud y vitalidad
normales, estas “cerdas” lucen rectas, mientras que en los casos de vitalidad
deteriorada o salud pobre, se inclinan como el pelo suave de un animal, y en
algunos casos presentan la apariencia de una chaqueta erizada de pelo, con los
diversos “vellos” proyectándose en todas direcciones, enredados, torcidos, y
rizados. Este fenómeno es ocasionado por la corriente de prana que
proporciona energía al cuerpo en mayor o menor magnitud, el cuerpo saludable
tiene un suministro normal de prana, mientras que el cuerpo enfermo
o débil padece de un suministro insuficiente.
Esta Aura
física puede ser vista por muchos aunque tengan un grado muy limitado de visión
psíquica y para quienes las formas superiores del Aura son invisibles. Partículas
desprendidas del Aura física permanecen alrededor del sitio o lugar dónde la persona
ha estado, y un sentido muy desarrollado, que se encuentra en los perros y
otros animales les permite seguir el “olor” de la persona o animal que están
rastreando.
El Aura que
emana del Cuerpo Astral es, como el propio principio, de una apariencia y color
como del vapor, recordando al vapor justo antes de que se disuelva y
desaparezca de la vista. Es difícil distinguirla cuando se entremezcla con las
otras formas de Aura, pero cuando el cuerpo astral se ve separado del cuerpo
físico puede percibirse su Aura, particularmente si el observador no está
abierto a las vibraciones de los principios que envían Auras de diversos
colores. Aquellos que hayan visto alguna vez una forma astral, o lo que
normalmente se llama un “fantasma” de grado alto o bajo, probablemente
recordarán haber visto un vapor nebuloso de forma ovoide rodeando la figura,
más definida, de la forma astral. Esa tenue nube oval vaporosa, es el Aura
astral. (En otro artículo profundizamos en las distintas capas del aura).
Colores
Áuricos y su significado:
Negro: representa odio, malicia, venganza, y
sentimientos similares.
Gris: de matiz luminoso, representa el egoísmo.
Gris: de un matiz peculiar (casi como el de un
cadáver), representa miedo y terror.
Gris: de matiz oscuro, representa depresión y
melancolía.
Verde: de un tono sucio, representa celos. Si con
los celos se mezcla mucho enojo, aparecerán como llamaradas rojas sobre el
fondo verde.
Verde: de un tono casi color pizarra, representa
la falsedad vulgar.
Verde: de un peculiar tono luminoso, representa
tolerancia a las opiniones y creencias de otros, fácil ajuste a condiciones
cambiantes, adaptabilidad, tacto, cortesía, conocimiento mundano, etc., y
cualidades que algunos posiblemente podrían considerar como “falsedad refinada”.
Rojo: de un parecido a la llama oscura cuando
estalla fuera de un edificio ardiente mezclada con el humo, representa
sensualidad y pasiones animales.
Rojo: visto en forma de destellos rojo claro
parecidos en su forma a la llamarada del relámpago, indica ira. Generalmente se
ve sobre fondo negro cuando la ira proviene de odio o malicia, pero si proviene
de celos, aparece sobre fondo verdoso. La ira que proviene de la indignación o
de la defensa de un supuesto “derecho”, carece de estos fondos, y aparece
normalmente como llamaradas rojas independientes de un fondo.
El carmesí representa al amor, variando en tonalidad
según el carácter de la pasión. Un fuerte amor sensual será de un carmesí
oscuro y pesado, mientras que uno mezclado con sentimientos más elevados
aparecerá en tonos más ligeros y agradables. Una forma muy elevada de amor
muestra un color que casi se aproxima a un hermoso color rosa.
Marrón, de tono rojizo, representa avaricia y
codicia.
Naranja, de tono luminoso, representa orgullo y
ambición.
Amarillo, en sus diversas tonalidades, representa la
fuerza intelectual.
Si el intelecto
se conforma con cosas de orden inferior, el tono es de un amarillo oscuro,
profundo; y, a medida que el campo del intelecto se eleva a niveles superiores,
el color se hace más luminoso y más claro, un hermoso amarillo dorado se aplica
al logro intelectual, al razonamiento amplio e inteligente, etc.
Azul, de tonalidad oscura, representa
pensamiento religioso, emoción, y sentimiento. Sin embargo, este color varía en
claridad de acuerdo al grado de abnegación manifestado en la concepción
religiosa. Las tonalidades y gradaciones de claridad varían desde un índigo
profundo hasta un violeta hermoso y
rico, representando este último el sentimiento religioso más elevado.
El Azul
claro, de un tono
peculiarmente claro y luminoso, representa la espiritualidad. Algunos de los
más altos grados de espiritualidad observados en la humanidad ordinaria, muestran
este tono de azul, lleno de chispeantes puntos luminosos, que centellean como estrellas
en una clara noche de invierno.
Estos colores
forman interminables combinaciones y mezclas, y se muestran en grados muy
variables de brillo y tamaño, todos los cuales tienen significados para el psíquico
desarrollado. Además de los colores antes mencionados, hay algunos otros para
los cuales no tenemos nombre, pues se encuentran fuera de los colores visibles
en el espectro, y por consiguiente, como la ciencia no puede percibirlos, no ha
considerado necesario darles nombres definidos, aunque teóricamente se sabe que
existen. La ciencia nos habla de que hay lo que se conoce como rayos “ultra-violeta”
y rayos “infra-rojos” ninguno de los cuales puede ser percibido por los ojos
humanos ni aun con la ayuda de aparatos mecánicos, pues sus vibraciones están
más allá de nuestros sentidos. Estos dos colores “ultra” (y algunos otros
desconocidos para la ciencia) son conocidos por los ocultistas y pueden ser
vistos por la persona que tenga un cierto grado de poder psíquico.
La importancia
de este planteamiento puede ser aprendida más completamente cuando decimos que,
cuando se ve en el Aura Humana alguno de estos colores “ultra”, indica
desarrollo psíquico, dependiendo su grado de intensidad del grado de
desarrollo. Otro hecho notable, para aquellos que no han pensado en el asunto,
es que el color “ultra-violeta” en el Aura indica desarrollo psíquico cuando se
utiliza en un plano elevado y altruista, mientras que cuando en el Aura Humana
se ve el color “infra-rojo”, indica que la persona tiene desarrollo psíquico,
pero lo está utilizando para propósitos egoístas e indignos — de hecho, “magia
negra”.
Los rayos “ultra-violeta”
están justamente fuera de un extremo del espectro visible conocido por la
ciencia, mientras que los rayos “infra-rojos” se encuentran justamente fuera
del otro extremo. Las vibraciones del primero son demasiado altas para que el ojo
humano ordinario pueda percibirlas, mientras que el segundo consiste en
vibraciones tan demasiado bajas como las del primero son demasiado altas. Y la
verdadera diferencia entre las dos formas de poder psíquico es tan grande como
lo indican las respectivas posiciones de estos dos colores “ultra”. Además de
los dos colores “ultra” a los que acabamos de aludir, hay otro que es invisible
a la vista común — el verdadero amarillo primario que es indicativo de la
Iluminación Espiritual y que se ve débilmente alrededor de las cabezas de los
espiritualmente grandes.
El color al que
nos referimos es característico de la última capa del aura, el Espíritu, y se
dice que es de pura luz blanca, de un brillo peculiar, cuyo equivalente nunca
ha sido visto por ojos humanos, la mera existencia de la luz blanca “absoluta”
es negada por la ciencia occidental.
Cuando la mente
está tranquila, en el Aura revolotean las tonalidades que indican las
tendencias predominantes del hombre, de manera que su grado de evolución y
desarrollo así como sus “gustos” y otros rasgos de su personalidad pueden
distinguirse fácilmente. Cuando la mente es sacudida por una fuerte pasión,
sentimiento o emoción, el Aura entera parece estar coloreada por el matiz o
matices particulares que lo representan. Por ejemplo, un violento ataque de ira
hace que el Aura entera muestre llamaradas rojo claro sobre un fondo negro, eclipsando
casi los otros colores. Este estado permanece durante un tiempo más largo o más
corto, según la fuerza de la pasión. Si la gente pudiera vislumbrar siquiera el
Aura Humana cuando está así coloreada, se horrorizaría tanto ante la terrible
visión que nunca más se permitiría encolerizarse — se parece a las llamas y el
humo del “foso” al cual se envía en ciertas iglesias ortodoxas y, de hecho, la
mente humana en tales condiciones se convierte temporalmente en un verdadero
infierno.
Una fuerte
oleada de amor que revolotee sobre la mente hará que el Aura entera se muestre
carmesí, dependiendo su tono del carácter de la pasión. Igualmente, un
estallido de sentimiento religioso dará al Aura entera un tinte azul, como se
explicó en la tabla de colores. Para abreviar, una fuerte emoción, sentimiento
o pasión, hace que el Aura entera tome su color mientras dura el sentimiento.
De lo comentado,
verán que hay dos aspectos en el carácter colorido del Aura, el primero que
depende de los pensamientos predominantes que habitualmente se manifiestan en
la mente de la persona; el segundo, momentáneo, que depende del sentimiento,
emoción o pasión (si alguna) particular que se manifiesta en el momento
específico. El color de paso desaparece cuando el sentimiento se desvanece,
aunque un sentimiento, pasión o emoción que se manifiestan repetidamente se
muestran en los colores Áuricos habituales. Por supuesto que el color habitual
mostrado por el Aura, cambia gradualmente de vez en cuando según el carácter de
la persona mejora o cambia. Los colores habituales mostrados indican el “carácter
general” de la persona; los colores pasajeros muestran cual sentimiento,
emoción o pasión está dominándolo en ese momento particular.
(14 Lecciones Yogui).
(14 Lecciones Yogui).