martes, 29 de octubre de 2019

El juego de la Dualidad y La Intención


La intención dirige la realidad dándole una vibración particular. Una situación estancada o un proyecto que demora en realizarse no están sobre la buena vía cuántica. A través del poder de la intención, nosotros podemos re-orientarlo hacia un camino en armonía con la frecuencia de nuestro Ser, y así, ponerlo en movimiento para imprimirle el impulso necesario.

De acuerdo con los principios de la física cuántica, cada hecho observado constituye una parte de una serie de opciones posibles. Es solo después de una elección hecha por un observador que una de estas oportunidades se hace realidad. Todas las otras posibilidades que no se hayan elegido continúan existiendo en otros universos paralelos. Una vez tomada la decisión, entramos en una sucesión infinita de causas y efectos. Cada una de las posibilidades latentes posee una frecuencia específica.

Las personas cuyas intenciones son contundentes tienen al principio una visión muy clara de lo que quieren y de lo que son, porque su visión está alineada con la frecuencia de su Ser.

Estas personas son capaces de atraer hacia ellos aquello que desean. Esto se debe a que son magnéticos.

La intención magnética:
Lo primero que hay que hacer para comprender cómo utilizar la intención, es salir de nuestros programas antiguos para situarnos en la posición de programador. A partir de allí, nosotros utilizaremos nuestras dudas y debilidades como el polo negativo de un imán y nuestras nuevas elecciones como el polo positivo a fin de que estas intenciones sean magnéticas y ordenen la realización de las nuevas posibilidades.

La intención es una orden, que describe el nuevo programa a instalar en nosotros, y su contrapartida negativa inconsciente que podría ser activada por defecto.

Para crear una intención magnética efectiva, primero debe identificarse nuestro sufrimiento o nuestra debilidad, es decir, el estado en el que es más probable que se activen nuestros antiguos programas. En segundo lugar, debemos incluir esta condición en la formulación de nuestra intención.

Así como la acción de un imán contiene la presencia de dos polos, uno positivo y otro negativo, para que nuestras intenciones o nuestros pedidos sean efectivos debemos integrar los dos polos correspondientes a los aspectos de la ecuación. La integración de estos dos polos tiene por efecto magnetizar la intención consciente y hacerla efectiva.

Formular una intención en el modelo de la dualidad, también sirve para anclarla en el día a día, aquí y ahora. Si me quedo con mi malestar presente sin querer eliminarlo, sino simplemente tratando de domarlo y conocerlo, entonces yo podría utilizarlo como un polo negativo con la intención que yo formularé. Esto significa que en vez de sentirme impotente o negativo, puedo usar mi vulnerabilidad como polo negativo de mi intención, yo la integraré a mi orden sin juzgarla. Al hacer esto, me libero del modo de pensar polarizado y entro en un proceso que no es muy lineal, pero que converge en lo global y pertenece a la dimensión cuántica.

Lo antes expuesto muestra claramente que la recuperación de nuestro poder y de nuestra autonomía pasa por la aceptación de nuestra humanidad, y no por su rechazo. Nosotros tenemos tendencia a magnificar nuestro lado divino y a decirnos “Yo estoy bien únicamente cuando muestro mis aspectos de luz”. La verdadera belleza y el verdadero poder vienen del equilibrio entre nuestra luz y nuestra sombra, siendo éste nuestro lado más frágil y vulnerable. 
(Kishori Aid)
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lunes, 28 de octubre de 2019

Nuestra Alma


Imaginemos al alma simplemente como una porción de energía, de consciencia, como una entidad compleja que vamos a decir que nace, o es creada de lo que llamaremos la "Fuente", "El Absoluto", etc.

Nuestra Alma es un ser consciente, de un determinado nivel evolutivo, nacido o creado directamente de la Fuente primaria y original, en una existencia multidimensional, con una parte que llamamos el Yo Superior en otro nivel de existencia, que monitoriza, supervisa, planifica la multitud de experiencias y lecciones por las que pasamos en cada encarnación.

Mi Yo Superior no es más que otra versión de mí mismo, en otro estado evolutivo, y como tal también define a sí mismo como una porción unitaria de inteligencia infinita, es decir, un trozo de la energía o conciencia que es la Fuente o el TODO. Yo, la persona que está escribiendo esto en estos momentos, y tú, la persona que lo está leyendo, somos una versión en un nivel evolutivo concreto, encarnados en un cuerpo físico de la totalidad del ser que somos en realidad.

Si nuestra alma actual es solo una parte del impresionante ser que en realidad somos, ¿por qué nos encarnamos en un cuerpo físico? ¿Cuál es el propósito? La respuesta más sencilla es que el juego de la creación es un juego de aprendizaje. Todo lo que podemos comprender es que estamos aquí para aprender y evolucionar, y para ello parece que hay diferentes cursos por los que pasar en el proceso.

Estos cursos son mapas para definir los diferentes niveles de crecimiento de nuestra conciencia o alma. Cada curso tiene una serie de experiencias y lecciones asociadas a nivel macro, repartidas en múltiples vidas y encarnaciones. A medida que vamos aprendiendo esas lecciones y experiencias nos expandimos, crecemos e incrementamos nuestro potencial, por lo que necesitamos vehículos físicos cada vez más complejos para sostener el nuevo nivel energético y evolutivo.

Así que, a partir de ahora, consideremos la vida, esto de estar correteando por aquí en un cuerpo físico, tratando de comprender este vía crucis (para algunos) en el que estamos metidos, como un juego de aprendizaje. (David Topi)
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domingo, 8 de septiembre de 2019

Universos Paralelos y el Plano Astral


Un rayo de partículas subatómicas es dirigido hacia una superficie sensibilizada que registrará sus impactos. Una pantalla es colocada después entre la fuente de las partículas y la superficie sensibilizada. Hay dos hendiduras en la pantalla a través de las  que las partículas pueden pasar – la pantalla si no las bloquearía. Cada una de las  hendiduras puede ser abierta y cerrada independientemente por el experimentador.

Las partículas subatómicas, como su nombre implica, son concebidas como unas bolas de cañón muy pequeñas. El sentido común, y las física newtoniana, sugiere que si ambas hendiduras están abiertas, el doble como mucho de estas pequeñas bolas de  cañón pasarán a su través que si solo está abierta una. La realidad es que pasan más  partículas si solo una hendidura está abierta.

Cuando el experimento fue llevado a cabo por primera vez, presentó a los científicos un  dilema. Para darle sentido a sus descubrimientos, empezaron a postular que las  partículas subatómicas no eran partículas después de todo, sino que eran formas de  onda.

La teoría de las ondas parecía solucionar el misterio, excepto por un punto importante.  Las partículas, que se comportaban como ondas mientras pasaban a través de las dos hendiduras en la pantalla, rápidamente volvían a convertirse en partículas  inmediatamente después. Una onda golpeando la superficie sensibilizada la impactaría  naturalmente toda a la vez, como una ola del mar rompiendo contra la playa. Pero el experimento muestra que esto no ocurre. Las partículas golpean en lugares específicos, como pequeñas bolas de cañón.


Los físicos empezaron a referirse a la dualidad ondapartícula (que nombraba la conducta, pero no la explicaba) y vivieron durante años con el incómodo  conocimiento de que las partículas se comportaban como partículas en ciertas circunstancias y como ondas en otras. Es importante apreciar que la dualidad  onda-partícula funciona, lo que es decir, al considerar a las partículas  subatómicas de esta forma, los científicos han sido capaces de predecir  adecuadamente la conducta de estas partículas a través de un amplio rango de  situaciones. En otras palabras, la dualidad es real – simplemente no tiene  mucho sentido.

Tenía tan poco sentido, de hecho, que los físicos empezaron a preguntarse si  la "onda" existía en el mundo objetivo después de todo. Teorizaron que realmente podría ser una conveniencia mental que les permitía seguir la pista  de lo que estaban viendo, otro ejemplo más de la función organizadora de la  mente humana.

Función Organizadora de la Mente:
Mire a través de la ventana. Ve árboles, autos, personas,  y cosas similares. Pero de hecho no está viendo ninguna de esas cosas. Lo que está ocurriendo es que la  luz es reflejada por una completa serie de estructuras diferentes. La luz se refleja en la  estructura, alcanza a su ojo, excita los receptores de su retina que disparan un pulso eléctrico a lo largo del nervio que a su vez lleva la información a su cerebro.

Su cerebro es acribillado con todo tipo de información cada segundo del día. Lo que su cerebro hace es organizar esa información para que tenga sentido para usted. Lo hace imponiendo patrones sobre la información, de una casa, de un auto, de árboles y cosas  así.

Es esta función organizadora, la que le permite reconocer un árbol, incluso si nunca ha  visto esa especie particular de árbol con anterioridad. Está caminando a través de una  selva tropical, gira en una esquina y se cruza con un tipo de árbol con el que no está familiarizado. Puede que no sepa que está ante árbol que crece en una determinada región y lo llaman el árbol NN, pero sabrá que es un árbol y no un elefante. La función organizadora que hay dentro de su cabeza se asegura de eso.


Ondas de Probabilidades:
Así que los físicos empezaron a pensar que la dualidad onda-partícula realmente era parte de su propia función organizadora. La "onda" realmente era una colección de posibilidades que se comportaban de una manera  ondulada. En otras palabras, su partícula básica todavía  era una pequeña bala de cañón, pero en lugar de observar simplemente la conducta de pequeñas balas de cañón  usted tomaría en cuenta todas las cosas varias que podrían ocurrirle a una pequeña bala de cañón, todas las  posibilidades, que es lo mismo, y su mente las organizaría  en una estructura ondulada. Las partículas cuánticas  empezaron a ser vistas cada vez más como ondas de  probabilidad.

Si usted aplica este pensamiento al problemático experimento de la doble hendidura, puede ver su atractivo. Dado el concepto de la onda de  probabilidad, podemos retornar a la reconfortante imagen de las partículas  como pequeñas balas de cañón. Conforme cada pequeña bala se acerca a las dos hendiduras abiertas en la pantalla, la onda de probabilidad (que solo existe  realmente en su mente) representa las diferentes posibilidades abiertas a la partícula, en esencia si pasará a través de la hendidura de la derecha o de la izquierda, o si chocará con la pantalla y será absorbida o desviada. La onda de  probabilidad no predecía precisamente a dónde iba la partícula, solo a dónde era más probable que iría.

La teoría de las ondas de probabilidad explicaba eficientemente la conducta de  la partícula, pero dejaba un exasperante problema. Si las ondas-partículas eran realmente ondas de probabilidad y las ondas de probabilidad realmente eran  una función organizadora de la mente de los científicos en observación, ¿cómo  se explica el hecho observable de que las probabilidades de alguna  manera se las ingeniaban para interferir las unas con las otras exactamente  como las formas de onda físicas?


Universo Paralelos:
En 1957, un joven físico americano llamado Hugh Everett encontró la  respuesta. En un argumento de deslumbrante simplicidad, sugirió que si dos  probabilidades pueden interferir la una con la otra, cada una de ellas debe  tener una existencia real. Pero dado que no hay forma de que ambas  probabilidades puedan existir en nuestro universo, se desprende lógicamente  que debe haber un segundo universo paralelo, que aloje a la segunda  probabilidad.

Las implicaciones de la teoría de Everett son bastante extrañas. Implican una  interacción en curso entre los dos universos paralelos, que se dividen y  fusionan continuamente en relación a eventos específicos. En el famoso  experimento de las dos hendiduras, la separación de los dos universos produce  la conducta ondulada, mientras que la fusión nos lleva de vuelta a nuestra  pequeña partícula bola de cañón.


¿Es este "segundo universo" al que hemos estado llamando Plano Astral?
Es un poco pronto para decirlo, pero, de una forma interesante, las ideas esotéricas ayudan a clarificar los más desesperadamente frustrantes aspectos de la teoría científica, la irritante toma de consciencia de que, no obstante los muchos universos paralelos que  invoque, las probabilidades persisten como una función de la mente humana.

Los físicos cuánticos creen que en la onda de probabilidad, dos partículas existen en universos separados. Las partículas son idénticas, pero su conducta varía, en el  experimento fundamental que hemos estado examinando, las partículas van a través de diferentes hendiduras dependiendo del universo en el que ellas habiten. Un corolario de  esto es que todo lo que existe en nuestro universo físico debe tener un tipo de reflejo en  el universo paralelo, y esto incluye la probabilidad de reflejos tanto de ti como de mí.

Fuente: J.H. Brennan.
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viernes, 6 de septiembre de 2019

¿Cómo saber si tienes un trabajo de magia negra?

El gran aliado que tiene la magia oscura es el desconocimiento. El hecho de que la gente no crea en su existencia hace que, en no pocas ocasiones, estos trabajos acaben por destruir por completo o casi por completo a su víctima dependiendo de la potencia del trabajo que le han realizado. Y bien sé lo que digo porque muchas veces este tipo de trabajos oscuros pasan desapercibidos confundidos con depresiones y rachas de mala suerte. Eso sí, debemos ser sumamente cuidadosos a la hora de diferenciar una depresión o algún trastorno psicológico de un ataque energético. Siempre aconsejo descartar estas causas antes de dictaminar que hemos sido víctimas de un trabajo de magia negra. Debemos evitar caer en la sugestión y he conocido personas que achacan a la magia negra cualquier cuestión de índole negativa que le sucede.

Para colmo tenemos a la ciencia oficialista diciendo que este tipo de cuestiones no son más que supercherías, propias de gente inculta y carente de todo tipo de moral. Como siempre, aquellos que están en el poder nos engañan, diciéndonos que lo invisible no existe cuando hablar de magia y brujería darían para escribir no un libro sino muchos libros. ¿Acaso es eso simple imaginación? ¿Tanta imaginación tenemos los brujos?

El origen de la Magia Negra ha tenido siempre su origen en la envidia. La envidia es un estado mental en el que alguien siente dolor por no poseer lo que tiene el otro. Es el apego a lo ajeno propio de gente que no es capaz de crear y solo sabe competir. Es un estado de desconocimiento absoluto y total sobre las más básicas leyes de funcionamiento del universo y por supuesto, una declaración de inferioridad. El envidioso es malvado pues al no tener talento, el único recurso al que puede recurrir es a hacer el mal a la persona envidiada para destruirla. En su incapacidad para comprender el mundo consideran que eliminando al otro, su angustia se aplacará.

Por esta razón acuden al lado oscuro de la brujería. Pagan por hacer que alguien elimine al que ellos creen causante de sus desdichas y su mal. Lo que no saben es que haciéndolo, se lo hacen a ellos mismos pues en este planeta las deudas son cobradas siempre. Incluso el brujo más avezado, capaz de protegerse de este tipo de cuestiones, más tarde o más temprano sufre las consecuencias.

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martes, 3 de septiembre de 2019

Magia Negra o Ataques Psíquicos


Un trabajo de magia negra consiste en el trabajo realizado por un brujo o mago  dedicado a las artes oscuras sobre el aura de una persona o lugar. Muy a grandes rasgos,  se construye una entidad energética a la que se le da una o varias órdenes muy precisas que esta entidad habrá de aplicar sobre la víctima actuando como guardián del trabajo  realizado por el brujo. Según va pasando el tiempo, el trabajo oscuro va arraigándose en  la víctima y en su vida debido a que esa entidad guardiana se aloja en el cuerpo aúrico de la víctima, convirtiéndose su vida en una pesadilla e incluso en su propia muerte. Como en todo, hay grados. Algunos trabajos son demoledores y buscan la muerte de la  víctima y otros su sufrimiento, ruina, ruptura de relación de pareja, etc. Hay tantas  motivaciones como iniquidades anidan en el alma del ser humano.

Para distinguirlos de una racha de mala suerte hemos de estar muy atentos y ser muy  objetivos. Tener enemigos no les convierte a estos en brujos oscuros así que recomiendo  que tratemos de ser muy asépticos y que, si los males persisten, se consulte a alguien  que sepa del tema pues no es un asunto a tomar en broma. Si es magia negra, lo  descubriremos porque la frecuencia de infortunios así como su número está fuera de  toda probabilidad estadística. Será algo que nos llame la atención, desde luego.

  • Sentimientos negativos o tristeza. Podemos encontrarnos con una causa externa que nos ha inducido a una tristeza o negatividad: la ruptura de una relación, la muerte de una persona, la enfermedad, etc. Evidentemente, esto no es magia negra. Pero si todo en nuestra vida nos va relativamente bien o normal y nos asaltan constantemente sentimientos de tristeza, ahogo, pesadumbre o depresión y no encontramos la causa, podríamos estar ante un ataque. Y digo podríamos porque tenemos que conocernos bien y evaluar si algo de fondo podría estar provocándonos el malestar. Si no hay nada que lo provoque, ¡cuidado!
  • Situaciones y caminos que se cortan. Este es uno de los rasgos más característicos de un ataque de magia negra. A la víctima se le cortan todos los caminos que emprende: proyectos, decisiones, planes… todo se corta misteriosamente. Incluso si la persona tiene una actitud positiva y cree firmemente que todo saldrá bien, las cosas se tuercen y se cortan.   
  • Pérdidas inexplicables de dinero. Pagos inesperados, averías, etc. Una salida constante e imparable de dinero que hacen que la economía merme de forma considerable. Puede darse la pérdida de un trabajo o nuestra fuente de ingresos.
  • Desazón continuada. La víctima siempre siente inquietud, una sensación en la boca del estómago como de que algo malo va a suceder. Pueden despertarse fobias que nunca antes había experimentado e incluso ataques de pánico. Por ejemplo, alguien que nunca antes había tenido un problema con los espacios cerrados, comienza a tener claustrofobia.
  • Problemas domésticos. se rompen los aparatos eléctricos hasta el punto de llegar a situaciones increíbles donde varias cosas se rompen a la vez, averías constantes en la casa y en el coche y todo tipo de calamidades en este sentido.
  • Olores espantosos. Se da el caso de que bajo un ataque de magia negra se pueden percibir olores a podredumbre en algunas estancias de la casa que tan pronto aparecen, se van. Es un síntoma también inequívoco. Al igual que hay una enorme casuística sobre la aparición de olores agradables como a rosas o a nardos ante presencias positivas, se da en este caso, lo contrario.
  • Presencia de insectos. Es frecuente también que aparezcan en la casa insectos, sobre todo cucarachas. También hay personas que me han informado sobre la presencia anómala e inexplicable de moscas así como moscones en la casa aún cerciorándose de que todas las ventanas están cerradas y de que hubiesen entrado por ninguna parte.
  • Pesadillas. Es muy frecuente que las personas que están siendo víctimas de un ataque de magia negra informen sobre pesadillas recurrentes. Personas que aseguraban no haberlas tenido nunca, comienzan a tenerlas cada noche. Se ha dado el caso de víctimas que han visto en su casa sombras, presencias atemorizantes, ruidos extraños e incluso algún fenómeno de poltergeist.
  • Señales físicas. Es muy típico en un ataque de magia negra tener ansiedad incontrolable e inmotivada y miedo. Éste aparece de forma repentina e inexplicable. Muy típico también el picor de párpados o comezón, los ardores de estómago, problemas sexuales, en las mujeres mucha irregularidad en su periodo lunar, en los hombres impotencia. Hablamos de personas que nunca antes los habían experimentado y de repente tienen estos síntomas. Nuestros puntos débiles son potenciados por estos trabajos así que, si somos víctimas, nuestras dolencias se agudizarán.
  • Es también muy frecuente que una persona comience a sentir mucha apatía y desgana llegando a casos de dejadez física: no asearse, vestirse de mala manera, no querer salir a la calle, etc.
  • Otro síntoma muy claro es que la víctima comienza a aparentar más edad de la que tiene. Se produce un envejecimiento de la piel progresivo. Este proceso, aunque parezca increíble, desaparece cuando el ataque es destruido. He visto casos tremendamente llamativos en este sentido.

En conclusión podríamos decir que la aparición a la vez en la vida de una persona de cuatro o cinco síntomas de los citados  nos estaría indicando la presencia de un ataque de magia negra. Si bien no se pueden detallar todos los fenómenos y síntomas asociados, pues como ya comentamos se ataca a los puntos débiles psicológicos y físicos de la víctima.

Una vez se ha hecho el trabajo para romper la magia negra, la víctima lo percibe al instante y todo lo que no funcionaba, no marchaba o se había cortado vuelve a fluir  debidamente aunque es frecuente que, dependiendo del trabajo realizado sobre la  víctima, se pueden estar sintiendo ciertos remanentes de la magia negra en los siguientes  meses si bien estos van desapareciendo con gran efectividad.


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Amarres o Ataduras


Todo trabajo que se ejerce para manipular a una persona sin su conocimiento, es magia negra. A pesar de que hay personas que anuncian servicios de trabajos de amarre como magia blanca, no es magia blanca.

Un amarre consiste en un trabajo de magia negra realizado contra una persona en contra de su voluntad, siempre para conseguir que la persona deseada se sienta atraída por ti y quiera estar siempre contigo. Hablamos de los amarres de amor.

Por desgracia es una práctica bastante común y creo que es debido a la ignorancia de la gente que lo practica. La víctima de un amarre nunca sentirá amor real por la persona  que hace el amarre y en caso de que acabaran juntos, la relación tendría muchos obstáculos y nunca acabaría bien. Por supuesto, la magia siempre regresa. Aquello que  das al Universo regresa a ti.

Los amarres se suelen realizar de diversas formas, pero los amarres más fuertes y poderosos son aquellos realizados con algo relacionado con la víctima, especialmente fluidos vitales como sangre, semen, cabello, un cepillo de dientes, un peine, etc. En general, en magia negra se trabaja con cosas personales de las víctimas.

Cuando la magia negra no obtiene el resultado deseado, comienza a “rezumar” energía y  a afectar al entorno de las víctimas: mascotas que enferman y mueren, plantas que se estropean, averías, problemas variados, etc.

El daño causado sí te regresa, normalmente en equidad al daño enviado. La brujería no  es broma. Se trabaja con la Ley y esa ley funciona para todos igual. Que entienda quien quiera entender.

  • Síntomas que experimenta la persona amarrada:
  • Perder el trabajo (sin causa razonable).
  • Perder dinero (de forma repentina. Gastos extraordinarios frecuentes).
  • Problemas de salud.
  • Distanciamiento de amigos.
  • Adormecimiento de extremidades.
  • Migrañas y dolores inexplicables por todo el cuerpo, fuertes y frecuentes.
  • Sufrir pesadillas con mucha frecuencia.
  • Cansancio y somnolencia.
  • Disminución o aumento exagerados del apetito.
  • Ganar peso o perderlo de forma drástica.
  • Cambio de personalidad.
  • Depresión, ira y agresividad.
  • Si la persona amarrada tiene pareja, falta de deseo sexual hacia su pareja.
  • La persona que es pareja de la víctima de amarre puede sentir asco u odio hacia su pareja.
  • Peleas frecuentes entre la pareja.
  • Ser un pelele absoluto ante la voluntad de la persona que le amarra. Hacen todo lo que les ordenan.
  • La persona amarrada, a pesar de sufrir estos síntomas, los vive con naturalidad y los achaca a otra cosa.
  • Ser incapaces de ver defectos en la persona que les amarra y defender a esa persona contra viento y marea.
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lunes, 2 de septiembre de 2019

Campos Morficos y los Sistemas de Sanación


El concepto de resonancia mórfica supone que el ADN de cada especie funciona como un sintonizador, recibiendo instrucciones del campo mórfico sobre el tipo correcto de energía y de componentes que le corresponden. Los científicos reconocen que la totalidad de los organismos biológicos están rodeados  por un débil campo electromagnético, algo que realmente puede apreciarse en todos sus componentes, incluso en las más pequeñas estructuras atómicas.

En el modelo morfogenético, el campo mórfico manda información al hardware (soporte físico) del ADN para que sepa cómo tiene que interpretar las instrucciones. El campo sería el plano del proyecto.

En un artículo Rupert Sheldrake señala que si estás viendo la televisión no das por hecho que los puntos de color que forman las imágenes de la pantalla sean generados por los componentes del aparato. La manera en que realmente funcionan las cosas es que el televisor tiene un sintonizador que, al centrarse en una determinada frecuencia o canal, permite que tu dispositivo capte el programa y con él las imágenes. Si dañas los componentes del televisor, solo conseguirás interrumpir su capacidad de recibir el campo o la configuración de información que porta el campo electromagnético de la señal de emisión del programa.

Sheldrake explica que si cortas un imán, obtendrás una gran cantidad de pequeños imanes que generan sus propios campos magnéticos. Los campos vienen asociados a las propiedades de la vida, y cada órgano, tejido, célula y estructura tiene su propio campo asociado. Para Sheldrake el campo es aquello que determina lo que forman los órganos así como cualidades y características que manifiestan. Desde esta perspectiva tú tienes las características y el aspecto de tus padres no por tu ADN, que sería el hardware, sino porque te descargas tus rasgos biológicos del campo colectivo de la raza humana. Las características individuales y las particularidades de tu cuerpo/mente se derivan, al menos en parte, de los campos mórficos de tus padres.

Para él, los campos mórficos ejercen su influencia sobre todas las cosas, desde el crecimiento de las plantas hasta los flujos migratorios de las aves, pasando por lo que Carl Jung llama el inconsciente colectivo. Sheldrake asegura: "El sentido de los campos mórficos es que la naturaleza que conocemos es mutable y adaptable. Todo lo que influya o imponga una pauta sobre el azar puede ocasionar una influencia causal en la naturaleza sin violar ninguna de las leyes de la física.

Sheldrake sostiene que los sistemas de pensamiento pueden tener también sus propios campos mórficos. Señala que, después de todo, llamamos a las profesiones campos, el campo de la medicina, el campo de la física, etc.

Los sistemas de pensamiento, como las técnicas de sanación, representan una porción de un tipo especializado de campo mórfico. Cuanto más tiempo ha estado en uso una técnica y mayor número de practicantes tiene, más poderosa y efectiva se vuelve.

Cada sistema de sanación o escuela de pensamiento contiene un campo mórfico muy específico en su núcleo energético. Quienes están en consonancia con la conciencia de esa mente o energía de grupo tendrán un completo acceso al campo de información y al poder de ese sistema. Cuando realizas la técnica o el ritual de forma entusiasta, sin ningún tipo de reservas, te vuelves uno con esa porción única de realidad que ellos contemplaron y crearon. Si lo haces sin entusiasmo, no funcionará; tienes que encarnarlo.

Una vez que lo encarnas, quedas conectado a la red energética de ese campo mórfico, y actúas en concordancia con ella. En ese momento es cuando se dan esas sensaciones que parecen mágicas o milagrosas, porque estás conectado al inmenso banco de datos de energía universal; y en estas condiciones puede suceder cualquier cosa.

Fuente: Matrix Energetics
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viernes, 2 de agosto de 2019

Dios: una presencia

Osho nos dice: “Ciertamente he experimentado una cualidad de lo divino en la existencia, pero es una cualidad, no una persona. Es más como el amor, más como un silencio, más como una alegría, no como una persona. Tú nunca vas a encontrarte con ningún Dios y decirle: Hola,  ¿cómo estás? He estado buscándote por miles de años, ¿dónde has estado metido?

Dios no es una persona, pero sí una presencia.
Y cuando digo presencia, permanece muy atento, porque puedes escuchar de acuerdo a tu propio condicionamiento. Puedes hacer de esta presencia algo objetivo, y de nuevo caes en la misma trampa. Dios es una presencia. No es un encuentro con otra persona.
Es un sentimiento, dependes de Dios pero no solo eso, sino que Dios también depende de ti. Existía un místico que decía en sus oraciones: Yo sé mi señor que dependo de ti pero, tú también tienes que saber que dependes de mí. Sé, que sin ti no puedo ser pero, permíteme recordarte que sin mi tampoco Tú puedes ser.
Cómo va a existir un Dios sin ti. Los científicos dicen que las plantas, los árboles, toda la vegetación de la tierra dependen del sol, sin él no pueden existir pero, ahora han empezado a sospechar, como esto es un tráfico en una sola dirección debe haber algo que está equivocado en algún sitio porque en la vida siempre hay tráfico en las dos direcciones y nunca en una sola dirección, si las plantas dependen del sol, de alguna forma, el sol también depende de las plantas, porque es un mutuo dar y tomar.

Te sientes feliz cuando miras una rosa, tu felicidad ha sido creada por la rosa, también los científicos han probado que cuando eres feliz la rosa también se siente feliz, ella depende de ti, y si no vas, es como una amante, se siente muy triste. Si nadie se preocupa, si el jardín está abandonado, entonces, para quién iba a intentar el rosal traer flores grandes, entonces, flores pequeñas servirán, incluso no traer flores no hará daño. Para quién florecer, para quién resplandecer, el rosal depende de ti. Cada vez que pases por un árbol salúdalo desde tu corazón y con un profundo interés. Y recuerda, si puedes hacer feliz a un árbol el árbol te hará feliz a ti.
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martes, 30 de julio de 2019

Curso: El Síntoma - 1° Parte



INTRODUCCIÓN:
En este curso vamos a trabajar para generar un nuevo concepto y el entendimiento a lo que llamamos enfermedad o síntoma. Para desarrollar el mismo he tomado como material de consulta a los siguientes temas, referentes y libros:
  1. -Nueva Medicina Germánica - Dr. Hamer
  2. -Somatizar - Sol Ahimsa.
  3. -Psicología y Medicina China – León Hammer.
  4. -Trudi Thali – Sanación de los canales de luz. 

CONCEPTO SALUD/ENFERMEDAD:
Enfermedad y salud son dos conceptos que se refieren a un estado del ser humano y no al estado de los órganos o partes del cuerpo. En realidad en el cuerpo se manifiesta el estado psíquico, por lo tanto, el cuerpo no está ni enfermo ni sano.

El cuerpo es el vehículo de manifestación de los cambios y procesos que se producen en la mente. El proceso de salud se da cuando hay equilibrio entre mente y cuerpo, con una comunicación regular. Escuchando nuestro interior o escuchando a nuestro cuerpo, se mantendrá el crecimiento y la salud.

La enfermedad se da cuando hay un conflicto entre la naturaleza interna frente a la resistencia del cuerpo. De forma, que cuando se produce la enfermedad se crea una comprensión y se libera el mensaje no escuchado. Si se suprime la información con tensión o se toman medicamentos para anular los síntomas, la energía generada irá adquiriendo más fuerza, siendo más difícil liberarla, produciéndose enfermedades más graves o incluso crónicas. La única posibilidad de que este proceso no se dé es ir integrando las experiencias, y estar abiertos a lo que nos quieran enseñar. En definitiva, podríamos decir, que la enfermedad es un medio de autoconocimiento importante.

Un síntoma es una señal que atrae atención, interés y energía y, por lo tanto, impide la vida normal. Un síntoma nos reclama atención, lo queramos o no. Esta interrupción que nos parece llegar de fuera nos produce una molestia y desde ese momento no tenemos más que un objetivo: eliminar la molestia. El ser humano no quiere ser molestado, y ello hace que empiece  la lucha contra el síntoma. La lucha exige atención y dedicación: el síntoma siempre consigue que estemos pendientes de él.

Cuando comprendemos la diferencia entre enfermedad y síntoma, nuestra  actitud base, y la relación con la enfermedad se modifican rápidamente. Ya no consideramos el síntoma como su gran enemigo cuya destrucción debe ser nuestro mayor objetivo sino que descubrimos en él a un aliado que puede ayudarnos a encontrar lo que le falta y así trascender el estado que llamamos enfermedad.

Entonces, el síntoma será como el maestro que nos ayude a atender a nuestro desarrollo y conocimiento, un maestro severo que será duro con nosotros si  nos negamos a aprender la lección más importante. La enfermedad no tiene más que un fin: ayudarnos a subsanar nuestras «faltas» y hacernos íntegros en todos los niveles que nos componen.

El síntoma puede decirnos qué es lo que nos falta, pero para entenderlo tenemos que aprender su lenguaje. El lenguaje es psicosomático, es decir, saber de la relación entre el cuerpo y la mente. Si conseguimos redescubrir esta ambivalencia del lenguaje, pronto podremos oír y entender lo que nos dicen los síntomas.

La diferencia entre combatir la enfermedad y transmutar la enfermedad, es que la curación se produce exclusivamente desde una enfermedad transmutada, nunca desde un síntoma derrotado, ya que la curación significa que el ser humano se hace más sano, más completo. Curación significa redención, aproximación a esa plenitud de la conciencia que también se llama iluminación. La curación se consigue incorporando lo que falta y, por lo tanto, no es posible sin una expansión de la consciencia. 

POLARIDAD:
Enfermedad y curación son conceptos que pertenecen exclusivamente a la conciencia, por lo que no pueden aplicarse al cuerpo, pues un cuerpo no está enfermo ni sano. En él sólo se reflejan, en cada caso, estados de la conciencia.

La conciencia lo escinde todo en parejas de contrarios, y que nos plantea un conflicto porque nos obligan a diferenciar y a decidir. Nuestro entendimiento no hace otra cosa que desmenuzar la realidad en pedazos más y más pequeños (análisis) y diferenciar entre los pedazos (discernimiento). Por ello, se dice “sí” a una cosa y, al mismo tiempo, “no” a su  contrario, pues es sabido que los contrarios se excluyen mutuamente. Pero con cada “no”, con cada exclusión, incurrimos en una carencia, y para estar sanos hay que estar completo.

El ego del ser humano desea tener siempre algo que se encuentre fuera de él y no le agrada  la idea de tener que extinguirse para ser uno con el Todo. En la unidad, Todo y Nada se funden en uno. La Nada renuncia a toda manifestación y límite, con lo que se sustrae a la polaridad. El origen de Todo el Ser es la Nada.

Es lo único que existe realmente, sin principio ni fin, por toda la eternidad. A esa unidad podemos referirnos pero no podemos imaginarla. La unidad es la antítesis de la polaridad y, por consiguiente, sólo es concebible, incluso, en cierta medida, experimentable por el ser humano que, por medio de determinados ejercicios o técnicas de meditación, desarrolla  la capacidad de aunar, por lo menos transitoriamente, la polaridad de su conocimiento.

La polaridad es como una puerta que en un lado tiene escrita la palabra Entrada y, en el  otro, Salida, pero siempre es la misma puerta y, según el lado por el que nos acerquemos a  ella, vemos uno u otro de sus aspectos. A causa de este imperativo de dividir lo unitario en aspectos, que luego hemos de contemplar sucesivamente se crea el concepto de tiempo, porque de la contemplación con una conciencia bipolar la simultaneidad del Ser se convierte en sucesión. Si detrás de la polaridad está la unidad, detrás del tiempo se halla la eternidad.

La polaridad de nuestra conciencia nos coloca constantemente ante dos posibilidades de acción y nos a decidir. Siempre hay dos posibilidades, pero nosotros sólo podemos realizar una. Por lo tanto, en cada acción siempre  queda irrealizada la posibilidad contraria. Tenemos que elegir y decidirnos entre quedarnos  en casa o salir, trabajar o no hacer nada, tener hijos o no tenerlos, reclamar el dinero o perdonar la deuda, matar al enemigo o dejarlo vivir. El tormento de la elección nos persigue constantemente. No podemos eludir la decisión, porque «no hacer nada» es ya decidir contra la acción, «no decidir» es una decisión contra la decisión. Ya que tenemos que decidirnos, por lo menos, procuramos que nuestra decisión sea sensata o correcta. Y para ello necesitamos determinadas normas.

Todo camino de curación lleva de la polaridad a la unidad. El paso de la polaridad a la unidad es un cambio cualitativo tan radical que la conciencia polar difícilmente puede imaginarlo. La solución se encuentra donde todas las alternativas, todas las posibilidades, todas las polaridades aparecen igual de buenas y verdaderas, o igual de malas y falsas, ya que son parte de la unidad y, por lo tanto, su existencia está justificada, porque sin ellas el Todo no estaría completo.

Por ello, al hablar de la ley de la polaridad hemos hecho hincapié en que un polo no puede existir sin el otro polo. Como la inhalación depende de la exhalación, así el bien depende del mal, la paz de la guerra, y la salud de la enfermedad. No obstante, los hombres se empeñan en aceptar un único polo y combatir el otro. Pero quien combate cualquiera de los polos de este universo combate el Todo, porque cada parte contiene el Todo. 

LA SOMBRA:
Cada identificación que se basa en una decisión descarta un polo. Ahora bien, todo lo que nosotros no queremos ser, lo que no queremos admitir en nuestra identidad, forma nuestro negativo, nuestra «sombra». Porque el repudio de la mitad de las posibilidades no las hace desaparecer sino que sólo las destierra de la identificación o de la conciencia.

El «no» ha quitado de nuestra vista un polo, pero no lo ha eliminado. El polo descartado vive desde ahora en la sombra de nuestra conciencia. Del mismo modo que los niños creen que cerrando los ojos se hacen invisibles, las personas imaginan que es posible librarse de la mitad de la realidad por el procedimiento de no reconocerse en ella. Y se deja que un polo  (por ejemplo, el sacrificio) salga a la luz de la conciencia mientras que el contrario (la pereza) tiene que permanecer en la oscuridad donde uno no lo vea. El no ver se considera tanto como no tener y se cree que lo uno puede existir sin lo otro.

Se llama sombra a la suma de todas las facetas de la realidad que el individuo no reconoce o no quiere reconocer en sí y que, por consiguiente, descarta. La sombra es como el mayor enemigo del ser humano: la tiene y no sabe que la tiene, ni la conoce. La sombra hace que todos los propósitos y las metas que la persona puede plantearse le reporten, en última instancia, lo contrario de lo que esa persona perseguía. El ser humano proyecta en un mal anónimo, que existe en el mundo todas las manifestaciones que salen de su sombra, porque tiene miedo de encontrar en sí mismo la verdadera fuente de toda desgracia. Todo lo que el ser humano rechaza pasa a su sombra que es la suma de todo lo que él no quiere.

Ahora bien, la negativa a afrontar y asumir una parte de la realidad no conduce al éxito deseado. Por el contrario, el ser humano tiene que ocuparse muy especialmente de los  aspectos de la realidad que ha rechazado. Esto suele suceder a través de la proyección, ya que cuando uno rechaza en su interior un principio determinado, cada vez que lo encuentre en el mundo exterior desencadenará en él una reacción de angustia y rechazo.

Proyección significa, pues, que con la mitad de todos los principios fabricamos un exterior,  puesto que no los queremos en nuestro interior. Nosotros siempre sentimos nuestra sombra como un exterior, porque si la viéramos en nosotros ya no sería la sombra. Los principios rechazados que ahora aparentemente nos acometen desde el exterior los combatimos en el exterior con el mismo entusiasmo con que los habíamos combatido dentro de nosotros.

Nosotros insistimos en nuestro empeño de borrar del mundo los aspectos que valoramos  negativamente. Ahora bien, dado que esto es imposible, por ley de la polaridad, este intento se convierte en una pugna constante que garantiza que nos ocupamos con especial intensidad de la parte de la realidad que rechazamos.

Debe quedar claro que no hay un entorno que nos marque, nos moldee, influya en nosotros o nos haga enfermar: el entorno hace las veces de espejo, en el que sólo nos vemos a nosotros mismos y también, desde luego y muy especialmente, a nuestra sombra a la que no podemos ver en nosotros. Del mismo modo que de nuestro propio cuerpo no podemos ver más que una parte, pues hay zonas que no podemos ver (los ojos, la cara, la espalda, etc.) y para contemplarlas necesitamos del reflejo de un espejo, también para nuestra mente  padecemos una ceguera parcial y sólo podemos reconocer la parte que nos es invisible (la sombra) a través de su proyección y reflejo en el llamado entorno o mundo exterior. El reconocimiento precisa de la polaridad.

El reflejo, empero, sólo sirve de algo a aquel que se reconoce en el espejo: de lo contrario, se convierte en una ilusión. El que en el espejo contempla sus ojos marrones, pero no sabe que lo que está viendo son sus propios ojos, en lugar de reconocimiento sólo obtiene engaño. El que vive en este mundo y no reconoce que todo lo que ve y lo que siente es él mismo, cae en el engaño y el espejismo. Hay que reconocer que el espejismo resulta increíblemente vívido y real, pero no hay que olvidar esto: también el sueño nos parece auténtico y real, mientras dura. Hay que despertarse para descubrir que el sueño es sueño.

Nuestra sombra nos angustia. No es de extrañar, por cuanto que está formada  exclusivamente por aquellos componentes de la realidad que nosotros hemos repudiado, los que menos queremos asumir. La sombra es la suma de todo lo que estamos firmemente  convencidos que tendría que desterrarse del mundo, para que éste fuera santo y bueno. Pero  lo que ocurre es todo lo contrario: la sombra contiene todo aquello que falta en nuestro  mundo, para que sea santo y bueno. La sombra nos hace enfermar, es decir, nos hace incompletos: para estar completos nos falta todo lo que hay en ella.

La sombra produce la enfermedad, y el encararse con la sombra cura. Ésta es la clave para la comprensión de la enfermedad y la curación. Un síntoma siempre es una parte de sombra que se ha introducido en la materia. Por el síntoma se manifiesta aquello que falta al ser humano. Por el síntoma el ser humano experimenta aquello que no ha querido experimentar conscientemente. El síntoma, valiéndose del cuerpo, reintegra la plenitud al ser humano. Es el principio de complementariedad lo que, en última instancia, impide que el ser humano  deje de estar sano. Si una persona se niega a asumir conscientemente un principio, este principio se introduce en el cuerpo y se manifiesta en forma de síntoma. Entonces el individuo no tiene más remedio que asumir el principio rechazado. Por lo tanto, el síntoma completa al hombre, es el sucedáneo físico de aquello que falta en el alma.

En realidad, el síntoma indica lo que le «falta» a la persona, porque el síntoma es el principio ausente que se hace material y visible en el cuerpo. No es de extrañar que nos gusten tan poco nuestros síntomas, ya que nos obligan a asumir aquellos principios que nosotros  repudiamos. Y entonces proseguimos nuestra lucha contra los síntomas, sin aprovechar la oportunidad que se nos brinda de utilizarlos para completarnos. Precisamente en el síntoma  podemos aprender a reconocernos, podemos ver esas partes de nuestra alma que nunca descubriríamos en nosotros, puesto que están en la sombra. Nuestro cuerpo es espejo de nuestra alma; él nos muestra aquello que el alma no puede reconocer más que por su reflejo. Pero, ¿de qué sirve el espejo, por bueno que sea, si nosotros no nos reconocemos en la  imagen que vemos?

La sinceridad para con uno mismo es una de las más duras exigencias que el hombre puede hacerse. Por ello, desde siempre el conocimiento de sí mismo es la tarea más importante y  más difícil que pueda acometer el que busca la verdad. El conocimiento del propio ser no significa descubrir el Yo, pues el ser lo abarca todo mientras que el Yo, con su inhibición,  constantemente impide el conocimiento del Todo, o del Ser. Y, para el que busca la sinceridad al contemplarse a sí mismo, la enfermedad puede ser de gran ayuda. ¡Porque la enfermedad  nos hace sinceros! En el síntoma de la enfermedad tenemos claro y palpable aquello que  nuestra mente trataba de desterrar y esconder.

La enfermedad hace sincera a la gente y descubre implacablemente el fondo del alma que se  mantenía escondido. Esta sinceridad (forzosa) es sin duda lo que provoca la simpatía que sentimos hacia el enfermo. La sinceridad lo hace simpático, porque en la enfermedad se es auténtico. La enfermedad deshace todos los sesgos y restituye al ser humano al centro de equilibrio. Entonces, bruscamente, se deshincha el ego, se abandonan las pretensiones de poder, se destruyen muchas ilusiones y se cuestionan formas de vida. La sinceridad posee  su propia hermosura, que se refleja en el enfermo.
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viernes, 26 de julio de 2019

¡Despierta!


Temes a la guerra y a los rumores de guerra, temes a la enfermedad. Temes no ser reconocido. Tiemblas al mirar a alguien a los ojos, sin embargo anhelas ese afecto llamado amor. Cuestionas cada cosa buena que te sucede y dudas que te vuelva a suceder. Te  arrastras en la plaza del mercado en busca de la fama y el éxito, el oro, las rupias, los dracmas  y los dólares. ¡Ah! Sólo por un poco de alegría.

Tus pensamientos te han llevado a la desesperación, a creerte indigno. Tus pensamientos te han llevado al fracaso y a la enfermedad. Te han llevado hasta la muerte. Todas estas cosas  las has creado tú. Pues el ardiente creador dentro de ti, que tiene el poder de tomar un  pensamiento y crear universos, o situar estrellas incandescentes en los cielos durante una  eternidad, se ha atrapado a sí mismo en la creencia y el dogma, en la moda y la tradición,  pensamiento limitado tras pensamiento limitado tras pensamiento limitado. Y es tu propia incredulidad la que no te ha permitido vivir.

¿En qué no crees? En todo lo que no puedes percibir con los sentidos de tu cuerpo, en todo lo que no puedes ver, oír, tocar, probar u oler. Enséñame una creencia, ponla en mi mano. Enséñame una emoción, quiero tocarla. Enséñame un pensamiento, ¿dónde está? Muéstrame  tu actitud, ¿qué aspecto tiene? Muéstrame la imagen del viento. Y muéstrame el tiempo, el  mismo que te ha robado los preciosos momentos de tu vida.

Has desconfiado de los mayores regalos de la vida; y por eso no has permitido que ocurriera un entendimiento más ilimitado. Vida tras vida, existencia tras existencia, te has sumergido de  tal manera en las ilusiones de este plano, que has olvidado el maravilloso fuego que fluye  dentro ti. En diez millones y medio de años has pasado de ser una entidad soberana y  todopoderosa, a estar totalmente perdido en la materia, esclavizado por tus propias creaciones  del dogma, la ley, la moda y la tradición; separado por país, fe, raza y sexo; inmerso en los  celos, la amargura, la culpabilidad y el miedo. Te has identificado de tal manera con tu cuerpo,  que te has atrapado en la supervivencia y olvidado de la esencia invisible que realmente eres: el Dios que vive dentro de ti, que te permite crear tus sueños, cualquiera que elijas. Has  rechazado abiertamente la inmortalidad; y por eso, morirás, y volverás aquí, una y otra y otra  vez. Por eso, aquí estás de nuevo, después de haber vivido durante diez millones y medio de  años y aún te aferras a tu incredulidad. Dios, la totalidad del pensamiento, es un gran teatro, en  verdad. Y él permite escribir tu propia obra y representarla acto tras acto sobre el escenario. Y  cuando cae el telón, cuando se dice la última palabra y se hace la última reverencia, mueres.  ¿Por qué razón? Porque tú, el creador supremo de leyes, crees que lo harás.

Esta vida es un juego; una ilusión. Todo lo es. Pero nosotros, los actores, hemos llegado a  creer que es la única realidad. Sin embargo, la única realidad que siempre ha existido y  siempre existirá es la vida, una esencia de ser libre y siempre continua que te permite crear tus  juegos de cualquier manera que los quieras jugar. 


Cuando te des cuenta de que tienes el poder con tus pensamientos de situarte en la  ignorancia, en la enfermedad y en la muerte, también te darás cuenta de que tienes el poder de  llegar a ser más grande simplemente abriéndote hacia un flujo de pensamiento más ilimitado  que te permita tener mayor genio, mayor creatividad, y vivir para siempre. Cuando te des  cuenta de que el Dios que creó el cuerpo en un principio es el poder que está dentro de ti, tu  cuerpo nunca envejecerá ni enfermará, y nunca perecerá. Pero mientras te aferres a tus   creencias y limites tu pensamiento, nunca experimentarás la infinitud que dio la gloria al sol de  la mañana y el misterio al cielo del atardecer. (Ramtha)
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