Perder nuestra verdadera identidad es perder de vista al verdadero Ser que ya somos y, cuando esto sucede dejamos que nuestro inconsciente nos defina y tome el mando a través de todos los programas que pueden venir de nuestro inconsciente ancestral. Esto nos llevará a activar programas de supervivencia a tope y potenciando las necesidades de pertenecer, ser parte de algo o alguien, necesidad de protección, de contención, de ser vistos, etc.
Y van a ser estas necesidades que generen un determinado estado del ser, convirtiéndonos en un imán que va a atraer las mismas experiencias una y otra vez.
Es de esta forma que obtenemos una pseudo identificación a la familia, a la pareja o al entorno y así poder satisfacer temporalmente esas necesidades. Temporalmente porque cuando intentamos movernos en dirección contraria a las normas de la familia, religión, relaciones o el entorno, es cuando viene el caos, los miedos y temores, a perder esa seguridad que creíamos haberla hecho nuestra para siempre.
Identificar y darle el lugar correspondiente a las necesidades que se activan, es decir, aceptar que estas necesidades están en nosotros e integrarlas, nos ayudará a volver a nuestro verdadero Ser: (Esperas que el entorno valide cada uno de tus pasos para poder avanzar. Necesitas ser importante, reconocido y correspondido por los demás. Buscar una constante aprobación. Necesidad de ser visto).