Cada alimento que comemos es información bajo cierto patrón de energía vibratoria. Es decir, la propiedad más importante es la calidad energética de cada alimento, a mayor vibración contiene mayor luz o fotones y a menor vibración hay ausencia de fotones, y por lo tanto, más denso.
Nuestro cuerpo es vibración y lo que lo alimenta también lo es. Cuando un alimento entra en el campo vibratorio de tu cuerpo éste va a afectar a tu patrón de vibración. Por eso es necesario cuestionar antes de comer ¿qué vibración tiene este alimento? Y reflexionar si quieres que ese tono de vibración entre en tu campo vibratorio, y lo afecte.
Y no sólo la comida, sino también personas, lugares, ambientes, experiencias, recuerdos, pensamientos e información.
Todo tiene un sello energético porque vivimos en un universo vibratorio y nosotros somos un campo vibratorio dentro de ese universo vibratorio.