En la naturaleza todo tiende hacia un estado de equilibrio. La caída de la presión atmosférica se equilibra con el viento. La diferencia en temperaturas se compensa por el intercambio térmico. Dondequiera que exista un potencial excesivo de cualquier energía, aparecen fuerzas equilibrantes, dirigidas a eliminar el desequilibrio.
Por ejemplo el éxito siempre es seguido por el fracaso. Todo eso son manifestaciones de la ley de equilibrio. El fracaso como el éxito alteran el equilibrio. El equilibrio absoluto es cuando no pasa absolutamente nada, no hay absolutos.(Zeland)
Otro ejemplo, cuando sedo el asiento a una persona mayor en un colectivo, existe una energía que me impulsa a ayudarle; así como también otra de iguales características que me hacía el no cederle. En mi caso, cedí a darle el asiento a esta persona mayor, por lo que toda esa energía se distribuye en mí química y fisiológicamente, dirigidos a ese fin.
Pero, ¿qué pasa entonces con la otra parte?
Aquí es donde empiezan los problemas.
Si somos capaces de reconocer esa otra parte, entonces provocamos un aumento de calidad de nuestra energía (integración); esto es, crecemos.
Si por el contrario, pretendemos negar que un pensamiento de rechazo estuvo ahí, si lo suprimimos, la energía no fluirá, generando los bloqueos y luego los síntomas correspondientes a nivel físico y experiencias.
Bloqueos de igual frecuencia resonarán en nuestro campo, empezarán a crecer y luego, a tener autonomía y tomando así el control de nuestros pensamientos, emociones y cuerpo físico. Es así como vamos creando en nuestro inconsciente aquello que llamamos "nuestras sombras".