El magnetismo
humano es una forma de energía pránica. El hombre extrae prana del aire que respira; de la
comida que come, del fluido que bebe. Si está deficiente en prana, se debilita y “le falta vitalidad”, por así decir. Cuando su
provisión de prana es
suficientemente grande para sus necesidades, se vuelve activo, radiante,
enérgico y “lleno de vida”.
Hay una gran
diferencia en la cantidad de prana absorbida
y almacenada por las distintas personas.
Algunos están
sobrecargados de prana, y lo irradian como una máquina eléctrica,
haciendo que todos los demás con quienes entran en contacto sientan incrementada
su salud, fuerza, vida y vigor. Otros están tan escasos de prana que cuando se reúnen con
otras personas, su débil condición hace que absorban de la provisión de
magnetismo pránico de los
demás, con el resultado de que esas personas así despojadas, se sienten
incómodas y débiles después de la entrevista. Algunas personas son
prácticamente vampiros, y usualmente viven del magnetismo de los demás,
inconscientemente, aunque algunos han aprendido que de esta manera pueden vivir
de la fuerza de otros, y practican conscientemente sus malas artes. Este uso
consciente de su poder es una forma de magia negra, y se acompaña con ciertas
penalidades y castigos psíquicos. Pero, después de que ha aprendido algo sobre
este magnetismo humano y sus leyes, nadie puede ser expoliado así, ni por
demanda inconsciente, ni por voluntad consciente de otros.
El magnetismo
humano, o energía pránica, es una poderosísima fuerza terapéutica
y se encuentra, en una u otra forma, en la mayoría de los casos de curación
psíquica. Es una de las formas más antiguas de curación natural, y puede
decirse que es casi instintiva en la especie. Un niño que se ha herido, o que
siente un dolor, enseguida corre hacia su madre que besa la parte herida, o coloca
su mano en el lugar dolorido y en pocos momentos el niño está mejor. Cuando nos
acercamos a alguien que está sufriendo, es muy natural que le pongamos nuestras
manos en la frente, o que le pasemos la mano por encima. Este uso instintivo de
la mano es una forma de llevar magnetismo a la persona afligida que usualmente
se alivia con la acción. Mantener a un bebé junto el pecho de su madre es otro
acto instintivo con el mismo propósito. El magnetismo de la madre brota,
impulsado por su pensamiento amoroso, y el niño se calma, descansa y se
fortalece. El magnetismo humano puede ser expelido del sistema mediante un
deseo o pensamiento, o puede pasarse más directamente a otro mediante la mano,
el contacto corporal, un beso, el aliento y procedimientos similares.
Los físicos
llaman a las manifestaciones del magnetismo humano “fuerza nerviosa” o
denominaciones similares, pero es lo mismo que nosotros hemos llamado
magnetismo humano, una forma de energía pránica. Cuando
queremos levantar un dedo, ejercemos un esfuerzo de la voluntad, si el deseo es
consciente, o un esfuerzo de la mente instintiva, si el deseo es subconsciente, y se envía un suministro de magnetismo humano a los músculos que controlan el
movimiento del dedo. Los músculos se contraen, y el dedo de levanta. Y lo mismo
sucede con cada movimiento del cuerpo, tanto en el plano consciente como
subconsciente de esfuerzo. Cada paso que damos es causado por este mismo
proceso, cada palabra que pronunciamos se produce en esta forma, cada lágrima
que derramamos obedece a la ley, hasta el acompasado latido del corazón responde
al suministro de magnetismo humano, impulsado, en este caso, por una orden de
la mente instintiva.
El magnetismo
se envía a través de los nervios, tal como si fuera un email enviado por cables de red que lo llevan desde
la oficina central a todas partes del país. Los nervios son los cables de red,
y la corriente del cuerpo siempre viaja a través de estos cables.
El magnetismo
humano es absorbido por el organismo humano del aire que respira, el agua que
bebe y el alimento que ingiere. Se extrae en el laboratorio de la Naturaleza, y
se almacena en su sistema nervioso, en una cadena de baterías de
almacenamiento, de las cuales el Plexo Solar es el depósito principal y
central. Desde estas baterías de almacenamiento, el magnetismo es dirigido por
la mente y enviado para ser usado en los miles de propósitos para los cuales
está destinado. Cuando decimos “dirigido por la mente”, no queremos decir
necesariamente que debe ser dirigido por un esfuerzo de la mente consciente o
de la voluntad, de hecho, no más del cinco por ciento de la cantidad utilizada
es dirigido en esa forma, mientras que el noventa y cinco por ciento restante,
es dirigido y utilizado por la mente instintiva que controla las funciones del
cuerpo, el funcionamiento de los órganos internos, los procesos de digestión,
asimilación y eliminación, la circulación de la sangre y las diversas
funciones del cuerpo físico, todas las cuales están
totalmente o en parte, bajo el control y cuidado de la mente instintiva.
Cada parte del
cuerpo contiene una cantidad mayor o menor de magnetismo, todo el tiempo,
dependiendo de la vitalidad general de la persona, vitalidad que está
determinada íntegramente por la cantidad total de prana, o
magnetismo humano en el sistema.
Mediante los
impulsos de la mente, a través del cerebro, el magnetismo es desviado desde sus
baterías de almacenamiento y enviado a todas partes del cuerpo, o a cualquier
lugar específico, por los hilos del sistema nervioso. Sin este magnetismo el
corazón no puede latir, la sangre no puede circular, los pulmones no pueden respirar y los diversos
órganos no pueden funcionar; de hecho, la maquinaria entera del cuerpo se
detiene si se cierra el suministro de magnetismo. Aún más, ni siquiera el
propio cerebro puede realizar sus funciones como órgano físico de la mente, a
menos que esté presente un suministro de prana o magnetismo. Y todavía, los físicos sonríen ante la mención
del tema del “magnetismo humano”, y lo despachan dándole otro nombre, “fuerza
nerviosa”, pero limitando su alcance.
Así como la
sangre penetra todas las partes del sistema por medio de las arterias y los
vasos sanguíneos menores que terminan en diminutos vasitos del grosor de un
cabello, llamados capilares, y el sistema se mantiene provisto de sangre rica y
roja, construyendo y reparando las células del cuerpo, y proporcionando el
material requerido para ese interminable trabajo de reparación y reconstrucción
que tiene lugar permanentemente en todas las partes del cuerpo, bajo la
dirección de ese fiel sirviente, la mente instintiva, así mismo el magnetismo
humano, o energía pránica, penetra cada porción del sistema,
por medio de esta maravillosa y compleja maquinaria llamada sistema nervioso,
con sus complicados sistemas dentro de sistemas de cables, hilos, relés,
acumuladores y similares. Sin este magnetismo no podría haber vida, ya que
hasta la fuerza motriz de la maquinaria y aparejos para mantener en
funcionamiento la circulación de la sangre, dependen de esta energía pránica.
Detrás de toda
esta distribución, se encuentra la mente instintiva, que mantiene una demanda y
traslado incesantes de las baterías de almacenamiento del sistema para
proporcionar un suministro suficiente de magnetismo que supla todas las partes
del cuerpo, y sólo requiere de una cantidad especial en respuesta a una demanda
súbita e inmediata. Pero la mente instintiva cuida de la demanda y el
suministro en esta continua extracción de las baterías de almacenamiento y el
consecuente envío de magnetismo hacia todas las partes del cuerpo. Envía sólo
un cierto porcentaje razonable de la
cantidad almacenada, pues de otra manera pronto arruinaría el sistema. Si uno
tiene una abundante provisión de magnetismo, la mente instintiva es bastante
liberal distribuyéndola, porque no es miserable, sólo es prudente, y tal
persona irradia magnetismo, de manera que los que entran en contacto con ella
sienten la saludable efusión que escapa de los confines del sistema nervioso, y
llena la atmósfera astral a su alrededor.
Muchos pueden
percibir esta aura y los que tienen un cierto grado de visión clarividente
pueden verla. De hecho, un buen clarividente puede ver cómo se mueve solo el
magnetismo dentro del sistema nervioso de una persona. Cuando está dentro, o
muy cerca del cuerpo, tiene un tinte rosado claro que desaparece a medida que
se aleja del cuerpo. A corta distancia del cuerpo parece una nube de vapor del
color y apariencia de una chispa eléctrica, o más bien de las radiaciones de un
tubo de rayos X. Los clarividentes ven partículas de él parecidas a chispas que
se desprenden de la punta de los dedos de aquellos que dan “tratamientos
magnéticos” o pases mesméricos.
El prana depende considerablemente de
los deseos y expectativas de la persona, tanto en lo referente a su absorción
como a su proyección en una onda de pensamiento. Es decir, que toda persona
absorbe más o menos prana
en cada momento de su vida, y esta cantidad puede ser
considerablemente incrementada siguiendo las enseñanzas Yogi respecto a
respiración, alimentación y bebida; el pensamiento deseo o expectativa de la
persona aumentará todavía más la cantidad de prana absorbida. Y, en la misma forma, el deseo o la voluntad
de la persona multiplicarán mucho la fuerza con la cual es proyectado un
pensamiento, puesto que ello incrementa la cantidad de prana con la que se carga el
pensamiento.
Para hablar más
claro: Si uno forma una imagen mental de la absorción de prana mientras respira, come o
bebe, pondrá en movimiento ciertas leyes ocultas que tenderán a liberar una
cantidad mayor de prana de
la materia que la encierra y, en consecuencia, se fortalecerá
considerablemente. Haz el experimento de tomar unas respiraciones profundas,
manteniendo la imagen mental de que estás absorbiendo una gran cantidad de prana con cada inspiración, y
sentirás el influjo de una nueva fuerza. Vale la pena probarlo cuando uno se
siente cansado y exhausto. Igualmente, bebe lentamente un vaso de agua,
mientras formas la imagen mental de que estás extrayendo del agua el gran
suministro de prana almacenado
en ella, y experimentarás un resultado similar. Igualmente, al comer, si
masticas el alimento despacio mientras mantienes la imagen mental de que estás
extrayendo la fuerza del prana contenido
en la comida, recibirás de ella un porcentaje mucho mayor de nutrición y fuerza
que en la forma ordinaria. Todas estas cosas son útiles, esperamos que las
prueben, y las utilicen cuando las necesiten. No permitan que la sencillez de
estas cosas les hagan subvaluarlas.
La misma ley
hace que un pensamiento proyectado con la imagen mental de que está fuertemente
cargado con Prana, alcance mayor velocidad y fuerza que
un pensamiento ordinario, y su potencia aumenta considerablemente con esta
práctica. Pero tenga cuidado de no enviar malos pensamientos por esta vía.
(14 Lecciones Yogui).
(14 Lecciones Yogui).