Los patrones de una generación tienden a repetirse en la siguiente. Puede ser la compresible transmisión de conocimientos de un padre a un hijo que hace generaciones de abogados, mecánicos u hombres de negocios, o también la comprensible transmisión de prácticas de consumo de alcohol, o de rasgos de carácter, como la honestidad y la confianza.
Sin embargo, hay otro tipo de patrón que parece ser ajeno a la transmisión de conocimientos o tendencias y que puede denominarse miasma energético generacional.
Los miasmas energéticos hacen que las acciones de las personas y principios escapen al control de la persona o de la familia que vive el patrón. Por ejemplo, un pierde su trabajo al mismo tiempo que a su mujer fallece de forma inesperada.
Ninguno de los dos hechos parece guardar relación alguna, tampoco están bajo su control, pero esta misma coincidencia le ocurrió a su padre y a su abuelo.
Algunas familias viven la misma tragedia en historias distintas que se reproducen generación tras generación.
A veces los miasmas energéticos se deben a pensamientos o a seres perjudiciales que se transfieren de una generación a la siguiente. Puede que en una generación no se manifiesten pero que aparezcan dos o tres generaciones más tarde.
Algunos miasmas energéticos son extraños pero no destructivos, como cuando los miembros de una familia que llegan al final de su vida natural fallecen el mismo del año.