El éxito no viene por la posesión, por la fama, el reconocimiento, cuanto tengo o le que hago.
Sino que es una realización interna, es poder aumentar la conexión contigo mismo. Es lograr la manifestación real, divina en todo.
Por lo tanto, el éxito no es un objetivo es un propósito, porque no hay egos que alimentar, solo alimentas el amor cuántico hacia ti y a todos los demás.
Esto te lleva a sentir paz, plenitud y estás en coherencia en todo lo que haces, es decir, estás en un estado de realización.
Las luchas internas, por las preocupaciones del mañana, generan mayor espacio para la energía del miedo y la duda. Más duda, más desconexión, más incoherencia.
Por eso, saca tu atención de las cosas que hay que conseguir, mirar lo que ya has conseguido y así, poder disfrutar de lo que hayas logrado.
Centra tu atención y agradece por lo que ya tienes, esos son los pilares para seguir.
Si en verdad deseamos cambiar nuestras condiciones de vida, si en verdad queremos transformarnos, si en verdad anhelamos la salud, la abundancia y las riquezas, es necesario girar y volver a mirar a nuestro interior.
Ahí se encuentra la llave espiritual que revela tu verdadero propósito.
La llave espiritual que revela el camino para sanar, liberar y romper tus limitaciones.
Cuando la encuentras, los velos se van desvaneciendo sucesivamente y la claridad de tu esencia se hace más fuerte, y mayor éxito que este estado, no existe.