domingo, 3 de marzo de 2019

Propiedades, leyes y efectos del Pensamiento



Explicamos en el artículo anterior que el Aura es proyectada hacia el espacio por los diversos principios del hombre, tal como la luz del Sol, el calor de una estufa, el perfume una flor, etc. Cada una de estas fuentes emite vibraciones que llamamos luz, calor u olor respectivamente y, en cierto sentido, estas emanaciones son diminutas partículas del objeto que las emite. En conexión con esto, debemos recordar también que el objeto que proyecta las emanaciones puede retirarse, pero las emanaciones todavía permanecen durante un tiempo mayor o menor. Por ejemplo, la astronomía enseña que una estrella distante puede ser destruida, y todavía los rayos de luz que emitió continuarán su viaje, y pueden ser vistos por nosotros en la Tierra muchos años después de que la propia estrella ha desaparecido — de hecho, lo que nosotros realmente vemos en cualquier momento es la luz de la estrella que partió hace muchos años, dependiendo el tiempo, por supuesto, de la distancia entre esa estrella y la Tierra. De la misma forma, el fuego de una estufa puede extinguirse, y el calor todavía permanecerá en el cuarto durante mucho tiempo.

En la misma forma, pueden estar en existencia activa pensamientos emitidos hace años por alguna persona cuya índole mental puede haber cambiado o que, de hecho, hasta puede haber abandonado su cuerpo hace mucho tiempo. Con frecuencia, lugares y espacios son permeados por el pensamiento de las personas que anteriormente vivieron allí y que se han marchado o muerto hace muchos años.

Continuamente la mente está proyectando emanaciones, que pueden verse tal como el Aura, extendiéndose a unos cuantos centímetros de la persona y que, normalmente, se hacen más delgadas y menos fáciles de percibir a medida que se alejan del emisor. Nosotros estamos enviando constantemente ondas de pensamiento (para utilizar un término favorito), y estas ondas, después de que se agota la fuerza inicial de proyección, flotan como nubes, mezclándose con otras ondas de pensamiento del mismo carácter, extendiéndose a menudo hasta partes lejanas de la Tierra. Algunas de las emanaciones del pensamiento permanecen alrededor del lugar desde donde fueron enviadas y, a menos que sean perturbadas por pensamientos fuertes de naturaleza contraria, permanecerán durante muchos años con apenas ligeros cambios. Otros pensamientos, enviados con un propósito definido o bajo un fuerte deseo, emoción, o pasión, irán rápidamente hacia el objetivo al que fueron dirigidos.

La mayoría de las personas pone muy poca fuerza en su pensamiento, de hecho, para ellas pensar se convierte casi en un proceso mecánico, y por consiguiente, a sus ondas de pensamiento se les ha impartido un  movimiento muy débil y no viajan muy lejos, a menos que sean dirigidas por alguna otra persona de pensamiento similar que las atrae.

Los “Pensamientos son Cosas”, fuera de todo sentido figurado o de manera fantasiosa, sino como una verdad literal. El pensamiento es tanto una “cosa” como lo son la luz, el calor, la electricidad, u otras formas similares de manifestaciones. El pensamiento puede ser visto por la vista psíquica, puede ser percibido por el sensitivo y, si existieran los instrumentos apropiados, podría ser pesado. El pensamiento, después de que es enviado, tiene una apariencia nebulosa, con el color correspondiente, tal como se describe en nuestra lección sobre el Aura. Es como un vapor ligero (variando el grado de densidad), y es tan real como el aire que nos rodea, o el vapor de agua, o los numerosos gases que conocemos. Y tiene poder, así como lo tienen todas estas formas de vapor que acabamos de mencionar.

Cuando un pensamiento se envía con fuerza, normalmente lleva consigo una cierta cantidad de prana que le da poder y fuerza adicionales, y a menudo produce efectos sorprendentes. En ciertos casos el prana prácticamente lo “vivifica”, y lo convierte casi en una fuerza viviente.

Puede ser necesario para ustedes fijar este hecho en sus mentes, imaginándose a la mente enviando emanaciones de pensamiento. Algunos encuentran que la imagen de arrojar ondas de luz es una manera fácil de fijar la idea en sus mentes. Otros prefieren la imagen del calor emanado por una estufa. Otros encuentran más fácil pensar en una flor despidiendo un perfume fuerte. Y otro puede ser en pensar en las emanaciones del pensamiento como semejantes al vapor despedido por una tetera hirviente. Elija su opción o invente imágenes propias, pero de alguna manera fije la idea en su mente. Es mucho más fácil trabajar con estas cosas mediante una ilustración material que intentar llevar en la mente una idea abstracta.

Mientras que, por regla general, el poder de cierto tipo de pensamientos depende de la fuerza con que se ha proyectado, hay otro elemento de fuerza que permite a los pensamientos manifestar poder. Nos referimos a la   tendencia del pensamiento de atraer hacia sí a otros pensamientos de naturaleza similar para, de esa manera, combinar fuerzas. El pensamiento de cualquier género no sólo tiende a atraer hacia el pensador los pensamientos correspondientes, extraídos desde la atmósfera de pensamientos dentro de su campo de atracción, sino que tienen una tendencia a reunirse para fundirse y mezclarse.

La atmósfera de pensamiento promedio de una comunidad es la combinación de los pensamientos de las personas que forman esa comunidad. Los lugares, así como las personas, tienen sus peculiaridades, sus características, sus puntos fuertes y débiles y su atmósfera prevaleciente. Este hecho está claro a todos aquellos que han pensado algo sobre estas líneas, aunque normalmente el tema se despacha sin ningún intento de explicación. Pero, debe quedar claro que el propio lugar no es una entidad, y que estas características no son inherentes a él, por lo cual deben tener alguna causa u origen. El ocultista sabe que esta atmósfera de pensamiento de una aldea, pueblo, ciudad, o nación es el pensamiento compuesto de aquellos que viven o han vivido previamente allí.

Extraños que entran en la comunidad perciben sobre ellos el cambio atmosférico y, a menos que lo encuentren en armonía con su propia disposición mental, se sienten incómodos y desean abandonar el lugar. Si  uno, que no entienda las leyes que operan en el mundo del pensamiento, permanece largo tiempo en un lugar, muy probablemente será influenciado por la atmósfera de pensamiento prevaleciente y, a pesar suyo, empezará a manifestarse en él un cambio y se hundirá o se elevará hasta el nivel de pensamiento prevaleciente.

En la misma forma las residencias, lugares de negocio, edificios, etc., adquieren el pensamiento predominante de aquellos que los habitan o los han habitado. Algunos lugares son notoriamente “desafortunados” y, aunque esta condición puede ser revertida por un hombre o mujer de pensamiento fuerte, la persona promedio es afectada por él. Algunas casas llevan consigo una atmósfera de luz, camaradería, y buen ánimo, mientras que otras son frías y repelentes. Un lugar de trabajo es muy apropiado para reflejar el pensamiento dominante entre aquellos que dirigen la empresa o que han manejado sus asuntos. Ciertas tiendas inspiran confianza a los clientes, mientras que otras hacen que uno mantenga bien sujeta la cartera y un ojo avizor sobre los empleados.

Lo mismo sucede con los individuos. Algunos llevan consigo una atmósfera de alegría, luminosidad y valor, mientras que otros traen a la habitación un sentimiento de desarmonía, desconfianza, e inquietud.   Muchos actúan como “mata-alegrías” y como desalentadores del entusiasmo y la libre expresión. Podrían citarse centenares de casos para ilustrar este hecho, pero el estudiante puede aportarlos de su propia experiencia y observación.

Las diversas ondas de pensamiento emitidas por las personas atraen y son atraídas por pensamientos de un carácter similar, y forman estratos de pensamiento en el espacio astral, así como las nubes forman grupos en la atmósfera. Esto no significa que cada estrato de pensamiento ocupe una cierta porción del espacio con exclusión de todas las demás nubes de pensamiento, por el contrario, estas partículas del pensamiento que forman las nubes tienen diferentes grados de vibración, y el mismo espacio puede llenarse con la materia de mil tipos de pensamiento, que pasan libremente y se interpenetran, sin interferir unas con otras, pero que no se asimilan excepto con aquellos pensamientos de carácter similar, aunque en algunos casos puedan formarse combinaciones temporales. No podemos entrar en detalles respecto a esto en esta lección, y apenas deseamos darle al estudiante una idea general del asunto, con la cual pueda contar de vez en cuando.

Cada individuo atrae hacia sí los pensamientos que corresponden a los producidos por su propia mente y, por supuesto, es influenciado a su vez por estos pensamientos que atrae. Es un caso de agregar combustible al fuego. Deje a alguien albergar pensamientos de malicia u odio durante cualquier período de tiempo, y se horrorizará ante el vil diluvio de pensamientos que entran a raudales en su mente. Y cuanto más persista en ese estado mental, cosas peores anidarán allí. Está convirtiéndose en un centro para pensamientos de ese tipo. Y si persiste hasta que se vuelva habitual en él, atraerá las circunstancias y condiciones que le den oportunidad de convertir esos pensamientos en acciones. Un estado mental no sólo atrae pensamientos similares a él, sino que conduce al pensador hacia circunstancias y condiciones calculadas para permitirle hacer uso de los pensamientos e inclinaciones que ha estado albergando. Permita a la mente hacer hincapié en las pasiones animales, y toda su naturaleza parecerá conspirar para conducirlo hasta una posición en la cual estas pasiones puedan ser satisfechas.

Por otra parte, créese el hábito de cultivar pensamientos elevados y buenos, y con el tiempo será inducido hacia condiciones en armonía con el hábito de pensamiento, y también atraerá otros pensamientos que pronto se fundirán con los propios. Esto no solamente es verdadero, sino que cada persona atraerá hacia sí a otras personas de pensamientos similares, y a su vez será atraída por ellos. Nosotros realmente creamos nuestro propio ambiente y compañía por medio de nuestros pensamientos de ayer o de hoy. Los pensamientos de ayer nos influencian en mayor o menor medida, pero el pensamiento de hoy gradualmente suplantará y expulsará los pensamientos desechados del pasado si queremos que así sea.

El pensamiento cargado con prana evidenciaba una fuerza mucho más fuerte que el pensamiento ordinario. De hecho, todo pensamiento positivo se emite cargado con más o menos prana. El hombre de voluntad fuerte que emite inconscientemente un vigoroso pensamiento positivo (o conscientemente si tiene conocimientos sobre el asunto) envía junto con él una provisión de prana proporcionada a la fuerza con la cual el pensamiento fue emitido. Con frecuencia tales pensamientos, en vez de bogar lentamente como una emisión ordinaria de pensamiento, son enviados como una bala al blanco. Algunos oradores han adquirido este arte, y uno puede sentir claramente el impacto del pensamiento detrás de sus expresiones. Un pensador fuerte y vigoroso, cuyo pensamiento está fuertemente cargado con prana, a menudo crea lo que se conoce como Formas de Pensamiento, es decir, pensamientos que poseen tal vitalidad que casi se convierten en fuerzas vivientes. Cuando estas formas de pensamiento entran en la atmósfera psíquica de uno, poseen casi el mismo poder que tendría la persona que los emite si estuviera presente, enviando su pensamiento hacia ustedes en una verdadera conversación. Aquellos avanzados en el desarrollo oculto frecuentemente envían formas de pensamiento para socorrer y ayudar a sus prójimos en el dolor o necesidad, y muchos de nosotros hemos experimentado el efecto de pensamientos sanos enviados de esta manera, mientras ni nos imaginamos la causa del cambio de sentimiento que se operó en nosotros, trayendo consigo la conciencia de fuerza renovada y coraje.

Nuestros deseos fuertes crean formas de pensamiento que actúan para la satisfacción de esos deseos, ya sean éstos buenos o malos. Nosotros dirigimos las cosas hacia nosotros y somos arrastrados hacia ellas por estas formas de pensamiento. Éstas se convierten en poderosos auxiliares, y nunca duermen en su trabajo.

Seamos cuidadosos en cómo los emitimos. No envíes fuertes deseos de pensamiento a menos que cuentes con la aprobación de tu Yo Superior, de otra manera cargarás con las consecuencias que se deriven de él, y sufrirás mucho aprendiendo la lección de que no deben usarse los poderes psíquicos para fines indignos. Serás castigado por las cosas, no a causa de ellas. Por encima de todo, jamás y bajo ninguna circunstancia, envíes fuertes pensamientos con el deseo de dañar a otro, porque de tal acto no hay sino una consecuencia y la experiencia demostrará que es una amarga lección.
Generalmente esa persona es colgada en el patíbulo que construyó para otros. Un mal pensamiento proyectado contra una mente pura rebotará enseguida hacia el remitente que recibirá la fuerza del impacto.

Un pensamiento no expresado, emitido originalmente con una considerable fuerza de deseo, busca constantemente expresión y salida, y es fácilmente atraído hacia la mente de alguien que lo traduzca en acción. Es decir, que si un pensador ingenioso desarrolla ideas que él no tiene la energía o habilidad de convertir en acción o de aprovechar, los fuertes pensamientos que emite sobre el asunto, buscarán durante años a otras mentes como cauce de expresión; y, cuando esos pensamientos sean atraídos por un hombre con suficiente energía como para manifestarlos, entrarán a raudales en su mente como un diluvio hasta que parezca estar inspirado. El mundo astral está lleno de excelentes pensamientos no expresados que esperan por alguien que los concrete y los utilice.

De la misma manera uno puede atraer hacia sí pensamientos fuertes, de auxilio, que le ayuden a superar accesos de depresión y desaliento. Hay una inmensa cantidad de energía acumulada en el mundo del pensamiento, y cualquiera que lo requiera puede atraer la que necesite. Simplemente es una cuestión de pedir. La provisión mundial de pensamiento es tuya — ¿Por  qué no usarla?
(14 Lecciones Yogui).
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