Tu cerebro
es un registro del pasado, es un artefacto de todo aquello que has aprendido y
experimentado hasta este momento. Los sentimientos y las emociones son el
producto de las experiencias finales y recuerdas mejor las experiencias porque recuerdas
como se sienten, cuanto más fuerte es la
reacción emocional de un evento más atención le vas a prestar a esa causa, y el
cerebro realiza una foto fija de lo que está sucediendo y a este mecanismo lo llamamos
recuerdo.
Las personas piensan,
neurológicamente, en función a las mismas experiencias pasadas de su vida y se sienten,
químicamente, dentro de los límites de las emociones de esas experiencias, y
como pensar y sentir definen un estado del ser, entonces, la mayoría vive en un
estado del ser que corresponde a su pasado familiar. Y generando así un futuro
predecible.
Es
necesario aprender el arte de ser más grande que las condiciones de tu entorno,
un entorno está compuesto de personas, cosas, de situaciones, entonces, es ser
más grandes que aquellas emociones que están ancladas en tu cuerpo, de esos hábitos
que se convierten en programas inconscientes y en actitudes que están estructuradas,
y así ya no vivir en ese futuro predecible sino aprender a vivir en el momento
presente.
Cuando entras
en el momento presente ya no tienes pasado y tampoco futuro, ahora te encuentras
en un lugar maravillo y enorme que se llama posibilidad, este es el lugar el
perfecto donde podemos crear.
Cuando estás
en este lugar y que llegas a un punto de olvidar tu viejo yo, surge un estado
de éxtasis, alegría y dicha, entras en el estado natural del ser. Cuando de
repente puedes ver quién eras antes, en este momento, puedes darte cuenta que
has estado en un nivel tan bajo de energías que ni siquiera puede verte desde
los ojos de otros.
Cada día tú
puedes crear un futuro nuevo, combinar una emoción elevada con un estado elevado,
observar tu yo antiguo y desde ahí escoges el nuevo yo quieres manifestar.