Todo el mundo tiene más o menos un sentido de la
obligación. Todo el mundo de uno u otro
modo «sirve» a diferentes grupos y organizaciones, como la familia de uno, asociación, instituciones
educativas, el lugar de trabajo de uno, el
partido político de uno, y el gobierno, etcétera. Todas estas estructuras nacen
y empiezan a desarrollarse cuando un grupo aislado de personas empiezan a pensar y actuar del mismo modo. Luego, van
uniéndose nuevas personas a la organización/grupo y la estructura crece, gana
fuerza, obliga a sus miembros a seguir
las reglas establecidas, hasta que alcanza un punto en que la estructura es capaz de subyugar a grandes grupos sociales a
su voluntad. A nivel de la realización material, las estructuras energéticas
están compuestas de gente (unidas por fines comunes) y objetos materiales,
tales como edificios, construcciones, muebles, instalaciones, tecnología,
etcétera.
Una estructura se crea cuando los pensamientos de
un grupo de gente se enfocan en una
dirección. Así, los parámetros de su energía mental se hacen idénticos. La energía mental de individuos independientes
se mezcla en una corriente. De ahí que, en medio del océano
energético, se crea una estructura energética
independiente basada en información que es llamada el péndulo energético. Esta
estructura empieza a obtener vida propia, y hace obedecer sus leyes a aquellos
participantes en su creación.
Los péndulos mientras más alto y más rápido oscila,
más gente —partidarios— lo alimentan con su energía. Cada péndulo tiene su
propia frecuencia característica de
vibraciones. Por ejemplo, puedes hacer subir alto las oscilaciones en el aire sólo aplicando una fuerza de una cierta
frecuencia. Este tipo de frecuencia se denomina
resonancia. Si el número de partidarios de un péndulo decrece, su oscilación bajará y finalmente su movimiento
de oscilación se extinguirá. Cuando no hay más partidarios para hacer oscilar
el péndulo, se detendrá y como entidad,
morirá. Hay varios ejemplos de péndulos “muertos”: las antiguas religiones paganas, los utensilios de piedra y
las antiguas formas de armamento, las
antiguas tendencias de la moda y los discos de vinilo... En otras palabras,
todo lo que existió antes y ya no se utiliza.
He aquí ejemplos de péndulos que existen en la
naturaleza y la vida salvaje: colonias de bacterias, poblaciones de seres vivos,
bancos de peces, manadas de animales,
macizos forestales, praderas, colonias de hormigas, etc. Cualquier estructura compuesta de organismos vivos, de
una naturaleza relativamente homogénea y
ordenada puede formar péndulos.
Y puesto que cada organismo vivo representa una
unidad energética, puede también ser considerado un péndulo. Cuando un grupo de
estos péndulos singulares empiezan a oscilar
al unísono, crean un péndulo grupal. Está por encima de sus partidarios como una superestructura;
existe como estructura particular e
independiente y establece reglas para mantener unidos a sus partidarios, pero también para atraer a
nuevos. Tal estructura es auto-gobernada en el sentido de que se desarrolla
independientemente, según sus propias leyes.
Sus partidarios no saben que actúan según las leyes del péndulo, y no por su
libre voluntad. Por ejemplo, un aparato burocrático se desarrolla como una
estructura autónoma, independientemente de la voluntad de cada uno de sus funcionarios. Por supuesto, un
funcionario influyente puede tomar ciertas
decisiones independientes, pero estas decisiones no pueden ir en contra de las leyes del sistema; de otra manera, tal partidario
será rechazado. Incluso una persona
sola, que es ya un péndulo por sí misma, no siempre es consciente de sus propias motivaciones. Un ejemplo de una
persona tal es el vampiro energético.
Cualquier péndulo es destructivo por su naturaleza,
puesto que toma energía de sus partidarios y establece su poder sobre ellos. La
destructividad del péndulo se manifiesta
en su indiferencia hacia la suerte de cada uno de sus partidarios. Su único objetivo es obtener un flujo constante
de energía de ellos; el péndulo no se preocupa
de que al partidario individual eso le resulte útil o no. Si una persona está bajo la influencia de un sistema, tiene
que vivir su vida según las leyes del sistema;
de lo contrario, el sistema lo masticará y lo escupirá fuera.
Si una persona tiene suerte, encontrará su sitio en
el sistema, donde se siente como pez en
el agua. Siendo un partidario, la persona da al péndulo su energía, y el péndulo, a su vez, le proporciona un
entorno donde esta persona es capaz de vivir.
En cuanto un partidario empieza a romper las reglas de una estructura, la frecuencia de su energía mental ya no está en
sincronía con la frecuencia de resonancia
del péndulo. Al no poder recibir la energía de este partidario, esto resulta en que el péndulo expulsa del sistema
o incluso destruye al partidario rebelde.
Si una persona es llevada lejos de las líneas que
más le favorecen, entonces la vida en la estructura de un péndulo ajeno se
convierte en un infierno viviente o simplemente
en una existencia deprimente y aburrida. Para este partidario, éste se convierte en un péndulo destructivo. La
persona que ha caído bajo su influencia pierde su libertad; está obligado a
vivir según las leyes impuestas y se convierte
en una pequeña pieza dentro de una enorme máquina le guste o no. Sin embargo,
un hombre puede estar bajo el patrocinio de un péndulo y lograr resultados
sobresalientes. Napoleón, Hitler, Stalin y otras figuras semejantes fueron todos favoritos de péndulos
destructivos. Aún así, el péndulo no se preocupa
del bienestar de sus partidarios, únicamente los utiliza para sus propios fines. Cuando le preguntaron a Napoleón
si alguna vez fue verdaderamente feliz,
sólo pudo recordar unos pocos días en toda su vida.
Los péndulos utilizan métodos refinados para atraer
nuevos partidarios que vuelan hacia ellos, como polillas hacia una llama. A
menudo una persona, seducida por los
trucos publicitarios del péndulo, se aleja de su felicidad ¡que estaba todo el tiempo frente a ellos! Gente se
une al ejército y perece ahí. Gente se
enrola en instituciones educativas y, en vano, dominan profesiones que no son realmente las suyas. Gente encuentra
trabajos que sienten ajenos, pero que son
supuestamente prestigiosos. Trabajan y se empantanan en problemas. Traen
extraños a sus vidas y terminan sufriendo.
Muy a menudo, la actividad de un péndulo lleva a la
destrucción de los destinos de sus partidarios individuales, a pesar de que intenta ocultar sus verdaderos
motivos, disfrazándose de virtuoso y
benévolo. Para una persona que ha caído bajo la influencia de un péndulo destructivo, el principal peligro consiste en
que el péndulo desvía a su víctima de aquellas líneas de vida donde encontraría
la verdadera felicidad. (Transurfing)