¿Qué es la
energía del corazón?
No sabemos a ciencia cierta lo que es. Cuando dejamos a un lado por un momento
toda nuestra incredulidad, amplificamos esta energía del corazón y actuamos
como si fuera real y pudiéramos hacer determinadas cosas en el mundo exterior,
podemos sentirla como una sensación corporal, podemos usarla como si la entendiéramos
y podemos demostrarla por lo que hace.
Sucede lo mismo que con la electricidad. Nadie, ni siquiera los físicos
más grandes, sabe exactamente lo que es un electrón o por qué existe. Sin
embargo, podemos medir los efectos de los electrones, tenemos modelos de
trabajo para entenderlos y los usamos para muchas cuestiones prácticas. En los
primeros días de la electricidad la gente estaba asombrada, pero ahora damos
por hechas sus prodigiosas capacidades y realidades.
Las cualidades físicas, mecánicas y electromagnéticas de este órgano no
pueden explicar la existencia de la energía del corazón y la poderosa sanación
que es capaz de generar.
El electromagnetismo no esclarece en absoluto lo que está sucediendo, ya
que la proximidad del practicante al sujeto no influye. La luz y el electromagnetismo
caen inversamente al cuadrado la distancia de la fuente. Por ejemplo, una luz
que esté a cinco metros de un sujeto (5x5=25) tiene cuatro veces la iluminación
de una luz idéntica que esté solo al doble de distancia, diez metros del sujeto
(10x10=100), y mil veces la iluminación de una luz idéntica que esté solo a
treinta y dos veces esa distancia, o a ciento sesenta metros 160x160=25.600).
Si la proximidad con el sujeto fuera un factor importante, siempre tendrías que
tocar a la persona, y la curación a distancia sería completamente imposible.
Ejercicio 1:
creando la energía del corazón.
Centra tu atención en el área del corazón. No tu corazón físico, que
late desde que estabas en el útero, sino en la zona a su alrededor, que está conectada
a él, en el centro del pecho. Concentra toda tu atención en el área del corazón.
En el sistema de los chakras, este es el cuarto chakra.
Nota esa sensación física de la que estás siendo consciente. Siente esa
zona tan profunda e íntegramente como puedas.
El siguiente paso es, a medida que vas tomando conciencia de tu corazón,
ser consciente también de tu amor y de la manera en que lo sientes, como una
sensación física. Deja que las sensaciones de amor aumenten las sensaciones de
tu corazón todo lo que sea posible.
Todas las emociones causan sensaciones físicas en el cuerpo; así es como
notamos que estamos teniendo una vivencia emocional. Las sensaciones
emocionales se sienten con más frecuencia en el área que va desde la garganta
hacia el torso. Aquí estamos centrándonos en los sentimientos de amor del área
del corazón. Quizá podrías pensar en alguien o en algo que amas y revivir esa experiencia.
Podría ser el amor por un hijo, un padre, un lugar, una mascota, o cualquier
cosa o persona que ames de verdad.
Busca en lo más profundo de tu corazón hasta sentir ese amor. Siente la
apreciación, la inspiración y la adoración como una sensación física en tu
corazón.
Respira en tu corazón.
Deja que la energía de tu corazón esté ahí, déjala estar del todo...
Permite que tu amor esté en tu corazón. Hazte presente en tu corazón.
Mueve la energía de atrás adelante y viceversa, de arriba abajo y viceversa,
de un lado a otro...
Si quieres puedes rotar la energía en el sentido de las agujas del reloj
y al revés, en muchas direcciones y con distinta velocidad. Siente la energía
de tu amor radiando suavemente en todas las direcciones.
Entrégate a tu amor. Siente su profundidad.
Deja que la energía de tu corazón se expanda, que se haga cada vez más
grande. Déjala ampliarse, tan grande como todo tu cuerpo... hasta llenar la
habitación, y luego expandirse todavía más. Siente la energía radiando de tu corazón
y rodeando tu cuerpo, expandiéndose en todas las direcciones.
Deja que el amor te respire conforme va llenando el espacio de tu corazón
cada vez más...
Ejercicio 2:
conectar la energía del corazón con la respiración.
Ahora conecta tu respiración más directamente con la sensación de tu pecho.
Imagina que estás respirando en tu corazón. Visualízate construyendo un campo más
fuerte de energía. Recuerda, la energía sigue al pensamiento. Añade un barrido
corporal, llevando la energía desde los pies hasta la coronilla. Colócate una
mano –o las dos– sobre el corazón.
Manda la energía por los brazos y las manos, y vuelve a llevarla al
corazón. Ahora abre el pecho. Siéntate o permanece de pie con la columna vertebral
recta (no te encorves). Relaja los hombros. Conforme dejas caer los hombros,
inspira profundamente y siente cómo se relajan los músculos del pecho. Siente
la energía que va saliendo de tu corazón en todas las direcciones. Deja que el
amor te respire mientras llena el espacio de tu corazón.
Como práctica puedes mantener esta sensación mientras realizas tus tareas
cotidianas o mientras estás hablando. Al hacer esto diariamente notarás cómo la
gente y los animales reaccionan ante ti. Notarás cómo el flujo de la vida
parece cambiar a tu alrededor. Presta atención a ese cambio en tu propia
percepción de las circunstancias.