Cambiar es salir de todo aquello que te es familiar, predecible, cómodo y conocido, y dar un paso hacia un lugar que no puedes predecir, vivir en la incertidumbre, donde estás en lo desconocido y estás incomodo.
Es dejar el pasado, lo familiar atrás, porque si vives en el pasado nada cambia en tu presente. No esperes las crisis, o las enfermedades para tomar en serio el proceso de cambio.
El proceso de cambio es tan importante porque, en el momento que empiezas a observar tus pensamientos, en el momento que empiezas a prestar atención a cómo actúas y a cómo hablas, en el momento que empiezas a darte cuenta que llevas muchos años sintiéndote de la misma forma, miedo, frustración, culpa, etc., y como estabas tan ocupado sintiendo eso que no puedes salir del lugar en el que te encuentras.
El modelo antiguo de la realidad es llegar a nuestros límites, es decir sentirnos tan mal o empezar a experimentar una enfermedad compleja para empezar a cambiar. Entonces, ¿Por qué esperar? ¿Por qué no iniciar el cambio en un estado de dicha y de inspiración en vez de un estado de dolor y sufrimiento?
La parte más difícil del cambio es de no hacer las mismas elecciones.