miércoles, 27 de febrero de 2019

Etapa entre vidas


Cuando ocurre la muerte del hombre, cuando el Ego abandona la cobertura material que ha usado durante el período de esa “vida” particular, las células se separan y se dispersan y se instala lo que llamamos descomposición. La fuerza que mantuvo a esas células unidas desaparece y ellas quedan libres para ir por su cuenta y formar nuevas combinaciones. Algunas son absorbidas por los cuerpos de las plantas de los alrededores y, eventualmente, se encuentran formando parte del cuerpo de algún animal que se haya comido la planta, o como parte de algún otro hombre que se haya comido la planta o la carne del animal que se comió la planta. Por supuesto que ustedes entenderán que estas pequeñas células vivientes no tienen nada que ver con la verdadera alma o Ego del hombre, ellas no son más que sus antiguas sirvientes, y no tienen conexión con su conciencia. Otros de esos átomos permanecen por algún tiempo en el suelo hasta ser absorbidos por alguna otra forma viviente que necesite alimento.

Como dijo un gran escritor:
“La muerte no es sino un aspecto de la vida, y la destrucción de una forma material no es sino el preludio de la construcción de otra”.

Desde el momento en que el Ego abandona el cuerpo físico y se suprime de las células y de los grupos de células la influencia de la mente rectora, reina entre ellas el desorden; se convierten en un ejército desorganizado, corriendo por aquí y por allá, interfiriéndose unas a otras, empujándose y apartándose y hasta peleándose, siendo su único propósito escapar de la multitud, escapar de la confusión general. Durante la vida del cuerpo su principal objetivo era trabajar juntas en armonía, bajo las órdenes de sus oficiales, después de la muerte del cuerpo, su única meta parece ser separarse y seguir cada una por su cuenta. Primero los grupos se separan unos de otros, luego cada grupo se divide en grupos más pequeños y así sucesivamente hasta que cada célula individual queda separada de sus compañeras, y toma su propio camino, o va a donde sea requerida por alguna forma de vida que la necesite. Como dijo un escritor sobre el tema:
“El cuerpo nunca está más vivo que cuando está muerto; pues está vivo en todos sus componentes y muerto en su totalidad”.

Cuando el Ego se separa del cuerpo físico en el momento de la muerte, el prana, que ya no está bajo el control de la mente central, sólo responde a órdenes de los átomos individuales, o sus grupos, que han formado el   cuerpo individual y, a medida que el cuerpo físico se desintegra y se descompone en sus elementos originales, cada átomo toma consigo suficiente prana para mantener su vitalidad, y ser capaz de formar nuevas combinaciones, mientras el prana sin utilizar retorna al gran almacén universal de donde proviene.

Cuando el Ego abandona el cuerpo al momento de la muerte, se lleva consigo el cuerpo astral así como los principios superiores. Como ustedes recordarán, este cuerpo astral es la exacta contraparte del cuerpo físico, pero compuesto por una materia de calidad más fina, y que es invisible a la visión ordinaria, pero que puede ser nítidamente percibido por clarividencia o vista astral y, por consiguiente, algunas veces puede ser visto por personas bajo ciertas condiciones psíquicas. Los clarividentes describen como interesantísima la separación del cuerpo astral del físico. La refieren elevándose del cuerpo físico como una nube de vapor ligero y luminoso,  pero conectada con él por un cordón delgado, sedoso y vaporoso, que se hace cada vez más delgado hasta que se vuelve invisible hasta para la visión clarividente, justo hasta que se rompe completamente. El cuerpo astral permanece durante algún tiempo después de la muerte del hombre y, bajo ciertas circunstancias, se hace visible a las personas vivas y se le llama “fantasma”. A veces el cuerpo astral de una persona moribunda es proyectado por un extremado deseo y puede hacerse visible a parientes y amigos con quienes el difunto tenía afinidad.

Después de un tiempo, que varía según los casos, como veremos más adelante, el cuerpo astral es descartado por el Ego, y comienza a su vez a desintegrarse. Este cuerpo astral descartado no es más que un cadáver de materia más fina, y es lo que los ocultistas llaman un “cascarón astral”. Cuando ha sido descartado no tiene vida ni inteligencia, y flota en la  atmósfera astral inferior hasta que se desintegra en sus elementos originales. Parece sentir una atracción especial hacia su antigua contraparte física y con frecuencia regresará a los alrededores del cuerpo físico para desintegrarse con él. Las personas con vista psíquica, ya sea normal o influenciada por el temor o emociones similares, con frecuencia ven estos cascarones astrales flotando alrededor de cementerios, campos de batalla, etc., y a menudo son confundidos con los “espíritus” de los fallecidos, cuando en realidad no son más la persona que el cadáver físico que yace bajo tierra. Estos cascarones astrales pueden ser “galvanizados” en una apariencia de vida al ponerse en contacto con la vitalidad de algún “médium”, cuyo prana los anima y cuya mente subconsciente les hace manifestar signos vitales e inteligencia parcial. En algunas sesiones con médiums estos cascarones astrales se materializan por medio de la vitalidad del médium y hablan, de manera torpe e inconexa, con los que están alrededor, pero no es la propia persona la que habla, sino un mero cascarón, animado por el principio vital del médium y del “círculo”, y que habla y actúa como un autómata. Por supuesto, existen otras formas de retorno espiritual, que son muy diferentes, pero los que investigan los fenómenos espiritualistas deberían cuidarse de no confundir estos cascarones astrales con la verdadera inteligencia de sus amigos difuntos. Y ahora, volvamos al Ego que ha abandonado el cuerpo físico.

Mientras el Ego, encerrado en su cuerpo astral, va saliendo lentamente del cuerpo físico, toda la vida de la persona, desde la infancia hasta la vejez, pasa por su visión mental. La memoria abandona sus secretos y, cuadro por cuadro, pasa en rápida sucesión ante la mente, y muchas cosas se le aclaran al alma que se va, se descubre la razón de muchas cosas, y el alma ve todo lo que significan, esto es, entiende toda su vida completa, porque la ve como un todo. Esto sucede en forma de un vívido sueño para el individuo moribundo, pero deja una profunda impresión, y los recuerdos son conservados y utilizados por el alma en un período posterior. Los ocultistas siempre han exhortado a los amigos y parientes de un moribundo a mantenerse callados y tranquilos a su alrededor, a no molestarlo con emociones conflictivas o sonidos que distraigan. El alma debe ser dejada para que tome su camino tranquila y en paz, sin que sea retenida por los deseos o la conversación de los que la rodean.

De esa manera el Ego sale del cuerpo. ¿A dónde va?. Digamos aquí que los estados futuros del alma, entre encarnaciones, nada tienen que ver con lugares, es un asunto de “estados”, no de lugares. Hay numerosos lugares de existencia, y todos se interpenetran, de manera que un espacio dado puede contener inteligencias que viven en varios planos diferentes, sin que los que están en los planos inferiores estén conscientes de la existencia y presencia de los que viven en los más altos. Así es que saquen de sus mentes la idea de “lugar”, pues se trata de un asunto de “estados” o “planos”.

Después de salir del cuerpo, si no es molestada por las insistentes llamadas de los que dejó atrás (cuyas llamadas pueden consistir en violentas manifestaciones de dolor y ansiosos pedidos para el regreso del que partió, por parte de alguien querido o de alguno para quien la persona fallecida estaba atada por lazos de compromiso), el alma cae en un estado de semi-conciencia, un estado bienaventurado, apacible, feliz y reposado, un letargo del alma. Este estado permanece durante algún tiempo (variando según los individuos, como veremos) hasta que el cascarón astral se desprende de ella y flota en la atmósfera astral, hasta que los segmentos inferiores de aquella materia etérea que encierran las porciones inferiores de la mente se  disuelvan gradualmente y también se aparten del alma, dejándola en posesión solamente de las partes más elevadas de su mentalidad.

El hombre de escaso desarrollo espiritual, y en consecuencia de mayor grado de naturaleza animal, partirá con sólo una pequeña parte de su cuerpo mental, y pronto llega a lo más alto que ha sido capaz de alcanzar en su vida terrena, mental y espiritualmente. El hombre de altas dotes espirituales, gradualmente “se desprende” de mucho de su cuerpo mental hasta que se ha desligado de todo, excepto de las secciones más elevadas y desarrolladas en su vida terrestre. Por supuesto que aquellos que se encuentran entre los dos tipos mencionados actuarán de acuerdo a su grado de logro espiritual. Entonces, cuando el último posible remanente de mentalidad inferior se ha separado del alma, ésta despierta, mientras pasa a estados que serán descritos algo más adelante.

Se verá que el hombre de mentalidad y desarrollo espiritual groseros permanece sólo un corto tiempo en el estado de letargo, pues el proceso de abandonar los cascarones es relativamente sencillo y no requiere mucho tiempo. Y de esta manera se verá que el hombre que ha alcanzado un alto grado de desarrollo espiritual descansa durante un período mayor, pues tiene mucho más de qué deshacerse, y ese material descartado de la mente se separa de ella, uno tras otro, como los pétalos de una rosa desde afuera hacia adentro. Cada alma despierta cuando ha descartado todo lo que puede (o más bien todo lo que se separa de ella) y cuando haya alcanzado el mejor estado que le sea posible. Aquellos que han hecho verdadero progreso espiritual en la vida recién pasada, tendrán mucho más material inútil y superado que descartar, mientras que el que haya desperdiciado sus oportunidades, y muera casi como nació, tendrá poco de qué desprenderse, y despertará en muy breve tiempo. Cada uno descansa hasta que se ha manifestado su máximo punto de desenvolvimiento. Pero, antes de seguir adelante, detengámonos un momento para decir que, tanto la caída en el estado de reposo, como la firmeza y duración del mismo, pueden ser interferidas por aquellos que se quedan en la vida terrestre. Un alma que “tiene en su mente” algo que comunicar, o que es afligida por el dolor de aquellos que quedaron atrás (especialmente si oye los lamentos y el constante llamado para que regrese) luchará contra el estado de letargo, sobreponiéndose a él y hará desesperados esfuerzos por volver. Y, en la misma forma, los llamados mentales de los que se quedaron atrás, perturbará al que dormita una vez que ha entrado en ese estado y hará que el alma durmiente se levante y se esfuerce por responder a los llamados o, al menos, despertará parcialmente y retardará su desenvolvimiento. Estas almas semi-dormidas con frecuencia se manifiestan en los círculos espiritualistas.

Nuestro dolor egoísta y nuestras demandas a menudo causarán mucho dolor, aflicción y desasosiego a nuestros seres queridos difuntos, hasta que hayan aprendido el verdadero estado de cosas antes de continuar y rehusar ser llamados desde la Tierra aun por aquellos a quienes aman. Los ocultistas conocen casos en que las almas han evitado el letargo durante años para permanecer alrededor de sus seres queridos en la Tierra, pero ese camino es errado pues causa pesar y dolor innecesarios tanto al fallecido como a los que se quedaron en la Tierra. Debemos evitar retardar el proceso de aquellos que se han ido, dejémoslos dormir y descansar, esperando la hora de su transformación. Es como hacerles vivir su muerte varias veces en sucesión, aquellos que verdaderamente aman y comprenden lo evitan, su amor y comprensión les mandan a dejar que el alma marche en paz, tome su bien ganado descanso y alcance su completo desarrollo. Este período de letargo es como la existencia del bebé en el vientre de su madre,  duerme hasta que es despertado a la vida y al dinamismo.

Sin embargo, antes de pasar al despertar, creemos apropiado señalar que solamente el alma de la persona que ha perecido de muerte natural cae de inmediato (si no es molestada) en el letargo. Los que mueren por “accidente”, o que son asesinados, en otras palabras, los que abandonan súbitamente el cuerpo, permanecen durante algún tiempo totalmente despierto y en total posesión de sus facultades mentales; con frecuencia no se dan cuenta de que han “muerto”, y no pueden comprender qué les sucede. A menudo están totalmente conscientes (por un corto período) de la vida en la Tierra y mediante sus facultades astrales pueden ver y oír lo que sucede a su alrededor. No pueden imaginar que han salido del cuerpo y se encuentran penosamente perplejos; su destino sería muy desdichado durante unos días, hasta que el letargo se apodere de ellos, a no ser por los Ayudantes Astrales, almas de estados más elevados de existencia, que se aglomeran a su alrededor y lentamente les hacen conocer su verdadera condición — les brindan palabras de consuelo y advertencia, y los “cuidan” hasta que caen en el letargo tal como un niño cansado se duerme por la noche. Estos ayudantes nunca faltan a su deber y nadie que muera súbitamente es rechazado, sea “bueno” o “malo”, pues ellos saben que todos son hijos de Dios y hermanos suyos. Se sabe de hombres de alto desarrollo espiritual y facultades, que abandonan temporalmente sus cuerpos físicos (mediante sus cuerpos astrales) con el propósito de brindar ayuda y consejo en tiempo de grandes catástrofes. O después de una gran batalla, cuando se necesitan inmediata asistencia y consejo. También, en tales momentos, algunas de las más altas inteligencias en la escala de la evolución espiritual, descienden de sus elevadísimos estados y, apareciendo como hombres, brindan palabras de estímulo y el beneficio de su sabiduría.


Esto no sólo en países civilizados, sino en todas partes del mundo, pues todos son parientes. Muchos que han alcanzado las altas esferas del desarrollo espiritual y que han avanzado mucho más que el resto del grupo racial específico al cual pertenecen, y que se han ganado una permanencia más larga en las esferas más altas, se dedican a esta y a similares tareas, mientras esperan el progreso de sus hermanos, abandonando voluntariamente su merecido descanso y felicidad por el bien de sus hermanos menos favorecidos. Por supuesto que las personas fallecidas de la manera que hemos mencionado, caen gradualmente en el letargo del alma y el proceso de deshacerse de las envolturas limitantes avanza tal como en los casos de los que mueren de muerte “natural”.

Cuando el alma se ha despojado de sus envolturas limitantes, y ha alcanzado el estado para el cual se preparó en sus vidas terrenas, incluyendo lo que ganó en desarrollo en la última, pasa inmediatamente al plano del mundo astral que le corresponde, y al cual es conducida por la Ley de Atracción. Ahora bien, el Mundo Astral, con todas sus etapas y planos, no es un “lugar” sino un estado, como dijimos antes. Esos planos se interpenetran y aquellos que habitan en un plano no están conscientes de los que habitan en otro, ni pueden pasar de uno a otro con esta excepción: los que habitan en un plano superior pueden ver (si lo desean) los planos inferiores a ellos en orden de desarrollo, y también pueden visitar los planos más bajos si desean hacerlo. Pero, los que están en los planos inferiores no pueden ni ver ni visitar los superiores; esto no es porque hay un “vigilante en la puerta”, ni nada parecido (pues no puede haber “puerta” para un plano o estado) sino por la misma razón que un pez no puede elevarse por encima del agua y volar por el aire como un pájaro, su naturaleza no le permite hacerlo. Un alma que tiene a otra con la cual le unen antiguos lazos, y se encuentra que ella está en un plano inferior al suyo, puede visitar al alma menos desarrollada y ayudarla en su desarrollo mediante consejo e instrucción, preparándola así para su próxima encarnación, de manera que cuando se vuelvan a encontrar en la vida terrenal, la menos desarrollada haya crecido hasta mucho más cerca de su alma hermana y puedan entonces seguir unidas a través de la vida o de las vidas. Esto, por supuesto, asumiendo que el alma menos desarrollada quiera ser instruida. Después de alcanzar un cierto grado de desarrollo, las almas están ansiosas por ser instruidas cuando se hallan fuera del cuerpo (como se dijo antes) pues están libres de las perturbadoras influencias de la vida terrenal y están más abiertas para la ayuda del Espíritu. La enseñanza yogi se aventura a decir que, en raros casos, el alma que ayuda puede conducir a su hermano menor hasta un estado tal en que pueda liberarse de algunos principios mentales que han permanecido aferrados a él después del despertar, y que lo mantienen en un cierto plano, y por lo tanto incapaz de pasar al siguiente más elevado. Pero esto es raro y sólo puede suceder cuando el alma ha estado cerca pero no es totalmente capaz de liberarse de la envoltura limitante sin ayuda.

Los planos más bajos del mundo astral están llenos de almas de tipo grosero y no desarrollado, que llevan vidas muy similares a las que vivieron en la Tierra. De hecho, están conectadas tan cercanamente con el plano material, y son tan atraídas por él, que están tan conscientes de mucho de lo que allí sucede que podría decirse que viven en el plano material, e impedidas de participar activamente en él solamente por un delgado velo que las separa de sus iguales encarnadas. Estas almas rondan por los escenarios de su antigua degradación terrestre, y con frecuencia influencian a alguna de su clase que bajo la influencia del licor se halla abierta a influencias de esa naturaleza. De esa manera vuelven a vivir sus antiguas vidas y se suman a la brutalidad y degradación de los vivos con sus influencias y asociación. Hay numerosísimos de estos planos inferiores, así como de los superiores, cada uno conteniendo almas desencarnadas de la clase particular que le corresponde. Estas almas de los planos inferiores se encuentran en estrecho contacto con el plano material, y en consecuencia, a menudo son atraídas a las sesiones donde el médium y los asistentes están en un plano bajo. Se disfrazan de “espíritus” de amigos de los visitantes, y otros, asegurando con frecuencia ser algún personaje conocido y famoso; hacen las jugarretas vistas con tanta frecuencia en las sesiones, disfrutan particularmente con tales cosas y con “diabluras” si se las permiten. Ellas no se ligan con gente de los planos superiores, ya esté encarnada o desencarnada.

Estas almas del plano inferior permanecen sólo poco tiempo en estado desencarnado, y son fuertemente atraídas por la vida material, cuya consecuencia es que se llenan de un gran deseo de reencarnar, y  generalmente sólo pasan poco tiempo entre dos encarnaciones. Por supuesto, cuando renacen, son atraídas hacia y por, padres de las mismas tendencias, de manera que el entorno en su nueva vida terrenal va a corresponder muy estrechamente al de la antigua. Estas almas inmaduras y no desarrolladas, así como las de las razas salvajes, no progresan sino muy lentamente, haciendo apenas un avance insignificante en cada vida y teniendo que sufrir repetidas y frecuentes encarnaciones a fin de lograr algún pequeño progreso. Sus deseos por lo material son fuertes y son atraídas hacia y por ello, la influencia del Espíritu apenas ejerce una influencia comparativamente ligera sobre ellas. Pero, aun éstas hacen algún progreso, todas se mueven hacia adelante aunque sea poco.

Por supuesto, las almas en cada uno de los sucesivos planos más elevados, hacen un progreso más rápido en cada una de sus vidas terrestres, tienen menos encarnaciones y un período mucho más largo entre ellas. Sus inclinaciones y gustos son de un orden superior, prefieren habitar en los lugares más altos de la vida desencarnada, pensando en y contemplando las enseñanzas más elevadas, ayudados como están por la ausencia de cosas materiales y animados por los rayos de la mente espiritual proyectados  sobre ellos para ayudar a su desarrollo. De esta manera pueden prepararse para un gran progreso y con frecuencia pasan siglos en los planos más elevados antes de reencarnar. En algunos casos, cuando han avanzado demasiado para su especie, pasan miles de años en los planos superiores, esperando hasta que la especie crezca lo suficiente para hacer atractivo su renacimiento, y mientras tanto encuentran mucho trabajo útil que hacer por las almas menos desarrolladas.

Pero, tarde o temprano, las almas sienten el deseo de adquirir nuevas experiencias, y mostrar a la Tierra algunos de los avances que han logrado desde su “muerte” y, por esas razones, y por la atracción de deseos que han estado rondando por allí, no vividos o probados o, posiblemente influenciadas por alguna alma querida de un plano inferior, están listas para encarnar y desean encarnar al mismo tiempo para estar con ella (lo cual también es un deseo) las almas caen en la corriente que arrastra hacia el renacimiento, la selección de los padres apropiados, circunstancias ventajosas, entorno y, como consecuencia vuelven a entrar gradualmente en un letargo y así, llegado el momento, “mueren” para el plano en el que han estado existiendo y “nacen” a una nueva vida física en un cuerpo. El alma no despierta completamente de su sueño inmediatamente al nacer, sino que permanece en un estado como de letargo durante los días de la infancia, evidenciándose su gradual despertar por la creciente inteligencia del bebé, creciendo el cerebro del niño al ritmo de las demandas que se le hacen. En algunos casos el despertar es prematuro y vemos casos de prodigios, niños-genios, etc., pero tales casos son más o menos anormales e insanos. Ocasionalmente el alma dormida del niño despierta parcialmente y nos inquieta con alguna reflexión profunda, o conducta u observación madura.

Mucho de este proceso de preparación para la reencarnación es cumplido inconscientemente por el alma, obedeciendo a sus inspiraciones y deseos, pues realmente no ha crecido como para comprender todo lo que ello significa, todo lo que hay por delante, y es arrastrada casi  inconscientemente por la Ley de Atracción. Pero, después de que las almas alcanzan un cierto grado de desarrollo, toman conciencia del proceso de reencarnación y en esa forma están conscientes de las vidas pasadas y, previo al renacimiento, pueden tomar parte consciente en la selección de entornos y ambientes. Cuanto más alto ascienden en la escala, mayor es su poder de conciencia y de elección.

Fácilmente se verá que hay planos sobre planos de existencia desencarnada; la filosofía yogi enseña que hay siete grandes planos (denominados algunas veces los “siete cielos” por los hindúes iletrados) pero, cada gran plano tiene siete sub-divisiones, cada sub-división tiene siete divisiones menores y así sucesivamente.

Es imposible para nosotros comenzar a describir la naturaleza de la vida astral más elevada. No tenemos palabras para describirla, ni mentes para comprenderla. La vida en los planos inferiores es muy similar a la vida en la Tierra, muchos de los habitantes parecen creer que es parte de ella y, al no darse cuenta de que están liberados de las limitaciones terrestres, se imaginan que el fuego les puede quemar, que el agua les puede ahogar, etc.

Prácticamente viven en la Tierra entre sus escenarios. Lo que hay por encima de estos planos cuyos habitantes tienen ideas y vidas más elevadas,  y así sucesivamente, hasta la bienaventuranza de los planos más altos, no puede ser comprendido por el hombre de hoy. En algunos de los planos intermedios, aquellos que son aficionados a la música disfrutan al máximo su amor por ella, los artistas su amor por su arte, los trabajadores intelectuales prosiguen sus estudios, y así sucesivamente en esas direcciones. Por encima de ellos están los que han despertado espiritualmente y tienen oportunidades para desarrollarse y ganar conocimiento. Sobre éstos hay estados que no podemos ni soñar. Y, recuerden esto, hasta aquellos planos más elevados no son sino partes del alto plano astral, el cual no es sino uno de los más bajos del Universo, y por encima de éste hay plano sobre plano de existencia. Pero, por qué hablar de esto, amigos, no podemos comprometernos a enfrentar un problema de altas matemáticas, cuando escasamente podemos sumar dos números. Pero todo esto es para nosotros, todo para nosotros, y no podemos ser despojados de nuestro legado.
(14 Lecciones Filosofía Yogui)
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lunes, 25 de febrero de 2019

Las facultades que podemos activar y desarrollar




Telepatía
La telepatía puede ser definida básicamente como la comunicación de mente a mente, de una manera diferente de los cinco sentidos a los que la ciencia material limita al hombre, a saber: vista, oído, olfato, gusto y tacto, siendo vista y oído los sentidos más comúnmente utilizados. De acuerdo con la ciencia material, podría inferirse que si dos mentes se colocan fuera de la posibilidad de comunicarse mediante los sentidos ordinarios, no podría haber comunicación. Y, si se demostrara que bajo tales circunstancias la hubo, sería una conclusión razonable pensar que el hombre posee otros sentidos diferentes a los cinco que la ciencia material le ha asignado o reconocido.

El hombre tiene otros sentidos además de los cinco sentidos físicos, posee cinco sentidos astrales (contraparte de los sentidos físicos), que operan en los planos astrales y mediante los cuales puede ver, oír, gustar e incluso sentir, sin utilizar los órganos físicos normalmente asociados con estos sentidos. Además de esto, tiene un sexto sentido físico especial mediante el cual percibe los pensamientos que emanan de las mentes de otros, aun cuando estas otras mentes puedan encontrarse lejos en el espacio.

Hay un gran punto de diferencia entre este sexto sentido físico especial y los cinco sentidos astrales. La gran diferencia es esta: Los cinco sentidos astrales son contrapartes astrales de los cinco sentidos físicos, que funcionan en el plano astral tal como los sentidos físicos actúan en el plano físico, habiendo un sentido astral que corresponde a cada órgano físico y, aunque la impresión astral no se reciba a través del órgano físico, llega a la conciencia a través de sus líneas, tal como lo hace la impresión recibida a través de los canales físicos. Pero este sexto sentido físico especial “sentido telepático”, tiene, tanto un órgano físico a través del cual recibe las impresiones, como una contraparte astral, igual que tienen los demás sentidos físicos. En otras palabras, tiene un órgano tan realmente físico como lo son la nariz, el ojo o el oído, a través del cual recibe verdaderas impresiones “telepáticas” ordinarias, y que es utilizado en todos los casos incluidos bajo la denominación de “telepatía”. La contraparte astral se utiliza en el plano astral en ciertas formas de clarividencia. Aunque es a través del órgano físico telepático que el cerebro recibe las vibraciones, u ondas de pensamiento, que emanan de las mentes de otros.

Enclavado en el cerebro, cerca del centro del cráneo, casi directamente encima del tope de la espina dorsal, se encuentra un pequeño cuerpo, o glándula, de color gris-rojizo y forma de cono, unido a la base del tercer ventrículo del cerebro, delante del cerebelo. Es una masa de materia nerviosa, que contiene corpúsculos parecidos a las células nerviosas, y que contiene también partículas calcáreas, a veces llamadas “arena cerebral”. Este cuerpo es conocido por la ciencia física occidental como “Glándula Pineal” o “Cuerpo Pineal”, habiéndosele adjudicado el término “pineal” a causa de su forma que recuerda la de una piña.

Este “Cuerpo Pineal” es el órgano a través del cual el cerebro recibe impresiones por medio de las vibraciones causadas por pensamientos emitidos por otros cerebros, en pocas palabras, es el órgano de la comunicación “telepática”. No es necesario para este órgano tener una apertura exterior, como la tienen el oído, la nariz o el ojo, porque las vibraciones de pensamiento penetran materia de la consistencia del cuerpo físico, tan fácilmente como las vibraciones luminosas penetran el vidrio, o las vibraciones de rayos X atraviesan madera, piedra, etc. La imagen más aproximada del carácter de las vibraciones del pensamiento se encuentra en las vibraciones enviadas y recibidas en la “telegrafía inalámbrica”. El pequeño “cuerpo pineal” del cerebro es el instrumento receptor de la telegrafía inalámbrica de la mente.

Cuando uno “piensa” coloca en el éter circundante vibraciones de mayor o menor intensidad, que irradian en todas direcciones así como las ondas de luz irradian de su fuente. Estas vibraciones, al golpear el órgano telepático en otros cerebros, causan una acción cerebral que reproduce el pensamiento en el cerebro del destinatario. De acuerdo con las circunstancias, este pensamiento reproducido puede pasar al campo de la conciencia o permanecer en la región de la Mente Instintiva.

Entonces, la telepatía puede ser considerada como la recepción por una persona, consciente o inconscientemente, de vibraciones, u ondas de pensamiento, emitidas consciente o inconscientemente por las mentes de otros. Así, la transferencia deliberada de pensamientos entre dos o más personas es Telepatía; y lo mismo es la absorción por una persona de las vibraciones de pensamiento de la atmósfera enviadas por otros pensadores sin ningún deseo de alcanzarla. Las ondas de pensamiento varían en intensidad y fuerza, tal como explicamos en la lección anterior. Desde luego que la concentración por parte del remitente o del receptor, o de ambos, intensifica la potencia del envío y la exactitud y claridad de la recepción.

Clarividencia:
El hombre tiene dentro de él facultades que le permiten “sentir” vibraciones que no son registradas por sus órganos físicos sensoriales ordinarios. Cada sentido físico tiene su correspondiente sentido astral, que está abierto a las vibraciones aludidas, las interpreta y los transmite a la conciencia humana.

De esta manera, la vista astral le permite al hombre recibir las tenues vibraciones astrales desde una enorme distancia; recibir estos rayos a través de objetos sólidos; percibir formas de pensamiento en el éter, etc. El oído astral permite recibir vibraciones astrales sonoras desde enormes distancias, y sutiles vibraciones que aún persisten después de transcurrido un largo tiempo. Los otros sentidos astrales corresponden a los demás sentidos físicos, sólo que al igual que los sentidos astrales de vista y oído son una extensión de los sentidos físicos.

Todas las personas tienen los aludidos sentidos astrales, pero comparativamente sólo unos pocos los han desarrollado como para poder utilizarlos conscientemente. Algunos tienen ocasionales chispazos de percepción astral, pero no están conscientes de la fuente de sus impresiones, sólo saben que “algo entró en su mente”, y a menudo desdeñan la impresión como una fantasía inútil. Con frecuencia esos despertares a la percepción astral son tan toscos y desmañados como los de un infante cuando sus sentidos físicos comienzan a recibir y traducir impresiones. El niño tiene que calibrar distancias al recibir impresiones a través de ojos y oídos, y también respecto al tacto. En cuanto al psiquismo, el niño tiene que atravesar por una experiencia similar, debido a los resultados confusos y poco satisfactorios del principio.

Clariaudiencia:
Clariaudiencia es oír en el plano astral por medio de los sentidos astrales. Casi todo lo comentado sobre la clarividencia es igualmente cierto para la clariaudiencia, la única diferencia es que se utiliza un órgano astral diferente.

Psicometría:
Así como a veces podemos recordar algo aparentemente olvidado, viendo alguna cosa que está asociada en nuestra memoria con ese algo, así mismo, algunas veces podemos abrir el reflejo astral de los archivos akáshicos de alguna escena particular o evento, tocando algún material asociado con ese evento o escena. Parece haber casi una afinidad entre un trozo de materia y la porción particular de los archivos akáshicos que contienen la historia pasada del objeto en cuestión. Un pedazo de metal, o piedra, o tela, o cabello abrirá la visión psíquica de las cosas previamente asociadas con él en el pasado. O, por otra parte, podemos ponernos en relación con personas vivientes, por medio de una partícula de su ropa, cabello, o artículos usados anteriormente por ellas, la condición de relación así establecida nos permite preparar más fácilmente el “tubo astral”. La psicometría es solamente una o más formas de clarividencia, puestas en funcionamiento por medio de algún eslabón de conexión entre personas o cosas, o algún objeto conectado con estas personas o cosas. No es un tipo distinto de fenómenos psíquicos, es solamente una variante de los otros tipos, combinando a veces en su manifestación varias clases de clarividencia.

Cómo Desarrollar Poderes Psíquicos:
“¿Cómo puede uno desarrollar el poder psíquico que tiene latente adentro?”.
Hay muchos métodos para ese desarrollo, unos pocos que son deseables; muchos que son indeseables, y algunos que son francamente dañinos. Como prácticas objetables nos referimos al uso de drogas estupefacientes, bailes de rotación, prácticas de vudú, los ritos repulsivos de la magia negra y otras prácticas similares que no consideramos prudente ni siquiera mencionar. Estas prácticas apuntan a producir una condición anormal similar a la intoxicación, y que, como la intoxicación y la adicción a las drogas, sólo conduce a la ruina física y psíquica. Es cierto que aquellos que se complacen en ellos desarrollan un orden bajo de poder psíquico o astral, pero invariablemente atraen hacia sí una clase indeseable de entidades astrales y a menudo se abren a la influencia de un orden bajo de inteligencias que los hombres sabios evitan cuidadosamente y se niegan a tomar en consideración.

Otras prácticas, medianamente indeseables, aunque no totalmente dañinas en el sentido de las mencionadas anteriormente, son más o menos comunes, tanto entre los hindúes de cierta clase y los occidentales. Nos referimos a los métodos de auto-hipnosis y de hipnosis por otros para producir, o inducir, una condición psíquica en la cual la persona es habilitada para captar vislumbres del mundo astral. Entre los métodos de esta clase  está en mirar fijamente algún objeto brillante hasta inducir una condición como de trance, o la repetición de alguna fórmula monótona hasta que se produce una condición de sueño. En esta misma clase colocamos el proceso ordinario de hipnotismo por otros con el mismo propósito.

Si desean experimentar un poco por sí mismo, es aconsejable que adquiera autodominio y practique concentración en el silencio. Muchos ya han tenido muestras de poder psíquico, y pueden practicar a lo largo de las líneas correspondientes a las manifestaciones que ya han tenido. Si es telepatía, practiquen con algunos de sus amigos y noten los resultados. Un poco de práctica obrará maravillas en ustedes. Si es clarividencia, pueden practicar con un cristal o un vaso de agua clara para ayudar a la concentración, y para formar el principio del tubo astral. Si es psicometría, practiquen recogiendo algún objeto, como un guijarro, una moneda, una llave, etc., y siéntense en silencio, mientras toman nota de las impresiones fugaces que al principio no llegarán a sus mentes sino confusamente.

Pero no se dejen arrastrar por las prácticas psíquicas, éstas son interesantes e instructivas, pero no son esenciales en esta fase del desarrollo. Conserven su mente siempre fija en la meta, el fin a ser logrado, el desarrollo del Verdadero Yo, la realización del Yo Soy dentro de ustedes, y la realización, aún superior, de su Unificación con el Todo.

“Antes de que los ojos puedan ver, deben ser incapaces de llorar. Antes de que los oídos puedan oír, deben haber perdido su sensibilidad. Antes de que la voz pueda hablar en presencia de los Maestros, debe haber perdido el poder de herir”. 
(14 Lecciones Yogui).
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jueves, 21 de febrero de 2019

El mundo astral - (guía para realizar el viaje)



Antes de entrar en el tema de los diversos planos del mundo astral, sería bueno considerar algunos de los fenómenos generales clasificados bajo el término “astral”. El hombre encarnado, además de sus sentidos físicos de vista, oído, gusto, olfato y tacto, tiene cinco sentidos astrales (contraparte de los sentidos físicos) que operan en el plano astral, y mediante los cuales puede recibir impresiones sensoriales sin ayuda de los órganos de los sentidos físicos. Posee también un “sexto sentido”, cuyo órgano físico (el órgano del “sentido telepático”) también tiene su correspondiente sentido astral.

Estos sentidos astrales funcionan en el plano astral más bajo — contiguo al plano físico — y los fenómenos de clarividencia son producidos por el uso de estos sentidos astrales, hay formas superiores de clarividencia, que operan en planos mucho más altos que los usados en la clarividencia ordinaria, pero tales poderes son muy raros, y los poseen sólo aquellos de altos logros por lo cual apenas necesitamos mencionarlos aquí. En este plano astral inferior, el clarividente ve, el clariaudiente oye, y el psicómetra percibe; por este plano se moviliza el cuerpo astral, y se manifiestan los “fantasmas”. Para comunicarse con el plano físico, las almas desencarnadas que habitan en los planos superiores del mundo astral, deben descender a este plano más bajo y vestirse con materia astral tosca para poder lograr su objetivo.

En este plano se desplazan los “cuerpos astrales” de aquellos encarnados que han adquirido el arte de proyectarse en el astral. Es posible para una persona proyectar su cuerpo astral, o viajar en su cuerpo astral, a cualquier punto dentro de los límites de la atracción terrestre y, en condiciones apropiadas, la persona entrenada puede hacerlo a voluntad. Otros pueden hacer esos viajes de vez en cuando (sin saber exactamente cómo los hacen, y teniendo después el recuerdo de un sueño particular y muy vívido); de hecho, muchos de nosotros hacemos esos viajes, cuando el cuerpo físico está entregado al sueño y, a menudo se consigue mucha información de esta manera, en asuntos en los que uno está interesado, manteniendo comunicación astral con otros interesados en el mismo tema, todo inconscientemente, por supuesto. Esta forma de adquisición consciente de conocimientos, sólo es posible a aquellos que han progresado verdaderamente en el camino de los logros.

El cuerpo astral siempre está conectado con el cuerpo físico (durante la vida de este último) por un delgado hilo astral como de seda, que mantiene la comunicación entre ambos. Si este cordón fuera retirado, el cuerpo físico moriría pues terminaría la conexión del alma con él.

En este plano astral más bajo pueden percibirse también los colores del aura de los hombres. Igualmente es en este plano donde las emanaciones del pensamiento pueden ser percibidas por la visión clarividente, o por el astral de alguien que visite ese plano en su cuerpo astral. Continuamente la mente está despidiendo emanaciones que durante un tiempo permanecen desplegadas hasta cierta distancia de la persona, y que luego, si tienen la fuerza suficiente, siguen su curso gradualmente, dirigidas aquí y allá por los pensamientos análogos de otros. Estas emanaciones de pensamiento se parecen a las nubes, algunas son delicadas y bellas, mientras que otras son oscuras y lóbregas. Para la visión psíquica o astral, los lugares parecen estar llenos de este material pensado, que varía en carácter y apariencia según la calidad y naturaleza del pensamiento original que los produjo. Algunos lugares lucen como llenos de pensamientos atractivos y luminosos, mostrando que el carácter general del pensamiento de los que lo habitan es diáfano y alegre, mientras que otros lugares están llenos con una masa o nube confusa y lóbrega de pensamientos, manifestando que los que viven allí (o algunos visitantes) han estado morando en los planos más bajos de pensamiento, y han llenado el lugar con recuerdos deprimentes de su estancia allí. Tales habitaciones deben abrirse ampliamente al sol y al aire, y el que se mude a ellas debe hacer el esfuerzo por llenarlo de pensamientos luminosos, alegres y felices que expulsarán los pensamientos de menor calidad. Una orden mental como: “Te ordeno que salgas de este lugar”, hará que uno emita fuertes vibraciones de pensamiento que, o disuelven el pensamiento inaceptable o lo hacen ser rechazado y alejado de la inmediata vecindad de la persona que da la orden.

Si la gente pudiera ver, aunque sólo fuera por unos minutos la atmósfera de pensamiento de bares, casas de juego, y lugares de ese tipo, se cuidaría de volver a visitarlos. No sólo está la atmósfera completamente saturada de pensamientos degradantes, sino de la baja ralea de las almas desencarnadas que se reúnen alrededor en gran número por una condición de afinidad, esforzándose por romper los estrechos límites que las separan del plano físico en tales lugares.

Guía para realizar el viaje:
Entras en el silencio, y de pronto te das cuenta de que has abandonado tu cuerpo y ahora ocupas sólo tu cuerpo astral. Estás de pie al lado de tu cuerpo físico y lo ves dormido en la cama, pero te das cuenta de que estás conectado a él por medio de un brillante hilo plateado, algo parecido a un trozo grande de telaraña luminosa. Estás consciente de la presencia del guía que te conducirá en tu viaje. Él también ha dejado su cuerpo físico, y está en su forma astral, que te recuerda algo vaporoso, es la forma de un cuerpo humano, pero a través del cual se puede ver, y que puede moverse a voluntad a través de objetos sólidos. El guía toma tu mano en la suya y dice: “Ven”, y un momento después has salido de tu habitación y te encuentras sobre la ciudad donde vives, flotando como una nube de verano. Empiezas a temer que puedes caerte, y tan pronto ese pensamiento entra en tu mente, te das cuenta de que te estás hundiendo. Pero tu guía coloca una mano debajo de ti y te sostiene, mientras dice:
    Ahora comprende que no puedes hundirte a menos que tengas miedo de hacerlo, mantén el pensamiento de que flotas y lo harás. Lo haces y quedas encantado al advertir que puedes flotar a voluntad, moviéndote aquí y allí de acuerdo a tu deseo o antojo.

Ves enormes volúmenes de nubes de pensamiento que se levantan de la ciudad como grandes nubes de humo, desplazándose y estableciéndose aquí y allá. También ves, en ciertas zonas, algunas vaporosas nubes de pensamiento más finas que parecen tener la propiedad de dispersar las nubes oscuras cuando entran en contacto con ellas. Aquí y allá ves delgadas líneas brillantes de luz, como chispas eléctricas desplazándose rápidamente a través del espacio, y tu guía dice que son mensajes telepáticos que pasan de una persona a otra, y que son luminosos a causa del prana con que el pensamiento está cargado. A medida que desciendes a tierra, ves que cada persona está rodeada por un cuerpo ovoide de color, su aura, en el cual se refleja su pensamiento y estado mental predominantes, siendo representado el carácter del pensamiento por colores variables. Algunos están rodeados por auras hermosas, mientras que otros tienen a su alrededor un aura negra, humeante, en la que se ven llamaradas de luz roja. Algunas de estas auras te causan dolor al verlas, pues evidencian pensamientos tan bajos, groseros y animales, que te producen dolor, pues ahora que estás fuera de tu cuerpo físico te has vuelto más sensible. Pero no tienes mucho tiempo para permanecer allí, porque tu viaje es muy corto, y el guía te ordena que sigas.

No pareces haber cambiado de lugar en el espacio, y sin embargo todo luce diferente, es como si se levantara una cortina de gasa en la pantomima.
Ya no ves el mundo físico con sus fenómenos astrales, pero te parece estar en un nuevo mundo, una tierra de formas extrañas. Ves “cascarones”  astrales flotando,  cuerpos astrales descartados por aquellos que los abandonaron al morir. No son agradables de ver y te apresuras con tu guía pero, antes de abandonar esta segunda antesala al verdadero mundo astral, tu guía te hace relajar tu dependencia mental de tu cuerpo astral y, para tu gran sorpresa, te encuentras deslizándote fuera de él, dejándolo en el mundo de los cascarones, aunque todavía estás conectado a él por un cordón, o hilo, como de seda, que a su vez se conecta con tu cuerpo físico que, para este momento, ya casi has olvidado, pero al cual permaneces unido por estos lazos casi invisibles. Sigues adelante vestido con un nuevo cuerpo, o más bien, con un traje interno de materia etérea, pues parece como si sólo te hubieras despojado de una capa, y luego de otra, el TÚ, la parte de ti mismo permanece inalterada, ahora sonríes al recordar que alguna vez creíste que el cuerpo eras “tú”. El plano de los “cascarones” astrales se desvanece, y pareces haber entrado en una gran sala de formas durmientes, que yacen en paz y reposo, siendo las únicas formas que se mueven, aquellas de las esferas superiores que han descendido a este plano para realizar tareas por el bien de sus hermanos más humildes. De vez en cuando algún durmiente muestra señales de despertar, enseguida algunos de estos bienhechores se apretujan a su alrededor, y parecen desvanecerse junto con él en algún otro plano. Pero, lo más maravilloso de esta región, parece ser que, cuando el durmiente despierta lentamente, su cuerpo astral se desliza fuera de él, tal como lo hizo el tuyo un poco antes, y sale de ese plano al lugar de los “cascarones”, donde se va desintegrando paulatinamente hasta descomponerse en sus elementos originales. Este cascarón desechado no se conecta con el cuerpo físico del alma durmiente, que ha sido enterrado o incinerado, pues está “muerto”; ni tampoco con el alma que se ha ido, pues ésta finalmente lo ha descartado y desechado. Es diferente en tu caso, porque tú apenas lo has dejado en la antesala y volverás dentro de poco a reanudar su uso.

La escena cambia de nuevo y te encuentras en las regiones de las almas despiertas, entre las cuales vagabundeas con tu guía. Te das cuenta de que las almas que van despertando parecen dejar caer rápidamente al pasar, una capa tras otra de sus cuerpos mentales (pues así se llama a estas formas superiores de cubiertas etéreas), y notas que, a medida que te acercas a los planos superiores tu sustancia se vuelve cada vez más etérea, y que cuando regresas a los planos más bajos se torna más tosca y grosera, aunque siempre mucho más etérea incluso que el cuerpo astral, e infinitamente más fina que el cuerpo físico material. Adviertes también que cada alma que despierta va a despertar finalmente en su plano particular. El guía te dice que el plano particular es determinado por el progreso espiritual y el logro alcanzado por el alma en sus vidas pasadas (pues ha tenido muchas visitas terrenales o vidas), y que es prácticamente imposible para una alma ir más allá del plano al cual pertenece, aunque los que están en planos superiores pueden volver libremente a visitar los planos más bajos esto, que es la regla del mundo astral, no es una ley arbitraria, sino una ley de la Naturaleza.

En el mundo astral, el alma con mayor cantidad de materialidad, y naturaleza más tosca, es detenida por el cedazo de un cierto plano y no puede pasar a los superiores, mientras que uno que ha pasado a los planos superiores, habiéndose deshecho de las envolturas más restrictivas, puede pasar fácilmente hacia atrás y hacia adelante entre los planos más bajos. De hecho, las almas lo hacen con frecuencia, con el propósito de visitar amigos en los planos más bajos, proporcionándoles de esta manera goce y consuelo y, en los casos de un alma altamente desarrollada, se puede brindar mucha ayuda espiritual en esta forma, mediante consejo e instrucción, cuando el alma en el plano más bajo está lista para ello. De hecho, todos los planos tienen protectores espirituales de los planos mucho más elevados, prefiriendo algunas almas sacrificadas dedicar su tiempo al mundo astral en vez de tomarse un bien ganado descanso, o proseguir ciertos estudios para su propio desarrollo. El guía te explica estas cosas a medida que recorres la combinación de planos más bajos (la razón por la cual no vas más arriba se te explicará después), y también te informa que la única excepción a la regla del libre paso a los planos por debajo del plano de un alma, es la que impide a las almas de los planos inferiores entrar al “plano de los durmientes”, al cual no pueden entrar las almas que han despertado en un plano bajo, pero sí pueden entrar libremente las almas puras y sublimes que han alcanzado un plano elevado. El plano de la cámara de letargo está dedicado a aquellos que la ocupan, y a esas almas superiores recién aludidas, y de hecho, está en la índole de un estado distinto y aparte, en vez de ser uno de las mencionadas series de planos.

El alma despierta exactamente en el plano que le corresponde, justo en el sub-plano de ese plano que sus deseos y gustos más elevados seleccionan naturalmente. Se rodea de mentes afines, y puede proseguir aquello que su corazón anheló durante la vida terrena. Durante esta vida del mundo astral puede hacer considerables progresos y así, cuando renazca, puede dar un   gran paso adelante, comparado con su última encarnación. Hay   innumerables planos y sub-planos, y cada uno encuentra una oportunidad para desarrollar y disfrutar al máximo de las cosas más altas de que es capaz en ese particular período de desarrollo y, como hemos dicho, puede perfeccionarse y desarrollarse para nacer en condiciones y circunstancias mucho más favorables en la próxima vida terrena. Pero ¡ay! incluso en este mundo superior, no todos viven de la mejor manera y, en lugar de aprovechar sus oportunidades y crecer espiritualmente, dejan que su naturaleza más material los arrastre hacia abajo y gastan mucho de su tiempo en los planos más bajos, no para ayudar y asistir, sino para vivir la vida menos espiritual de los forasteros de los planos inferiores, los más materiales. En tales casos el alma no consigue los beneficios de la estancia en el mundo astral y regresa en casi la misma condición que en la última vida terrena, es enviada de vuelta a aprender de nuevo su lección.

Los planos mucho más bajos del mundo astral están llenos de almas de un tipo grosero, subdesarrolladas y como animales, que viven tan cerca como pueden de las vidas que llevaron en la Tierra (siendo su única posibilidad de ganar el que “consuman” sus gustos ordinarios y, hartos y cansados de todos ellos, desarrollen un anhelo por cosas superiores que se manifestará en una “mejor oportunidad” cuando renazcan). Por supuesto que estas almas subdesarrolladas no pueden visitar los planos superiores y, siendo los únicos planos que están por debajo de ellos, el de los cascarones y el subplano astral inmediatamente superior al plano material (que es una de las llamadas antesalas del mundo astral), con frecuencia se vuelven a reunir tan cerca de la Tierra como sea posible. Y se aproximan tanto que pueden tomar conciencia de mucho de lo que está sucediendo allí, especialmente cuando las condiciones son tales que están en armonía con sus propias naturalezas. Puede decirse que ellos prácticamente son capaces de vivir en el plano material inferior, sólo que están separados de él por un delgado velo atormentador que les impide participar activamente excepto en raras ocasiones. Ellos pueden ver, pero no unirse a la vida terrestre. Rondan por los escenarios de sus antiguas vidas degradantes, y con frecuencia se apoderan del cerebro de alguno de su propia calaña que puede que esté bajo la influencia del licor, sumándose así a sus propios bajos deseos. Este es un tema desagradable y no nos interesa profundizar en él, afortunadamente no involucra a aquellos que leen estas lecciones, pues éstos ya han superado esta fase del desarrollo. Tales almas bajas son tan atraídas por la vida terrestre, en sus planos más bajos, que sus vehementes deseos les hacen reencarnar rápidamente en condiciones similares, aunque siempre hay por lo menos una ligera mejoría, nunca hay retroceso. Un alma puede hacer varios intentos por avanzar, a pesar de las tendencias retrógradas de su naturaleza inferior, pero nunca se desliza tanto hacia atrás como hasta el lugar donde empezó.

Al sentir menos atracción por la vida terrestre, y teniendo tan excelentes oportunidades para avanzar, las almas de los planos superiores, pasan naturalmente más tiempo en el mundo astral, siendo la regla general que cuanto más alto sea el plano, más largo el descanso y la estancia. Pero, más tarde o más temprano, la lección es totalmente aprendida, y el alma ansía ese avance que sólo puede venir de la experiencia y actividad de otra vida terrestre y, por la fuerza de sus deseos (recuerde, nunca es contra su voluntad) el alma gradualmente es atrapada en la corriente del renacimiento y, soñolienta, es ayudada hasta el plano de la sala del letargo; cae entonces en un sopor del alma, gradualmente “muere” al mundo astral y renace en una nueva vida terrestre de acuerdo a sus deseos y gustos, y para la cual está adaptada en esa fase particular de su desarrollo. No despierta plenamente con el nacimiento físico, pero existe en un estado de arrobamiento de gradual despertar durante los años de la niñez temprana, evidenciándose su despertar por el progresivo alborear de la inteligencia en el niño, cuyo cerebro anda al paso con las demandas que se le hacen.

Todas estas cosas te las ha mostrado tu guía, y te ha dado ejemplos de todas las cosas que acabamos de mencionar. Te has encontrado, y has hablado, con amigos y seres queridos que se han separado del cuerpo y ocupan algunos de los planos a través de los cuales pasaste. Notaste con asombro que estas almas actuaban y hablaban como si su vida fuera la única natural, y de hecho, parecían pensar que habías venido a ellos de algún mundo exterior. También notaste que, mientras que los que estaban en cada plano conocían más o menos bien los planos por debajo ellos, con frecuencia parecían en total ignorancia respecto a los que estaban por encima, excepto en el caso de aquellos en los planos superiores, que habían despertado a una comprensión consciente de lo que todo ello significaba, y sabían que estaban apenas en una clase tratando de ascender. Los de los planos más bajos parecían más o menos inconscientes del verdadero significado de su existencia, por no haber despertado a la fase espiritual consciente. También observaste cuán pocos cambios parecían haber experimentado estas almas, cuán poco más parecían saber sobre las cosas espirituales y ocultas que cuando estaban en la Tierra.

Viste también, en los planos más bajos, a un viejo amigo que en la vida terrestre era un materialista declarado, y que no parecía comprender que estaba “muerto” y que creía que, por alguna catástrofe de la naturaleza, había sido transportado a algún otro planeta o mundo físico, y que era tan combativo como siempre a favor de su argumento de que “con la muerte acaba todo”, y que se encolerizó porque los visitantes de las esferas superiores le dijeron quiénes eran y de dónde venían; los llamó pícaros e impostores y exigió que le mostraran algo de sus supuestas “esferas superiores” si es que existían. Afirmó que sus súbitas apariciones y desapariciones eran simplemente fenómenos físicos del nuevo planeta en el que estaban viviendo. Dejándolo atrás en medio de sus insultos hacia ti por estar de acuerdo con los “impostores” y “visionarios” quienes, para usar su expresión, eran “muy poco mejores que los espiritualistas del antiguo mundo”, le suplicaste a tu guía que te llevara a las esferas más altas. Él sonrió y dijo:
    Te llevaré hasta donde puedas ir.

Y entonces te condujo a un plano tan acorde con tus deseos, aspiraciones, gustos y desarrollo que le pediste que te permitiera permanecer allí, en vez de devolverte a la Tierra, pues sentías que habías alcanzado el “séptimo cielo” del mundo astral. Insistió en tu retorno, pero antes de iniciarlo te dijo que aún estabas en uno de los sub-planos de los planos comparativamente más bajos. Tú parecías dudar de sus palabras y, como el materialista, le pediste que te mostrara cosas mayores. Él respondió:
— No, hijo mío, has progresado justo hasta donde tus limitaciones te lo permiten,  has alcanzado esa parte de la “otra vida” que será tuya cuando te separes del cuerpo, a menos que te las arregles para desarrollarte aún más y pasar así a un grado superior. Hasta aquí puedes llegar pero no más lejos. Tienes tus limitaciones, así como yo tengo las mías, todavía más lejos. Ninguna alma puede viajar más allá de sus límites espirituales.

    Pero, continuó tu guía, más allá de tu plano y más allá del mío, hay plano tras plano, conectados con nuestra Tierra, cuyos esplendores el hombre no puede concebir. Y así mismo hay muchos planos alrededor de los otros planetas de nuestro sistema, y hay millones de otros mundos, y hay sistemas de universos así como hay sistemas de planetas, y luego grupos mayores de estos sistemas, y así mayores y más grandes, más allá de la capacidad del hombre para imaginar, cada vez más y sin parar, más y más altos hasta alturas inconcebibles. Una infinidad de infinidades de mundos se extiende ante nosotros. Nuestro mundo y nuestra cadena planetaria y nuestro sistema de soles, y nuestros sistemas de sistemas solares, no son más que granos de arena en la playa.

— Entonces, exclamaste, ¿Qué soy yo, pobre mortal, perdido entre toda esta grandeza inconcebible?

— Tú eres lo más precioso, un alma viviente, respondió tu guía, y si fueras destruido el sistema entero de universos se desmenuzaría, porque tú eres tan necesario como la parte más grande de él, él no puede existir sin ti, tú no puedes perderte o ser destruido, tú eres parte de todo él, y eres eterno.

— Y, más allá de todo esto que me has dicho, exclamaste, ¿Qué hay, y cuál es el centro de todo?
El rostro de tu guía adquirió una expresión extasiada.

— El ABSOLUTO — respondió.
Y cuando volviste de nuevo a tu cuerpo físico, justo antes de que tu guía se desvaneciera, le preguntaste:
— ¿A cuántos millones de millas fuera de la Tierra hemos estado, y por cuánto tiempo?
Él contestó:

— Tú nunca dejaste la Tierra en absoluto, y tu cuerpo apenas se quedó solo por un instante de tiempo, tiempo y espacio no pertenecen al mundo astral. 
(14 Lecciones Filosofía Yogui).
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miércoles, 20 de febrero de 2019

Influencia y ataques psíquicos - ¿Por qué funcionan?



Desde las repulsivas prácticas de vudú del África, se puede trazar una línea recta hasta la epidemia de brujería en Nueva Inglaterra, y desde allí hasta el tiempo presente, cuando el mundo occidental aparentemente se ha vuelto loco por el “psiquismo”. Los libros de todos los tiempos están llenos de cuentos de influencia psíquica, hasta la Biblia contiene numerosos casos de su práctica para bien o para mal.

Ninguna magia negra afecta al hombre o mujer que conoce su verdadero lugar en la Naturaleza, sus poderes reales para resistir las prácticas de aquellos que han adquirido trozos de conocimiento oculto sin el crecimiento espiritual que les enseñaría cómo usarlos apropiadamente. Pero la persona promedio de hoy en día no conoce, y no podrá ser convencida, de su propio poder, y por consiguiente es incapaz de protegerse de los esfuerzos psíquicos incluso de aquellos que han obtenido sólo algunos fragmentos de enseñanzas ocultas, y los usan para fines egoístas.

El uso inapropiado del poder psíquico se conoce desde hace mucho tiempo entre los ocultistas como “magia negra” la cual, lejos de ser un remanente de la superstición de la Edad Media, es algo muy real y que hoy en día se practica ampliamente. Aquellos que la practican así están sembrando las semillas de su propio castigo, y cada golpe de fuerza psíquica empleado   con fines bajos y egoístas indudablemente rebotará y reaccionará sobre el que lo hace.

Afortunadamente, los que prostituirían de esa manera los poderes psíquicos saben relativamente poco sobre el tema, y sólo pueden utilizar sus formas más simples, pero cuando entran en contacto con los que desconocen completamente el asunto, pueden lograr algo con sus artes. Muchos hombres encuentran, a veces por accidente, que pueden influir sobre otros con su mandato y, con frecuencia, al no conocer la fuente de su poder, lo usan tal como lo harían con un poder físico o fuerza mental. Sin embargo, por lo general esas personas van aprendiendo gradualmente algo que las lleva a comprender mejor el asunto, y comienzan a ver su error. Algunas recogen un pedacito de la enseñanza oculta, y “prueban” otras, al ver el efecto, inician el camino hacia la “magia negra”, aunque escasamente sepan lo que están haciendo. Estas personas también son advertidas de alguna manera y se les dan todas las oportunidades para rectificar su error. Otros parecen entender algo del riesgo que están corriendo, pero lo asumen gustosamente, fascinados por su nuevo sentido de poder y deslumbrados por él.

A ninguna de estas personas se le permite ir muy lejos con su trabajo egoísta, pues hay ciertas influencias trabajando para neutralizar sus esfuerzos, y un pequeño bien siempre contrarresta una gran cantidad de trabajo psíquico egoísta.

Pero fuera de este trozo de “magia negra” elemental, del cual hemos hablado más a manera de advertencia y cautela, muchas personas están dotadas de facultades que les dan poder entre sus prójimos, hombres y mujeres, y su influencia se siente en la vida diaria, así como la influencia de un hombre físicamente fuerte se siente en una muchedumbre de personas más débiles. No se necesita sino una rápida mirada a los conocimientos de uno para darse cuenta de que algunos tienen una influencia mayor que otros. Algunos se ven naturalmente como líderes y maestros, mientras que otros verdaderamente sólo encuentran su lugar como seguidores. Estos hombres fuertes y positivos se ubican al frente en la milicia, en la vida comercial, el bar, el púlpito, en la práctica de la medicina y, de hecho, en todos los pasos de la vida y en todas las ramas del quehacer humano. No damos cuenta del hecho y decimos que ese hombre posee mucho “magnetismo personal” o que a aquel otro le falta. Pero, ¿Qué queremos decir con “magnetismo personal”?. ¿Puede alguien dar una respuesta inteligente?

En los últimos años han surgido muchos maestros pretendiendo haber descubierto el secreto y ofrecen enseñarlo por todos los rincones a tantos dólares por cabeza; se han hecho muchos anuncios sensacionales para atraer a compradores de “cursos” de instrucción, y se han hecho muchos llamados a los motivos más egoístas para despertar el interés por lo que se ofrece en venta. En la mayoría de los casos estos maestros no tienen prácticamente nada que ofrecer ni que enseñar, mientras que en algunos pocos casos han logrado a fuerza de trabajo un conocimiento suficiente del tema como para poder dar direcciones con lo cual uno que posea un grado suficiente de poder psíquico puede ganar cierta influencia sobre los ignorantes y débiles de la especie. Pero, afortunadamente, la mayoría de los compradores de estas enseñanzas no tienen la suficiente confianza en ellos mismos o en las enseñanzas como para poner en práctica los conocimientos relativamente exiguos que se les han dado.

El hombre o mujer de evolución y desarrollo espiritual pueden permitirse el lujo de sonreír ante los esfuerzos de estos aficionados a la “magia negra”, al menos en lo que respecta al temor a lesiones corporales o a efectos sobre ellos. Alguien así sube a un plano superior donde los esfuerzos del psíquico egoísta no pueden penetrar.

Influencia psíquica ¿Qué significa? ¿En qué consiste? ¿Cómo se pone en funcionamiento? ¿Cuál es su efecto?

Debemos comenzar con la mente instintiva. Es la primera forma de inteligencia alcanzada en la escala de la evolución y, en sus etapas más bajas se manifiesta enteramente en forma sub-consciente. Sus principios se remontan tan lejos como hasta la vida mineral, manifestándose aquí en la formación de cristales, etc. En las más elementales formas de vida vegetal se muestra, aunque débilmente, y está escasamente un grado por encima de lo manifestado por el mineral. Entonces, en fases lentas y progresivas, se hace más diferenciada y más alta en la escala, en la vida vegetal, hasta algunas formas superiores de plantas que incluso muestran alguna forma rudimentaria de conciencia. En el reino de los animales inferiores, la mente instintiva se ve en variadas etapas. Desde la inteligencia casi vegetal de las formas más bajas de vida animal hasta la inteligencia casi humana de algunos de los animales superiores. Enseguida, en las formas más bajas de vida humana la encontramos escasamente separada de la forma más elevada mostrada en los animales inferiores y, a medida que ascendemos en la escala, encontramos que va siendo sombreada, coloreada e influenciada por el intelecto, hasta que alcancemos la forma más elevada de hombre conocida en este momento.

En esta consideración de la mente instintiva, debemos pasar por alto su maravilloso trabajo de vigilar el funcionamiento del cuerpo físico, así como algunas otras de sus manifestaciones, para limitarnos al papel que la mente instintiva juega en el campo de la influencia psíquica, a propósito, una  parte importantísima, pues sin mente instintiva no podría haber ningún funcionamiento de la influencia psíquica, ya que no habría nada sobre qué actuar.

La mente instintiva es el instrumento manejado por la influencia psíquica. Con frecuencia hablamos como si el intelecto de uno fuera influenciado de esta manera, lo cual es incorrecto, porque la persona es influenciada a pesar de su intelecto y no por medio de él — la influencia impresiona con tanta fuerza la mente instintiva, que se ejecuta a pesar de las protestas del intelecto, como tantas personas recuerdan después para su pesar.

Comenzaremos con lo que se conoce como “sugestión”, y que realmente subyace en el fondo de todas las formas de influencia psíquica, personal o en “ausencia”. Por sugestión queremos decir la influencia o control de los pensamientos y acciones de otro por medio de una orden positiva, o una sutil insinuación del pensamiento deseado, o cualquier combinación de los dos, o cualquier cosa que pueda incluirse entre estos dos extremos. La sugestión personal es bastante común en la vida cotidiana, de hecho, constantemente estamos dando y recibiendo sugerencias, consciente e inconscientemente, y uno escasamente puede escapar del dar y recibir, por cuanto se asocia con otras personas, oye sus voces o lee lo que otros han escrito o impreso. Pero estas sugerencias cotidianas son relativamente insignificantes, y carecen de la fuerza de una sugestión consciente y deliberada por parte de alguien que entienda el “arte de sugerir”. Veamos primero cómo y por qué se reciben y actúan las sugestiones.

Como hemos dicho, en las formas tempranas de vida, la mente instintiva trabajaba sola, no influenciada por el intelecto, totalmente inconsciente como en la vida vegetal (pues aún no se había desplegado o desarrollado). A medida que se ascendía en la escala de la evolución, el animal comenzó a hacerse ligeramente consciente, a “darse cuenta” de las cosas, y a realizar algo así como un primitivo razonamiento sobre ellas. Para protegerse de sus enemigos, el animal tenía que ser guiado por la rudimentaria conciencia que empezaba a desplegarse, y que se manifestaba en y a través de la mente instintiva. Algunos animales progresaron más rápidamente que otros de su tipo, y naturalmente empezaron a hacer valer sus derechos y su peculiar poder, se encontraron pensando por sus compañeros. Llegaron a ser reconocidos como aquellos a quienes se acudía en casos de peligro, o cuando la comida escaseaba y generalmente su liderazgo era reconocido y respetado. Los líderes aparecieron en bandadas y manadas, y no solos (como normalmente se enseña en los libros de texto), debido no sólo a su fuerza bruta, sino también a la superioridad de su cerebro, que puede describirse como “sagaz”. El animal “sagaz” era rápido para reconocer el peligro, y tomar medidas para evitarlo, rápido para descubrir nuevas maneras de conseguir comida, y someter al enemigo común o a la presa. Los pocos encaminaban y dirigían, y los muchos ciegamente seguían y eran conducidos.

Cuando el desarrollo continuó y el hombre fue evolucionado, se manifestó lo mismo, se destacaron líderes y fueron obedecidos. Y, a todo lo largo de la historia de la especie, hasta el tiempo presente, existe el mismo estado de cosas. Unos pocos guían y los muchos les siguen. El hombre es un animal obediente e imitativo. La gran mayoría de las personas son como ovejas, denles un “carnero con cencerro” y ellas seguirán alegremente el tintineo de la campanilla.

No siempre es el hombre o mujer con la mayor cantidad de lo que   llamamos “logro intelectual”, educación o “erudición” el conductor de hombres, por el contrario, a menudo muchas de tales personas son las más inveteradas seguidoras de los líderes. El hombre o mujer que dirige es el que siente dentro de él, o ella, ese algo que puede llamarse conciencia de poder, conocimiento de la verdadera fuente de fuerza y poder detrás y dentro de ellos. Este “conocimiento” puede no ser reconocido por el intelecto, puede no ser comprendido, pero el individuo siente de algún modo que posee poder y fuerza, o que está en contacto con un poder y fuerza que pueda usar. Y (hablando del hombre ordinario) se da por consiguiente un crédito personal por ello, y empieza a utilizar su poder. Siente la realidad de la palabra “YO”. Se siente como un individuo, algo real, una entidad, e instintivamente, procede a afirmarse. Por regla general, estas personas no conocen la fuente de su poder, pero es una cuestión de “percepción”, y naturalmente hacen uso del poder. Ellas influyen sobre otros, sin entender exactamente “cómo”, y a menudo les sorprende cómo sucede. ¿Y cómo sucede? Veamos.

Veamos a las personas que son influenciadas. ¿Qué parte de su mecanismo mental o componente es afectado?. La mente instintiva, por supuesto ¿Y por qué sus mentes instintivas son afectadas tan fácilmente, mientras que las de otros no lo son tanto? Ese es el punto; entremos en materia.

En su estado original, y durante el proceso de evolución, la mente instintiva no era influida así, porque no había nada que la influenciara. Pero, a medida que el hombre evolucionaba, los individuos que se daban cuenta del despertar de su sentido de “individualidad” y verdadero poder, empezaron a afirmarse, y sus propias mentes instintivas y las de otros comenzaron a influenciarse. El hombre cuyo conocimiento de su individualidad, cuya conciencia del “yo”, está ampliamente desarrollada, invariablemente influencia la mente instintiva de aquel cuya conciencia no está tan desarrollada. La mente instintiva del hombre menos consciente acepta y actúa de acuerdo a las sugerencias del “yo” más fuerte, y también permite que las ondas de pensamiento de este último la ronden y sean absorbidas.

Recuerden, una vez más, que no es el hombre de mayores logros intelectuales, cultura o “erudición” el que tiene esta conciencia, aunque, por supuesto, cuanto mayor sea el logro intelectual del hombre, mayor alcance   del poder del “yo” consciente puede tener. Se ven hombres incultos que tienen este poder, lo mismo que otros mejor educados y, aunque su deficiente educación y entrenamiento les impide hacer uso de su poder en la misma medida que su hermano más favorecido, aun así ellos ejercen una influencia en todos los de su “clase”, y hasta en muchos de mayor poder intelectual que el suyo. No se trata de un asunto de educación o de razonamiento abstracto, etc., es un asunto de CONSCIENCIA.

Cómo la mente instintiva es influenciada; el hombre cuya conciencia del “yo” está suficientemente desarrollada, sugiere a su propia mente instintiva y, naturalmente, esta última ve a su amo como la única fuente de comando o de instrucción. Pero el que no tiene esta conciencia sólo da débiles órdenes de este tipo, y su mente instintiva no se imbuye de esa confianza que debería tener, y a menudo encuentra que su amo (con frecuencia invariablemente) le permite recibir las órdenes e instrucciones de otros, hasta que automáticamente se abandona y actúa de acuerdo con casi cualquier sugerencia fuerte que venga de afuera. Tales sugerencias externas pueden ser verbales o dirigidas por las ondas de pensamiento de otros.

Muchas personas no tienen confianza alguna en su propio “yo”, son como ovejas humanas y siguen naturalmente a su líder, de hecho, son infelices a menos que sean conducidas. Cuanto más fuertes sean las  órdenes, más prestas están a obedecer. Cualquier afirmación hecha a ellas, positiva y autoritariamente, es aceptada y actúan en consecuencia. Tales personas viven de la “autoridad”, y constantemente buscan “precedentes” y “ejemplos”, necesitan a alguien en quien apoyarse. Para resumir, son mentalmente perezosas en cuanto se refiere al ejercicio y desarrollo de la conciencia del “yo”, y por consiguiente no han afirmado el mando sobre de su mente instintiva, sino que le permiten estar abierta a las sugerencias e influencias de otros que, muy a menudo, son aún menos calificados que ellos mismos para dirigirla, pero que sucede que tienen un poco más de “confianza en sí mismos” y “seguridad, algo más de conciencia del “yo”.

Ahora, respecto a los medios con los cuales se influencia la mente instintiva. Hay innumerables métodos y formas de práctica, consciente e inconsciente, para producir tales efectos, pero pueden agruparse aproximadamente en tres clases generales, a saber:

(1) la sugestión personal;
(2) la influencia del pensamiento, presente y distante, y
(3) la influencia mesmeriana o hipnótica.

Las historias de tiempos de la brujería no son todos meros engaños y supersticiones, pues debajo de los exagerados relatos y cuentos puede encontrarse una gran base de verdades ocultas.

Toda la magia negra o brujería del mundo combinadas no podrían afectar a un hombre o mujer que tengan una forma superior de conciencia, pero uno de propensión temerosa, supersticiosa, con poca o ninguna seguridad en sí mismo o auto-confianza, está propenso a tener una mente instintiva lista y madura para el ingreso de tales ondas o formas de pensamiento perjudiciales. Todos los conjuros, “ensalmos”, etc., de los vudús, “brujas”, hechiceros, etc., etc., no tiene eficacia más allá del pensamiento enviado en su práctica, y ese pensamiento se hace más potente porque se concentra mediante ritos, ceremonias, “ensalmes”, imágenes, etc., de los impíos devotos de la magia negra. Sería igualmente potente si se concentrara por algún otro medio; pero, no importa cuán concentrada o cómo se envíe, no puede tener efecto a menos que la mente instintiva esté lista para recibirla, asimilarla, y actuar en consecuencia. El hombre o mujer “que sabe” no tiene nada que temer de estas prácticas. De hecho, la sola lectura de esta lección sacará de muchas mentes la receptividad que les podría haber, o les ha, permitido ser influenciados en mayor o menor grado por los pensamientos egoístas de otros.

Recuerde, la mente atrae sólo pensamientos que están en armonía con los suyos propios, y la mente instintiva es influenciada contra sus propios intereses, sólo cuando el dueño ha admitido su propia debilidad y falta de habilidad para dominarla y protegerla. Usted debe cuidar a su propia mente instintiva, y afirmarse como su amo y propietario, pues, de otra manera esa propiedad puede ser reclamada, exigida y usurpada por otros más  dominantes que usted. Usted tiene dentro de sí la fuerza y el poder  necesarios, pero sólo si los reclama. Son suyos al pedirlos ¿Por qué no los exige? Usted puede despertar la conciencia del “Yo” y desarrollarla con el poder de aserción que ayudará en su desenvolvimiento.
(14 Lecciones Yogui).
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