Explicamos en el artículo anterior que
el Aura es proyectada hacia el espacio por los diversos principios del hombre,
tal como la luz del Sol, el calor de una estufa, el perfume una flor, etc. Cada
una de estas fuentes emite vibraciones que llamamos luz, calor u olor
respectivamente y, en cierto sentido, estas emanaciones son diminutas
partículas del objeto que las emite. En conexión con esto, debemos recordar
también que el objeto que proyecta las emanaciones puede retirarse, pero las
emanaciones todavía permanecen durante un tiempo mayor o menor. Por ejemplo, la
astronomía enseña que una estrella distante puede ser destruida, y todavía los
rayos de luz que emitió continuarán su viaje, y pueden ser vistos por nosotros
en la Tierra muchos años después de que la propia estrella ha desaparecido — de
hecho, lo que nosotros realmente vemos en cualquier momento es la luz de la
estrella que partió hace muchos años, dependiendo el tiempo, por supuesto, de
la distancia entre esa estrella y la Tierra. De la misma forma, el fuego de una
estufa puede extinguirse, y el calor todavía permanecerá en el cuarto durante
mucho tiempo.
En la misma
forma, pueden estar en existencia activa pensamientos emitidos hace años por
alguna persona cuya índole mental puede haber cambiado o que, de hecho, hasta
puede haber abandonado su cuerpo hace mucho tiempo. Con frecuencia, lugares y
espacios son permeados por el pensamiento de las personas que anteriormente
vivieron allí y que se han marchado o muerto hace muchos años.
Continuamente
la mente está proyectando emanaciones, que pueden verse tal como el Aura,
extendiéndose a unos cuantos centímetros de la persona y que, normalmente, se
hacen más delgadas y menos fáciles de percibir a medida que se alejan del
emisor. Nosotros estamos enviando constantemente ondas de pensamiento (para
utilizar un término favorito), y estas ondas, después de que se agota la fuerza
inicial de proyección, flotan como nubes, mezclándose con otras ondas de
pensamiento del mismo carácter, extendiéndose a menudo hasta partes lejanas de
la Tierra. Algunas de las emanaciones del pensamiento permanecen alrededor del
lugar desde donde fueron enviadas y, a menos que sean perturbadas por
pensamientos fuertes de naturaleza contraria, permanecerán durante muchos años
con apenas ligeros cambios. Otros pensamientos, enviados con un propósito
definido o bajo un fuerte deseo, emoción, o pasión, irán rápidamente hacia el
objetivo al que fueron dirigidos.
La mayoría de
las personas pone muy poca fuerza en su pensamiento, de hecho, para ellas
pensar se convierte casi en un proceso mecánico, y por consiguiente, a sus
ondas de pensamiento se les ha impartido un movimiento muy débil y no viajan muy lejos, a
menos que sean dirigidas por alguna otra persona de pensamiento similar que las
atrae.
Los “Pensamientos
son Cosas”, fuera de todo sentido figurado o de manera fantasiosa, sino como
una verdad literal. El pensamiento es tanto una “cosa” como lo son la luz, el
calor, la electricidad, u otras formas similares de manifestaciones. El
pensamiento puede ser visto por la vista psíquica, puede ser percibido por el
sensitivo y, si existieran los instrumentos apropiados, podría ser pesado. El
pensamiento, después de que es enviado, tiene una apariencia nebulosa, con el
color correspondiente, tal como se describe en nuestra lección sobre el Aura. Es
como un vapor ligero (variando el grado de densidad), y es tan real como el
aire que nos rodea, o el vapor de agua, o los numerosos gases que conocemos. Y
tiene poder, así como lo tienen todas estas formas de vapor que acabamos de
mencionar.
Cuando un
pensamiento se envía con fuerza, normalmente lleva consigo una cierta cantidad
de prana que
le da poder y fuerza adicionales, y a menudo produce efectos sorprendentes. En ciertos
casos el prana
prácticamente lo “vivifica”, y lo convierte casi en una fuerza viviente.
Puede ser
necesario para ustedes fijar este hecho en sus mentes, imaginándose a la mente
enviando emanaciones de pensamiento. Algunos encuentran que la imagen de
arrojar ondas de luz es una manera fácil de fijar la idea en sus mentes. Otros
prefieren la imagen del calor emanado por una estufa. Otros encuentran más
fácil pensar en una flor despidiendo un perfume fuerte. Y otro puede ser en pensar
en las emanaciones del pensamiento como semejantes al vapor despedido por una
tetera hirviente. Elija su opción o invente imágenes propias, pero de alguna
manera fije la idea en su mente. Es mucho más fácil trabajar con estas cosas
mediante una ilustración material que intentar llevar en la mente una idea
abstracta.
Mientras que,
por regla general, el poder de cierto tipo de pensamientos depende de la fuerza
con que se ha proyectado, hay otro elemento de fuerza que permite a los
pensamientos manifestar poder. Nos referimos a la tendencia
del pensamiento de atraer hacia sí a otros pensamientos de naturaleza similar para,
de esa manera, combinar fuerzas. El pensamiento de cualquier género no sólo
tiende a atraer hacia el pensador los pensamientos correspondientes, extraídos
desde la atmósfera de pensamientos dentro de su campo de atracción, sino que
tienen una tendencia a reunirse para fundirse y mezclarse.
La atmósfera de
pensamiento promedio de una comunidad es la combinación de los pensamientos de
las personas que forman esa comunidad. Los lugares, así como las personas,
tienen sus peculiaridades, sus características, sus puntos fuertes y débiles y
su atmósfera prevaleciente. Este hecho está claro a todos aquellos que han
pensado algo sobre estas líneas, aunque normalmente el tema se despacha sin
ningún intento de explicación. Pero, debe quedar claro que el propio lugar no
es una entidad, y que estas características no son inherentes a él, por lo cual
deben tener alguna causa u origen. El ocultista sabe que esta atmósfera de
pensamiento de una aldea, pueblo, ciudad, o nación es el pensamiento compuesto
de aquellos que viven o han vivido previamente allí.
Extraños que
entran en la comunidad perciben sobre ellos el cambio atmosférico y, a menos
que lo encuentren en armonía con su propia disposición mental, se sienten
incómodos y desean abandonar el lugar. Si uno, que no entienda las leyes que operan en
el mundo del pensamiento, permanece largo tiempo en un lugar, muy probablemente
será influenciado por la atmósfera de pensamiento prevaleciente y, a pesar
suyo, empezará a manifestarse en él un cambio y se hundirá o se elevará hasta
el nivel de pensamiento prevaleciente.
En la misma
forma las residencias, lugares de negocio, edificios, etc., adquieren el
pensamiento predominante de aquellos que los habitan o los han habitado.
Algunos lugares son notoriamente “desafortunados” y, aunque esta condición
puede ser revertida por un hombre o mujer de pensamiento fuerte, la persona
promedio es afectada por él. Algunas casas llevan consigo una atmósfera de luz,
camaradería, y buen ánimo, mientras que otras son frías y repelentes. Un lugar
de trabajo es muy apropiado para reflejar el pensamiento dominante entre
aquellos que dirigen la empresa o que han manejado sus asuntos. Ciertas tiendas
inspiran confianza a los clientes, mientras que otras hacen que uno mantenga
bien sujeta la cartera y un ojo avizor sobre los empleados.
Lo mismo sucede
con los individuos. Algunos llevan consigo una atmósfera de alegría,
luminosidad y valor, mientras que otros traen a la habitación un sentimiento de
desarmonía, desconfianza, e inquietud. Muchos actúan como “mata-alegrías” y como
desalentadores del entusiasmo y la libre expresión. Podrían citarse centenares
de casos para ilustrar este hecho, pero el estudiante puede aportarlos de su
propia experiencia y observación.
Las diversas
ondas de pensamiento emitidas por las personas atraen y son atraídas por
pensamientos de un carácter similar, y forman estratos de pensamiento en el
espacio astral, así como las nubes forman grupos en la atmósfera. Esto no
significa que cada estrato de pensamiento ocupe una cierta porción del espacio
con exclusión de todas las demás nubes de pensamiento, por el contrario, estas
partículas del pensamiento que forman las nubes tienen diferentes grados de
vibración, y el mismo espacio puede llenarse con la materia de mil tipos de
pensamiento, que pasan libremente y se interpenetran, sin interferir unas con
otras, pero que no se asimilan excepto con aquellos pensamientos de carácter
similar, aunque en algunos casos puedan formarse combinaciones temporales. No
podemos entrar en detalles respecto a esto en esta lección, y apenas deseamos
darle al estudiante una idea general del asunto, con la cual pueda contar de
vez en cuando.
Cada individuo
atrae hacia sí los pensamientos que corresponden a los producidos por su propia
mente y, por supuesto, es influenciado a su vez por estos pensamientos que
atrae. Es un caso de agregar combustible al fuego. Deje a alguien albergar
pensamientos de malicia u odio durante cualquier período de tiempo, y se
horrorizará ante el vil diluvio de pensamientos que entran a raudales en su
mente. Y cuanto más persista en ese estado mental, cosas peores anidarán allí.
Está convirtiéndose en un centro para pensamientos de ese tipo. Y si persiste
hasta que se vuelva habitual en él, atraerá las circunstancias y condiciones
que le den oportunidad de convertir esos pensamientos en acciones. Un estado
mental no sólo atrae pensamientos similares a él, sino que conduce al pensador
hacia circunstancias y condiciones calculadas para permitirle hacer uso de los
pensamientos e inclinaciones que ha estado albergando. Permita a la mente hacer
hincapié en las pasiones animales, y toda su naturaleza parecerá conspirar para
conducirlo hasta una posición en la cual estas pasiones puedan ser satisfechas.
Por otra parte,
créese el hábito de cultivar pensamientos elevados y buenos, y con el tiempo
será inducido hacia condiciones en armonía con el hábito de pensamiento, y
también atraerá otros pensamientos que pronto se fundirán con los propios. Esto
no solamente es verdadero, sino que cada persona atraerá hacia sí a otras
personas de pensamientos similares, y a su vez será atraída por ellos. Nosotros
realmente creamos nuestro propio ambiente y compañía por medio de nuestros
pensamientos de ayer o de hoy. Los pensamientos de ayer nos influencian en
mayor o menor medida, pero el pensamiento de hoy gradualmente suplantará y
expulsará los pensamientos desechados del pasado si queremos que así sea.
El pensamiento
cargado con prana
evidenciaba una fuerza mucho más fuerte que el pensamiento ordinario. De hecho,
todo pensamiento positivo se emite cargado con más o menos prana. El
hombre de voluntad fuerte que emite inconscientemente un vigoroso pensamiento positivo
(o conscientemente si tiene conocimientos sobre el asunto) envía junto con él
una provisión de prana proporcionada a la fuerza con la cual el pensamiento fue
emitido. Con frecuencia tales pensamientos, en vez de bogar lentamente como una
emisión ordinaria de pensamiento, son enviados como una bala al blanco. Algunos
oradores han adquirido este arte, y uno puede sentir claramente el impacto del
pensamiento detrás de sus expresiones. Un pensador fuerte y vigoroso, cuyo
pensamiento está fuertemente cargado con prana, a menudo crea lo que se
conoce como Formas de Pensamiento, es decir, pensamientos que poseen tal
vitalidad que casi se convierten en fuerzas vivientes. Cuando estas formas de
pensamiento entran en la atmósfera psíquica de uno, poseen casi el mismo poder
que tendría la persona que los emite si estuviera presente, enviando su
pensamiento hacia ustedes en una verdadera conversación. Aquellos avanzados en
el desarrollo oculto frecuentemente envían formas de pensamiento para socorrer
y ayudar a sus prójimos en el dolor o necesidad, y muchos de nosotros hemos
experimentado el efecto de pensamientos sanos enviados de esta manera, mientras
ni nos imaginamos la causa del cambio de sentimiento que se operó en nosotros, trayendo
consigo la conciencia de fuerza renovada y coraje.
Nuestros deseos
fuertes crean formas de pensamiento que actúan para la satisfacción de esos
deseos, ya sean éstos buenos o malos. Nosotros dirigimos las cosas hacia
nosotros y somos arrastrados hacia ellas por estas formas de pensamiento. Éstas
se convierten en poderosos auxiliares, y nunca duermen en su trabajo.
Seamos
cuidadosos en cómo los emitimos. No envíes fuertes deseos de pensamiento a
menos que cuentes con la aprobación de tu Yo Superior, de otra manera cargarás
con las consecuencias que se deriven de él, y sufrirás mucho aprendiendo la
lección de que no deben usarse los poderes psíquicos para fines indignos. Serás
castigado por las cosas, no a causa de ellas. Por encima de todo, jamás y bajo
ninguna circunstancia, envíes fuertes pensamientos con el deseo de dañar a
otro, porque de tal acto no hay sino una consecuencia y la experiencia
demostrará que es una amarga lección.
Generalmente
esa persona es colgada en el patíbulo que construyó para otros. Un mal
pensamiento proyectado contra una mente pura rebotará enseguida hacia el
remitente que recibirá la fuerza del impacto.
Un pensamiento
no expresado, emitido originalmente con una considerable fuerza de deseo, busca
constantemente expresión y salida, y es fácilmente atraído hacia la mente de
alguien que lo traduzca en acción. Es decir, que si un pensador ingenioso
desarrolla ideas que él no tiene la energía o habilidad de convertir en acción
o de aprovechar, los fuertes pensamientos que emite sobre el asunto, buscarán
durante años a otras mentes como cauce de expresión; y, cuando esos
pensamientos sean atraídos por un hombre con suficiente energía como para
manifestarlos, entrarán a raudales en su mente como un diluvio hasta que
parezca estar inspirado. El mundo astral está lleno de excelentes pensamientos
no expresados que esperan por alguien que los concrete y los utilice.
De la misma
manera uno puede atraer hacia sí pensamientos fuertes, de auxilio, que le
ayuden a superar accesos de depresión y desaliento. Hay una inmensa cantidad de
energía acumulada en el mundo del pensamiento, y cualquiera que lo requiera
puede atraer la que necesite. Simplemente es una cuestión de pedir. La
provisión mundial de pensamiento es tuya — ¿Por qué no usarla?
(14 Lecciones Yogui).
(14 Lecciones Yogui).