El alma que se va a encarnar se reúne con sus guías espirituales para planificar la vida futura. En esta reunión , el alma y sus guías estudian las tareas que necesita la primera par a lograr el crecimiento, definen la tarea personal a desarrollar en la encarnación subsiguiente.
Después de la planificación, el alma entra en un proceso en el que pierde poco a poco la conciencia del mundo espiritual.
En el momento de la concepción se crea una relación energética entre el alma y el óvulo fertilizado. En este momento se crea también una matriz etérea que protege al alma de cualquier influencia que no sea la de la madre.
A medida que el cuerpo crece dentro del vientre materno, el alma empieza a sentir lentamente su arrastre y se va conectando de forma consciente y paulatina con el cuerpo.
En un momento determinado, el alma cobra súbita consciencia de esta conexión, se produce un poderoso destello de energía consciente que desciende hasta el cuerpo en formación.
Entonces el alma vuelve a perder su conciencia, para despertar de nuevo, poco a poco, al mundo físico.
Este poderoso destello de conciencia corresponde al momento en que el feto empieza a dar señales de vida. (Barbara Brennan)