El subconsciente es un poder mental que gobierna lo que generalmente se
conoce por la acción involuntaria del cuerpo, como ser: los latidos del corazón,
la circulación de la sangre. La digestión o cualquier otra función que no
dependa directamente de la voluntad o sea regida por ella.
La mente subconsciente es un conjunto de costumbres, y de costumbres
arcaicas. Contrae hábitos de enfermedad, es decir, una parte de ella comienza a
actuar en cierta dirección errada y sigue así, concluyendo por alterar la armonía
general hasta que, o sucede algo para restablecerla, o bien todas las demás
partes se amoldan a la acción irregular, estableciendo una especie de tregua
entre ellas, convenio que hacen, no por el mayor bienestar del conjunto, sino más
bien por tener paz temporal.
La parte subconsciente de la mente está en realidad subordinada a la
parte consciente, pero tiene su modo de imponerse y de seguir por su cuenta, de
la misma manera que de ordinario lo hacen todos los subordinados.
Hemos aceptado el hecho de que en cierto modo la economía física es
regida con inteligencia, pero no hemos estado tan prontos para creer que la
inteligencia reguladora habita en el interior del organismo mismo.
La maquinaria en la mente subconsciente no es como la madera o el acero,
y por consiguiente debemos arreglarla, por así decirlo, con distintas
herramientas. Las herramientas que debemos usar son las palabras, ya sean
pensadas o habladas. También podemos hacer uso de la emoción, que a veces no
necesita en absoluto de palabras.
Si comprendiéramos mejor el mecanismo de nuestra mente, sabríamos por qué
un médico mentalista dice a su enfermo, que está sano y robusto, cuando es
evidente que está débil y enfermo. Si la
mente subconsciente no estuviese al mando de la mente consciente, semejante
afirmación no le haría bien alguno, le produciría tanto efecto como el que
causa una piedrita arrojada con una muro de hormigón.
El que en realidad produzca efecto es debido al hecho de que la mente
subconsciente es una substancia inteligente, plástica y vibrante, y cuando es
tocada por una palabra viva, actúa de acuerdo con esa palabra. Palabras vivas
son las de salud, de éxito, de aliento, etc., y la mente subconsciente responde
a ellas produciendo mejor circulación, mejores latidos del corazón, mejor acción
muscular y nerviosa, mejor vista, mejor oído y mejor digestión.
Por el contrario, las palabras muertas, tales como: Estoy enfermo, tengo
mala suerte, soy pobre, no valgo lo suficiente, etc., tienen un efecto
deprimente, bajan el tono del sistema entero, y producen, en cada detalle, el
efecto contrario al de las palabras vivas.
Mecanismo del
subconsciente:
Si vas a tu trabajo por el mismo camino todos los días, después de un
tiempo ya no necesitarás pensar en el rumbo que tienes que tomar, pues
inconscientemente doblarás las esquinas, llegando por último a tu lugar de
trabajo casi sin darte cuenta. Posiblemente, durante el trayecto, te habrás
abstraído en pensamientos profundos. Tu andar, como mera actividad muscular,
era subconsciente y aquello que dirigía tus pasos en cierta dirección era también
tu subconsciente.
La vida es un conjunto de estas actividades subconscientes. Tienen su
origen en la mente consciente y pasan de allí a la subconsciente. Pues si la
mente consciente tuviera que estar ocupada constantemente en cada uno de los
detalles que al principio tuvo que adquirir con sumo cuidado y precisión no daría
abasto, entraría en colapso.
Si deseas gozar de buena salud y llevar contigo una campo magnético de
dulzura, bondad, y poder, si deseas ser un exitoso y abundante, tienes que
mantener en la mente los pensamientos que hagan posible su realización. Un pensamiento
pasajero tendrá muy poco efecto para convertirse en el ideal que anhelas, pero
un pensamiento sostenido con persistencia, tenacidad y firmeza se convierte con
el tiempo en una parte de nosotros mismos. Si el pensamiento es elevado y
noble, la mente subconsciente actúa al unísono con la verdad y la nobleza, si
el pensamiento es mezquino y bajo, la mente subconsciente actúa también de
acuerdo con él. A medida que la mente actúa de acuerdo con el pensamiento, va
dejando huella de esta operación.
Al mismo tiempo, la mente subconsciente está reconstruyendo nuestras
condiciones físicas de acuerdo a nuestro pensamiento. Lo hace tan
silenciosamente, tan en secreto, que no nos damos cuenta de ello. Comprenderás
mejor de qué manera puede ocurrir esto, cuando observes que puedes estar
profundamente absorto en el pensamiento que te ocupa, que no te das cuenta de
que realmente estas pensando. Solo cuando recobras la consciencia de esto, es
decir, vuelves a ti cuando llegas al final de tu larga meditación. Estabas trabajando con tu mente, y sin embargo, ella no tenía conciencia
al concluir su propio trabajo interno.
Es más o menos de igual manera, cómo la mente subconsciente ejercita sus
actividades, sin que nosotros tengamos que consciencia de ello. Alcanza también,
hasta muy lejos se extiende, sin nuestro conocimiento, más allá de los límites,
que, en nuestra ignorancia, le hemos fijado, y de este modo trabaja para
nuestro bien o para nuestro mal, según sea la naturaleza del pensamiento que
pongamos en actividad.
Las limitaciones no existen, al hombre no se le
puede considerar ya como una entidad pequeña y aislada, creada en un tiempo sin
que le sea posible reconstruirse, en vez de esto, vive con el entendimiento de
que el hombre es una vida que fluye constantemente con el Eterno. Significa que
tus células pueden ser reconstruidas continuamente, en cada día y en cada
momento. Significa que así como el océano de Poder Divino es inagotable, la
vida del hombre también lo es. Estas palabras bien entendidas y metabolizadas
por tu mente subconsciente destierra la antigua idea de limitación, llevando a la
mente hasta la consciencia de su libertad. Nos hace respirar más libremente y
comprender cuán ilimitado es nuestro campo de acción.
Meditando diariamente, durante un tiempo, tu mentalidad se renovará por
completo. La mente subconsciente se apoderará entonces del nuevo hábito mental,
el cual compenetrará todos tus tejidos, produciendo cambios y mejoras en todo
tu organismo. Y no solo esto, sino que la mente subconsciente, que trabaja en
grandes extensiones ignoradas por la mente consciente, empezará a
exteriorizarse, a abrir puertas y crear oportunidades, a fin de que el ser en
evolución tenga campo para manifestarse.
Cuando la sensación de limitación desaparece, el germen del poder dentro
del alma humana está pronto para manifestarse en el mundo exterior. La mente
consciente siembra la semilla (meditación) en el terreno de la mente
subconsciente y ahí se desarrolla. Esta semilla, que es el pensamiento de
libertad, de vida continuamente renovada, produce los merecidos frutos.
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