
Además, la matrix refleja nuestros deseos, nos enseña lo que queremos pero no tenemos, y nos muestra que no lo vamos a conseguir y nos proporciona justo este tipo de experiencias.
Si queremos algo, se lo decimos inconscientemente a la matrix y lo que no tenemos es exactamente lo que se refleja. Por esta razón es importante dejar de lado los deseos. Si dejamos de lado el deseo de algo, pasamos a la etapa de transformar el deseo en una intención y es ahora que podemos decidir sobre ese algo, podemos elegir sin la sensación de falta o del deseo.
La matrix como en un gran espejo, a un lado se encuentra el gran campo morfognético con la información y al otro lado la realidad que percibimos. O lo que percibimos como real es la manifestación de la realidad metafísica o cuántica que es la que sustenta todo lo que nuestros sentidos captan y decodifican.